martes, 6 de septiembre de 2011

Hoy un Café

Hoy es un día de esos a uno le toca ir de oficinas. Banco, colegio compañía de seguros. Un día para aborrecer el verano Barcelonés.


He comenzado por acercarme al centro en autobús. Aun era pronto, un Bus urbano lleno de oficinistas y dependientas de comercio. Me gusta mirar con disimulo, todos llevan escrito su futuro inmediato. Algunos se supone luminoso otros en cambio... ¡Uf!


El bus sin consecuencias, hace tiempo que no veo al sargento. El sargento, es como yo llamo, a una mujer fibrosa con un cuerpo de atleta que suele tomar el mismo Bus que yo en la misma parada. Tiene las facciones muy duras, lleva el pelo a lo garçon. Y posee una mirada fiera. Casi inquietante. Pero no se pude decir que no sea guapa. Recuerdo que uno de los primeros días que coincidí con ella, la encontré tres veces en poco tiempo. Cosas del azar; la miré, supongo que las tres veces con una cierta insolencia. Algo así como; te conozco y no se de que, a la tercera vez fue ella la que me vio primero. Era en un pasillo de metro, al cruzarse nuestros ojos no pudo reprimir una sonrisa y un amago de saludo. ¡Hummm! Tiene alma. Creo que es una invitación a hablar la próxima vez. Algo trivial, pero es una mujer con duende.


En el banco he resuelto mi consulta con rapidez, después he ido al colegio. Otra vez el Bus. La turistas de siempre. Esa turista rubia, con un pantalón short, que le marca muy bien las nalgas. Lo tópico. Mas arriba la chica de gestoría o de bufete con un montón de dossieres en una cartera. La sudamericana que parece haber nacido dentro del vaquero cosas del Denim. Mas alla otra con un pantalón prieto que parecía de napa. Me ha recodado las morcillas de Tortosa, no se por que.


Segunda estación. En el colegio no todo son facilidades, pero al fin he conseguido el numero de teléfono profesional del colegiado que buscaba.


Ahora todo vuelve a la rutina. Son solo las diez y diez; no se porque algo me ha recordado que me deben un café. ¡Un café ! Que una mujer te deba un café, tiene algo de pícaro de sexy. Mira por donde, me voy a tomar uno a su salud. Un café así como la percibo a ella, intensa aromática fuerte...


Aquí cerca esta Salvador Sans el del Magnífico. Los Sans son una familia de cafeteros de Barcelona con casi un siglo de actividad mercantil. En su tienda se pueden encontrar cafés de todo el mundo. Su especialidad cafés de territorios muy pequeños, con climas muy concretos suelos volcánicos o no y un historial de cuidado de lo que puede ser una D.O. del café.


Un Papua nueva Guinea, un Kenya, Nicaragua Magaropipe,. UF vale me faltaría espacio. Bien una de las tiendas de Salvador está en la Diagonal. He dado un vistazo y he pedido un expreso.


Un café aun de maquina exprés es un rito. Primero un vasito de agua, Solán de Cabras. Hay que poner la boca a cero. Luego la dependienta ha ido al tanque correspondiente ha tomado una dosis en un vasito de plástico lo ha molido delante de mi. Me ha dado a oler el grano triturado. Perfecto, lo ha puesto en el cacillo le ha dado la presión justa y ha pulsado el botón de la cafetera. La taza se ha ido llenando poco a poco. Lo ha puesto ante mi.


¿Azúcar? Moreno por favor. He disuelto lentamente el sobrecito en la infusión todo a la altura de mi nariz. Que maravilla, un café, un café como tu mujer. Intenso tibio oloroso excitante, la dosis justa de cafeína, y el punto de dulce que no quita ese sabor entre ácido y amargo.


Es cierto mujer, me debes un café, así como este, negro oleoso fuertemente sápido. Así como tu, de aroma profundo embriagador excitante. Lo espero; hasta la noche.


Darío

sábado, 3 de septiembre de 2011

Para ella que sabe de mis desvelos.

Frambuesa silvestre que del bosque es oro

melodía del ave canto sonoro.

Como pera en tabaque es tu dulzura

tu sonrisa me mata mujer madura.

Que los vientos me bebo tras tu figura

por tenerte a mi lado ardo y deseo

por andar tu camino ir a tu encuentro

por besarte en los labios y ser tuyo...

entero.

Darío.

Para esa esta aquella, siempre que sea mujer madura.


 

El misógino (microrrelato)

Hoy había quedado con Paco para ver la exposición de fotografías de Català Roca en La Pedrera.

Paco, es uno de esos tíos, que la mujer y lo femenino siempre le producen comentarios irónicos o mordaces.

Pero tengo con el una buena relación comercial, desde hace unos años, consigue que publiquen cosas mías en distintas revistas. Por otra parte, a la hora de la verdad, Paco es con las mujeres un perrillo faldero. Sus ladridos de doberman, sus ironías, son solo pose.

A ver que me centro. Eso que salíamos los dos de La Casa Milà de ver esta exposición que tanto me habían ponderado. Cuando plás de cara, así como un tropezón, vemos a dos senyoretes que venían por la acera en dirección hacia notros. Yo he quedado hechizado por la mirada de una de ellas. Hasta que Paco me ha bajado a tierra de un codazo.

Chico que no has visto “hoja verde”.

Hoja verde hoja verde no se, pero no me negarás que son monas.

Anda anda.

Que si, que si, mira que glamour... La glamourosa de la izquierda calzaba unas zapatillas con plataforma y abundante tacón. Dejaban ver, unos pies pequeños, cuidados con las uñas pintadas de rojo bermellón. Unas piernas bien torneadas morenas hasta la rodilla. Allí algo parecido a un poncho de gasa gris jugaba con el trasluz dibujando unas piernas proporcionadas y unas caderas armoniosas. Mas arriba la cintura breve y unos pechos, cuyas areolas y pezones, se veían mas que insinuarse a través de la gasa.

¿Pero has visto? Le he dicho

Si que.

Esa sensualidad, esa elegancia, esos calzados esos trapitos seguro que llevan una firma de alto diseño.

Si, mercadillo de Sábado en Martorell.

Pero como dices eso.

Por que tengo razón tonto.

En ese momento la pareja ya nos había sobrepasado. Al volverme vi sus nalgas turgentes jugar al escondite tras la gasa del vestido.

¡Mira mira Paco! Lleva tanga, se le ve el cordoncito y la cinturilla.

¡Hu! Seguro que lo lleva mas mojao que una mecha de qunqué.

Paco eres la leche, eres un remedio contra la lujuria. Tu haces bajar los ánimos, al tío mas “bragao”

Tu que en que ves un palo de escoba con faldas...

Pero no me negarás que tienen un señorío una cosa que no es de aquí no se una delicadeza que nop tienen nuestras mujeres...

Perdona Darío eso es producto nacional en la frontera de entre el cutrelux y el glamour pueblerino.

¿Que te juegas?

Yo no nada que te temo. Paco a pesar de ser así, misógino perdido, tiene labia y facilidad para el ligue. Mejor no apostar nada.

Huy que tarde es, te dejo, nos vemos entre semana.

Bah cobardica, que no quieres ver como has metido la pata.

Justo he llegado a mi casa, y ha sonado el teléfono; era Paco.

Oye, que con todo eso se me ha olvidado decirte que tu artículo lo necesito para el martes. Y por cierto Merçe y Rosa de Piera oyes de Piera, ya decía yo de fashion fashion Martorell. He quedado con ellas el jueves si quieres... bueno si tu mujer te deja. Puedes venir.

Señor señor como un misógino como Paco será capaz de ligar así. Es que das pan al que no tiene dientes...

Darío

viernes, 2 de septiembre de 2011

De una entrada en F.B. De Norma Jané Knorr


La mirada helada, fija cristalina.


El pecho inerte la boca anegada


algas en el estanque del recuerdo.


Que flotan en la memoria común


de aquellos, que te llevamos al cementerio.


Todo lo tuyo, tus luchas, tus triunfos y tu fama


Son hoy el patrimonio de nosotros tus deudos...


Darío

La mujer invisible

Esta mañana, al salir de la ducha, he oído como mi teléfono móvil me avisaba con una serie de zumbidos que tenía algo para mi. Al mirarlo he visto Llamada Perdida de P_forto 653******.


Inmediatamente un segundo zumbido SMS de P_forto.


Fortó es un amigo de esos de toda la vida. Nuestra relación se remonta al Bachiller. Aunque el es cuatro o cinco años mayor, el era ese chico mayor que me protegía... de otros chicos de mi edad y aun mayores. Pero veamos el mensaje: Darío pásate por el despacho que quiero ver como tengo la cartera de bolsa. ¡Ah! y a ti que te gustan la mujeres te contaré de una que...


Fortó hizo la carrera de derecho, ha sido un profesional bregado en procedimientos judiciales. Ahora, casi retirado, sigue dirigiendo el bufete, aunque la mayor parte del trabajo ya descansa sobre su hija y un sobrino que se reparten derecho mercantil y civil principalmente.


Bueno, yo soy de los por que pasar un rato con un amigo, dejo cualquier cosa que esté haciendo. Pienso que los ratos con amig@s suelen ser irrepetibles. Y trabajar se puede hacer siempre.


Lo he llamado, y su respuesta ha sido: Ven ven cuanto antes...


A los veinte minutos estaba tocando a su puerta. En que ha oído mi voz en recepción ha salido a recibirme con la sonrisa grande y el gesto amistoso que el dice reservar “para los de siempre”.


Pasamos a un segundo despacho mas pequeño y amistoso. Hemos repasado el estado de sus valores, me ha pedido mi opinión sobre ellos y me ha dado instrucciones para operar.


Terminado esto me ha mirado con cara maliciosa y me dice: Ayer era el primer día de trabajo después de las vacaciones. Joaquín, el compañero de mi hija, recibió una petición de hora para una señora clienta. Como la información obtenida por teléfono no le había parecido muy clara me pidió que si podía asistir a la reunión. Como es natural, acepté. Para que estoy yo en este bufete si no es para darles a los chavales mi experiencia.


La señora estaba citada a las 5:30 y justo a las 5:28 sonó el timbre, Los dejé solos los diez primeros minutos y después atendiendo una llamada interna acudí al despacho.


Joaquín, nos presentó. La señora X, el señor Fortó nuestro socio senior. Inmediatamente hizo un breve resumen de lo que la señora había expuesto hasta ese momento. Es algo que considero un buen ejercicio. Por una parte el cliente, se siente atendido, siente que ha sido escuchado. Por otra si hay algo que no es exacto, tiene ocasión de corregirnos y nosotros por su cara podemos saber que efecto le produce ver su situación así expuesta.


Joaquín continuó: El caso es que esta señora se le ofreció un tratamiento de belleza, por parte de sociedad, Cronos Especialidades Clínicas. Una vez en marcha el primer tratamiento le ofrecieron -sin gasto alguno por su parte-participar en un programa de tratamiento experimental, de algo que la sociedad pensaba sacar muy pronto al mercado. La señora firmó un contrato del que nos traerá una copia y nos pide que le reclamemos al esa sociedad una indemnización por daños y perjuicios. Hasta aquí las palabras de Joaquín. Que con un gesto señaló a la clienta, al mismo tiempo que le pedía confirmación de lo expuesto y la invitaba a continuar.


Ella tomó la palabra para decir: Pues si es eso mismo. Mismamente es eso. Antes de empezar el tratamiento yo era una mujer que llamaba la atención, mi cutis, mi cara, mis piernas. Eran el objeto de las miradas de los hombres. Y ahora desde que sigo el tratamiento me han hecho invisible. !Si si in vi si ble! Ya puedo entrar en un café subir al transporte público o pasear por la Diagonal. No me ven no me miran. Eso es que me han hecho invisible...


Darío