martes, 31 de marzo de 2015

Funámbulos


La voz del anciano de la montaña rompió el silencio.
 
Siddhārtha Gautama o Buda Gautama dijo:
El hombre experimenta en la vida lo que ha querido, no lo deseado o lo soñado.
Vuestro hoy, es consecuencia de lo que quisisteis ayer. Venir aquí a meditar conmigo. Pero entre la voluntad y el hoy hay un trecho.
Cierto, que hemos visto al chaman, al naghual vivir y aprender en el ensueño. Pero también es un acto de voluntad y lleva tiempo...

Vive tu presente con la voluntad de tu mañana. (Por cierto os he dicho que dicen que la voluntad reside en el hemisferio izquierdo del cerebro. Pero esa es otra historia...)

Has venido aquí a esta cueva fría y silenciosa a meditar tu qué y tu en sí.
A ensimismarte, ser en ti mismo. Cuando aprendas a ser en ti, podrás, como el jinete avezado manejar tu montura con las rodillas sin riendas. Podrás cruzar sobre la vida, sobre la vida de otros, como el funámbulo que camina sobre una cuerda con la misma seguridad con que recorres el pasillo de tu casa.
Y el maestro comenzó a recitar un mantra mientras dejaba a los alumnos en la voluntad de ser un funámbulo sobre la cuerda floja que otros tendieron.

lunes, 30 de marzo de 2015

Como fruta de manzano




Ponte bajo de un manzano en la tardía primavera. No verás ninguna manzana.
No conseguirás ningún fruto, por más que trepes al árbol o lo sacudas.
Mas si te pones a su sombra en otoño. Las manzanas, maduras le caerán a las manos.
Nos esforzamos demasiado, o en el momento menos oportuno, para satisfacer los deseos del corazón.

Así decía el maestro Lao-Tse. Así os digo yo ahora. Todo fruto tiene su trabajo, todo fruto tiene su sazón. 
La vida es un gran ciclo, llena a su vez de otros mas cortos. Debes aprender a esperar, que la naturaleza llegue a darte su fruto en su momento.

El hombre hoy quiere melocotones en invierno, naranjas en verano y una huerta fecunda todo el año.

Lamentablemente, ha aprendido a forzar la naturaleza. Pero al forzar la vida, también ha roto su ritmo interno.
Por eso el hombre es hoy, insípido como el melón de invierno, como naranja de agosto, tenue como la sabiduría del niño. En pocas palabras inmaduro.

sábado, 28 de marzo de 2015

Cocotología


Hubo un tiempo en que la gente compraba microsurcos, e invitaba a los amigos a oír música en su casa.
Hubo otra edad, en la cual la gente tenía cámaras de super 8 mm y celebraba meriendas en su casa mientras pasaban el cine familiar. Hubo un tiempo aun más antiguo mucho mas antiguo en que la gente se prestaba libros.
Así la cultura y esencias de la raza...
Oh cierto interrumpió un espectador yo recuerdo haber visto en casa de mi tío unas películas artesanales del sitio de Barcelona en 11 de septiembre de 1714.
¡En 1714 no había cine!
Y que mas da, eso para hacer una ficción que guarde los valores de la raza.
Además tampoco había Esquerra y menos Republicana, aun faltaban 75 años para la revolución francesa, a pesar de ello Felipe V fue, a su manera, un rey ilustrado, y fue la ilustración la que hizo eclosionar la Revolución.
Estamos en el parking de la gran superficie, en un ángulo hay un lugar en que se almacenan cartones y envases, para su reciclado.
Allí en un rincón entre restos de retráctil y catones viejos hay dos indigentes llaman a su rincón El Ágora y su dedicación es la filosofía. Se dicen Platón y Sócrates.
Muchos días el que se hace llamar Sócrates, entra en el supermercado da una vuelta despacio, y cuando sale sin comprar nada, dice: cuantas cosas he visto, que no necesito.
Al club de los filósofos suele acudir un segurata llamado Sancho o llamado por ellos Sancho Panza.
Lo cierto es que las primeras visitas eran profesionales, su misión era evitar que los indigentes se levasen el cartón almacenado para reciclar.
Un día tuvo un breve enfrentamiento con ellos, se disponía el segurata a quitarle a un anciano unas cajas de cartón cuando Sócrates intervino.

Pero hombre de dios, porque no dejas que este hombre se lleve esas cajas, son su casa, su vivienda. Su techo y su alcoba, seguro que no las quiere para revenderlas...
Porque mi razón de estar aquí es esa, vigilar que ni un solo céntimo de la empresa se pierda.
¡Vaya un siervo del Tirano! Dijo el llamado Platón. Pero ya volveremos a eso.

Hablaba “Platón” de como se creaba la república catalana y lo contradecía Sancho con razones de Perogrullo.
Aquí la única revolución que hemos tenido fue la industrial. Una burguesía adinerada reconstruyó el barrio hoy llamado gótico a la misma velocidad con que pintaba y repintaba blasones.
¿Nunca hubo revolución dices? El que ahora preguntaba era Sócrates, nunca. ¡Pero nunca, nunca!
Jamás, y mira si la historia está falsificada que la Plaza de la Catedral no se terminó hasta que se demolieron unos edificios de la calle Corribia bombardeados durante la última guerra civil.
Nada en la historia barcelonesa está donde debe, ni siquiera la vergüenza.
Aquí la burguesía nació directamente del feudalismo y los mercaderes y empresarios del siglo XIX eran herederos directos del feudalismo.
¡A ver que va a enseñar esa oligarquía!
Silencio incómodo, Sócrates decidió meter baza a su manera. Comenzó diciendo.
¡Tu eres agente de seguridad y trabajaste antes en la banca!
Tu filosofía me lo dice.
¡Eres capaz de desahuciar a un pobre de su casa de cartón!
A lo que el llamado Sancho contestó:
¡Yo Soy yo y mi circunstancia! ¡Y si no defiendo mi circunstancia no defiendo mi yo!
Mi trabajo como vigilante de seguridad exige ya te lo he dicho que ni un céntimo de mi patrón se pierda. En cuanto a lo de filosofía has de saber que tengo el titulo de licenciado por la Universidad de Barcelona con media de sobresaliente. Además soy Doctor por La Sorbona con una tesis sobre la filosofía escolástica. Lamentablemente, eso solo me permite dos salidas:
A- ser enseñante de una filosofía en que no creo, dentro del marco de un sistema de enseñanza no ético no filosófico.
B- Hacerme cargo de las ediciones clásicas en una editorial de renombre (Las ediciones clásicas no pagan derechos de autor, por eso se antepone un estudio de cualquier prestigioso académico mal pagado y menos leído.
O lo que ves hacer de agente de seguridad durante ocho horas al día por bastante mas de lo que se paga por mi título y carrera.
No necesito decirle a usted más y ahora hagan el favor de abandonar su Ágora su Academo o cualquier forma de llamar a este espacio reservado para cartones y papeles viejos, trasladen o reciclen sus filosofías a un parque público de esos que mantiene la república o el ayuntamiento.
Y dejen de hacer cocotología con el pensamiento.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Mi Sensei o maestro


Tengo un sesnsei, en realidad es un hombre con formación de monje shaolin. Él es mi maestro, y me lleva a sitios donde hace particulares proezas.
A continuación me invita a imitarle, a mi, que son bastante esnob aunque no lo parezca, y me encanta sentirme admirado y aplaudido, disfruto con solo pasear a su lado, hay que reconocer que con su túnica amarilla y escarlata llama la atención hasta en una convención nacionalista. Y eso que los que usan la estelada como capa son todo un número de feria ellos solos.
Hoy lo he encontrado en el metro venía con el un joven con “percings” en el cartílago de la nariz (Septum piercing) Labio (Labret piercing) y dilataciones en el lóbulo de las orejas. Alguno me dejaré seguro, se han despedido en el andén luego mi maestro me ha confesado que está entrenando al perforado, porque se le ha ocurrido, ponerse unas lamparillas LED en cada aplique y aspira a poderlas encender con la mente.
Ante mi cara de sorpresa, el maestro me ha dicho con toda seriedad que no hay nada imposible para un cerebro bien amaestrado (supongo que quería decir entrenado.

Hoy me tenía que dar una clase de sensibilidad táctil y habilidad motora. Me ha llevado directamente a IKEA, una vez en el centro se ha dirigido sin vacilar a los aseos W.C. de hombres.
Es curioso IKEA es un centro donde se encuentran sin problemas camas y colchones de 2,10 metros de largo, porque están pensados en función de la altura de un sueco. Pero las tazas de los inodoros son rematadamente pequeñas.
Mi maestro se sentado en una, haciendo valer su entrenamiento en yoga supongo; luego ha puesto su mirada en el dispensador de papel higiénico, que es una cosa del tamaño de una lata familiar de conserva y tiene la peculiaridad de tener en su centro una abertura circular no mas gruesa que una velica de cumpleaños, (ver imagen) por la que aparece un churrito de papel finamente retorcido.

Bien el sesnsei se ha concentrado y con solo dos dedos ha obtenido del dispensador una tira de papel de mas de dos metros.
Me ha invitado a probar y una vez retrepado en el asiento, no he conseguido obtener mas de un servicio (inservible por supuesto) de no mas allá de 18 centímetros. Luego el ha vuelto a repetir la proeza y debería haber extraído una tira de unos cinco metros cuando ha comenzado a llegar público. Ha aparecido hasta el jefe de los seguratas y creo que el jefe de planta. Han hecho fotos y mientras discutían si llamar al Libro Guiness o cobrarle al monje por el dispendio; hemos optado, en ejercicio de la humildad que predica, tomar las de Villadiego.
Y allí queda eso, mi sensei y yo os retamos a obtener del W.C, de IKEA un servicio de papel higiénico de proporciones utilizables

jueves, 19 de marzo de 2015

El Suburbano


El poeta sordo cantaba Aida en la estación de metro. Muchos días lo vi al fondo del andén en una zona ciega sin casi tránsito de personas.

"Un esercito di prodi da me guidato. E la vittoria e il plauso di Menfi tutta! E a te, mia dolce Aïda, Tornar di lauri cinto Dirti: per te ho pugnato, Per te ho vinto!"

(Y la victoria y el aplauso de todo Memphis! Y a ti, mi dulce Aïda, El sueño de ser grande para la amada Retorno coronado de laureles Decirle: para ti he luchado)

Yo lo miraba gesticular desde enfrente con su voz poca y mala apagada por el ruido de los trenes. A mi lado una joven “drogata” arrastra por el suelo un reloj al que el camello no ha dado el valor de una dosis. Hoy tendrá que alquilar la figa.

Barcelona sórdida. No estás en los pasadizos del metro donde el mono mata. Mata la falta de chute, y como al poeta sordo lo mata la soledad y sueña ser un Radamés en la puerta del Liceo.

Son los pequeños miserables que se cruzan a diario en nuestra vida, tirados al lado de la via. Me gusta Barcelona la de las pequeñas miserias, la del ratero loco la drogata sola y poeta sordo.

Porque hay otra Barcelona, mucho mas miserable, más sórdida si cabe, es la ciudad iluminada por el sol la de la miseria en los despachos el cava adulterado y la sangre de los políticos. Los grandes miserables, aquellos a los cuales sus amantes negras, negras de alma, les entonan el Ritorna vincitor cuando llegan de poner en el nido del cuco el huevo del soborno, ese que arroja a los hijos de la decencia para dejar es su puesto la corrupción mas abyecta.
¿Qué diferencia hay? Entre la drogata que ve rechazado su reloj y el sobornador que no puede llegar al 3%? La que alquila el sexo por un chute, el que vende el culo por prebendas.

Me quedaré con el poeta sordo que canta Aida y me confiesa:
Ya se estoy loco, pero no hago daño a nadie ni vendo droga ni me prostituyo como aquella del despacho edificado a la sombra del cuento y forrado de oropeles de señera...