lunes, 9 de enero de 2012

El le había -o al menos eso creía- dedicado una novela setecientas paginas.
En realidad aquejado de esa enfermedad del ego que tienen algunos escribientes en las setecientas paginas solo hablaba de él mismo.
Ella mas prudente se limitó a reservar en su diario una docena de caras, aquellas que tenían el color  el tacto y el perfume de las sábanas,  de aquel hotel para parejas que frecuentaban.
Así cada cita, era como una carta, sin texto. Elaborada en la cama, pensada en los entreactos y en un sobre color rosa palo como el cobertor del mueblé. Con ese color de amor exangüe en que terminaban sus desventuras.
Un día en el futuro, se imaginaba ya anciana leyendo aquellas hojas nunca escritas. Repasando las novelas de sus amantes y contestando aun con orgasmos imaginarios aquellas palabras que nunca le escribieron para ella. ¡Uf los hombres ¿Porqué serán tan egoístas?!

Darío

lunes, 2 de enero de 2012

Cierta soledad

Una cierta soledad.

Dolora inundando el alma, sus perfiles y sus costas.

Alba gris, acantilado, luz del pensamiento aurora.

Sombrío amanecer y sabia soledad por indolora.

Darío

sábado, 24 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad

José subía las escaleras con dificultad.

Hacía un rato, que María había oído como las sierras del taller se habían apagado con el ruido grave de una sirena.

Ella salía a recibirle a la puerta de su vivienda. Supuso, que por ser viernes, José su marido, se había entretenido un poco mas. Habría pagado la semana a los dos operarios y habría hecho un pequeño arqueo de caja. Cuando llegó a la puerta su marido ya estaba en el penúltimo rellano.

La cara de José era triste, denotaba un cansancio de siglos, en su mano subía una bolsa de cuero con el dinero de la recaudación.

María se adelantó sonriente, le tomó la mano y juntos hicieron los últimos pasos hasta la vivienda.

Miró a su marido con ternura, con la infinita ternura, que la tradición le otorga, y este como en una escena repetida durante siglos comenzó a lamentarse:

Que si los impuestos lo ahogaban.

Que el banquero, cada día le ponía mas duro, el conseguir un crédito.

Que los trabajadores cada día ponían menos cuidado en su trabajo...

María asintiendo, le condujo hasta el sillón. Le descalzó, mientras le ponía las pantuflas, observó los tobillos de su marido. Hacía semanas que lo encontraba mas torpe al moverse. Eso le preocupaba.

José seguía lamentándose, añoraba aquel pequeño taller de de Nazaret

¿Porque tuvimos que venirnos aquí?

¿No era esa mejor vida?

Allá era carpintero, lo que equivalía a constructor, sabía cortar las vigas de una casa, y construirla desde los cimientos. Aquí en la urbe solo podía trabajar la madera, puertas bancos, alguna mesa y poco mas. En NY, los carpinteros solo hacían muebles y el Lower East Side, el barrio judío, solo se trabajaba para los vecinos del barrio.

María sonriendo, le dijo, no te aflijas, ya sabes porque. Es es por el niño. Primero huimos de Herodes luego de Pilatos y Roma mas tarde...

Somos una de tantas sagradas familias que tienen un mensaje que dar a los hombres. En cada siglo, en cada ciudad, ha habido una de imagen nuestra.

José asintió. Ya se ya se... que es por El y su mensaje.

¿Por cierto que hace?

Ah está en su habitación, conectado a Internet; contestó María.

¿Internet? ¡La Toráh es lo que debía estar estudiando! ¿Has hablado con el rabino?

Si si, José, contestó María, ya lo sabes y sabes la respuesta; es capaz de confundir al Sanedrín con sus preguntas. Gracias que rabí Simón tiene una gran paciencia.

¿Y en la escuela que hace?

Sus maestros dicen que es un soñador, es muy despierto, y va muy bien es sus estudios aunque no lo ven leer un libro.

Este niño, ¡Será mi cruz! Dijo José algo enfadado; María no pudo evitar un gesto de dolor al oírlo, ¡No podría estudiar un poco como los demás!

Voy a hablarle, de hoy no pasa. Jesús Jesús donde estás.

Estoy aquí padre.

¿Qué haces?

Miro el universo por Internet.

Vaya ocupación, tu sabes que debes obediencia a tu padre y a tu madre así que deja el chisme ese y ven que hay que pasar las cuentas del taller.

Pero es que... tengo un sistema solar en observación.

Ni sistemas ni soles, ya es hora de que te ocupes de las cosas de tu padre.

Eso hacía, dijo el niño en voz baja.

Pues vale, deja ese juego y a repasar las facturas conmigo.

Jesús echó una ultima ojeada a esa estrella y su corte de planetas. Un mundo de mundos.

Tomo su ábaco y comenzó a sumar las facturas de los proveedores.

En tanto en su habitación el ordenador emitió un pit pit entrecortado y poco a poco todos los planetas , perdida la atención del niño, fueron colapsando.

Hasta el sol se apagó en un estallido silencioso.

Darío

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Villancico 2011

Esta noche nace el hijo de Dios

yo como cristiano a postrarme voy

ante el niño chico hijo del Señor.

 

Que podré llevarle al rey celestial

que le podré dar.

Que podré llevar a quien todo ha

 

Pobre ha nacido por su voluntad

 

Al claro portal

Llevaré mis odios rencores y penas

mi ira, mi mal.

 

Para que los cambie, por amor y paz.

 

Y ante el niño chico

baja la cabeza la rodilla en tierra

pediré solaz

 

Solaz para el alma y a los hombres

paz.

Darío

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cumpleaños de un beso

Era una fría mañana de primavera.


El sol se levantaba entre un edredón de nubes rosas, una de las primeras cosas que vio esa mañana fue a la Señora Beso, atareada en al cocina de su casa. La Señora Beso solía ser muy madrugadora; pero aquel día, cuando el sol la miró, comprendió que ya hacía un por lo menos un par de horas que batallaba en la cocina.


Las alondras viejas, residentes en los sembrados fronteros, ya sabían de estos menesteres y subían al cielo cantando y contando:


La Señora Beso tiene cumpleaños... tiene cumpleaños...



Y las golondrinas, que a esa hora buscaban insectos muy cerca del suelo, preguntaban.


¿Que es cumple años?


Un mochuelo, que se acababa de retirar de su juerga nocturna, dijo:


Un cumpleaños o aniversario, es una fiesta que se celebra para conmemorar el día del nacimiento.



¿El día que nacieron? ¿Y como pueden recordarlo?


Nadie sabe el día que nació. Terció una golondrina.



Se lo dicen sus padres, dijo la abuela alondra, que pasaba por ser la mas sabia de las aves siempre que no estuviese la abuela mochuelo.


Sultana, la perra de la Señora Beso, no entendía muy bien eso del cumpleaños. Ella medía su tiempo por camadas. Sabía que cada cierto tiempo se ponía muy melosa con los machos, que engordaba, hasta que unos sesenta días después, alumbraba un montón de cachorrillos.


Pero nunca, nunca, había tenido junto a ella los cachorros hasta el siguiente estro. Tampoco conocía a ningún animal que lo hiciese. Aunque había oído historias, de sus primos los lobos, que decían vivir juntos en la misma manada hasta cuatro y cinco generaciones.


¡Bah! Fantasías.


Aunque duraron poco sus pensamientos, un olorcillo a pastel, proveniente de la cocina atrajo toda su atención. Con la boca literalmente hecha agua, fue a ver que se cocía (nunca mejor dicho) en la cocina de la Señora Beso. Empujo la puerta con su gruesa pataza y se sentó mirando muy atenta a su dueña. Esta, no se había dado cuenta de la presencia de Sultana, así que el animal tuvo que llamar su atención con un hi hi wuau, seguido de un movimiento de barrido del suelo con su larga cola.


La Señora Beso se volvió, buenos días Sultana le dijo. ¿Ya te has dado cuenta que estoy haciendo pastel verdad? Hi hi wau, contesto Sultana. Si si ya se que quieres. Esperas que te de el sobrante de la crema del relleno y uniendo la acción a la palabra dejó caer un poco de crema en el plato de Sultana que precipitó sobre el barriendo con la lengua toda la crema que le había puesto.



Hi hi hi wau hi después de relamerse hasta el hocico. No ahora no te doy mas que si no no me quedará para el pastel y hoy es el cumpleaños de Kiss y Kuss los gemelos.


Sultana entendió vagamente lo de Kiss y Kuss eran los pequeños de la familia pero eso de cumpleaños solo lo asociaba con la crema que mama Beso hacía. Pero bueno que mas da, cumpleaños debía ser eso dulce que también llamaban crema y que a ella le gustaba mucho.


Por todo esto se dijo: Hoy no me muevo de la cocina, no sea que den mas cumpleaños de ese y por no estar, me lo pierda.


Cum-ple-años está bueno, y decía el mochuelo no se que del día del nacimiento.


Vaya; a saber como cuando y donde nacerán los besos... y se quedó dormida.


Por cierto vosotros lectores ¿Sabéis como cuando y donde nacen los besos? Porque yo lo ignoro.



Darío