viernes, 24 de febrero de 2017

El Invidente


Hace ya años, cuando uno gastaba sus noches en bohemia y turbación, tuve un amigo ciego. Era alegre y algo parrandero, un ser que parecía estar forjado sobre su minusvalía.
De él, me separó una dama, o mejor dicho dos. Leucemia y parca.
Solíamos cenar en un cafetín, que como tantos otros había nacido a la sombra del desarrollismo de los 60/70.
En aquella época el tejido social de Barcelona... pero evocando, me alejo de lo que quiero contar.
Era natural de una comarca gironesa muy renombrada, por pero otra vez me alejo del camino.
¡Lo que tiene ser viejo! No se puede recordar nada que no evoque al mismo tiempo, en sincronía la realidad percibida entonces.
Pero hablo de cosas; que para cualquier lector con algunos años, son tan conocidas, que no vale la pena seguir.
Volviendo al asunto. Un día cené en la misma mesa que aquel invidente, y poco a poco se consolidó una buena amistad.
Tal vez fue Mariano, cocinero camarero y dueño del bar, quien me pidió que le acompañase hasta su casa. Él, el ciego nunca me pidió nada; estaba muy orgulloso de su independencia, vivía solo en la gran Barcelona. Trabajaba en una imprenta braille, su disminución no le impedía llevar una vida normal.
Cuando salíamos del restaurante, le tomé por el brazo para ayudarlo, días después era el el que se cogía de mi, y poco más tarde, hacíamos el trayecto de poco más de dos manzanas hasta su casa tomándome él por el hombro.
La forma de ir del brazo primero, y luego ligeramente cogidos por el hombro se correspondía con un grado de confianza que aumentaba día a día.
La confianza llegó a un punto en que él al acercarse y poner su mano sobre mi hombro me dijo:
Estas preocupado ¿Qué te pasa? Y yo no tuve inconveniente el decirle que si que así era. Pasé a preguntarle que como lo sabía.
Noto, me dijo, mayor tensión en los músculos de tu cuello y espalda.

¡Vaya! Resulta que tenía de mi una imagen de mi tono muscular, equivalente a la que yo podía tener de un rostro. Que distinguía la tensión, la preocupación, de la misma manera que yo vidente, lo hacía viendo la cara de una persona. Y que solo cuando tuvo confianza se atrevió a decírmelo. Igual que podía haber hecho yo si hubiese notado mala cara en algún conocido.
Comprendí, como era importante cruzar las calles por la esquina mas lejana al cruce, allí donde un automovilista se suponía que veía el paso de peatones desde los cien metros de una manzana del ensanche. El conductor ve a los peatones, y peatón, aunque ciego, los oye aproximarse en linea recta. Era más fácil así que el hecho que lo sorprendiera un nuvolari que acababa de hacer un giro de noventa grados.
Aprendí, los relieves significativos del pavimento del barrio, el estanco, su casa o el colmado disponían de estos ínfimos relieves capaces de dirigirlo a él directamente a la puerta sin la menor vacilación.
Sabía, con solo oír el eco de nuestras voces, si el camarín del ascensor de su casa, se hallaba en la planta baja o por el contrario había quedado en uno de los pisos superiores.
En aquel tiempo aprendí muchas de sus argucias para sobrevivir.
Yo intentaba ponerme en su piel y percibir su mundo. Alguna vez me proponía cierra los ojos y te guio yo. Y si cerrando los ojos me dejaba llevar de su mano o de el rítmico tac tac de su bastón golpeando el suelo.
Aprendí a intentar ponerme en la piel del otro. Entrenar la posibilidad de sentirse como otro. Desarrollar una habilidad que permita viajar un rato con los zapatos de otro.
Mas tarde, ejerciendo de consultor, o de psicólogo, -mas estudiante que terapeuta-. Aprendí a dedicar un tiempo a jugar al ciego, a intentar ponerme en la piel del otro, a pedir a un tercero; que después de oír la explicación dada por un compañero intentase hacer suyos sus puntos de vista. Podría un jefe de ventas sentir como sentía el jefe de producción. ¿Se podía defender el rol de otro en un grupo? ¿Y lo que es más importante podía hacerse de forma creíble?
¿Puedo, por un momento? Hacer míos los razonamientos de mi pareja, de mis hijos o de sus parejas...
¡Si es posible! Y también es posible verse como ciego, desasistido discapacitado en el mundo de otros en el territorio de otros. Es muy muy difícil caminar con los zapatos de otro, pero aun lo es mucho más transitar el territorio de otro. Yo tuve un buen maestro pero lamentablemente, muchas veces solo hago uso profesional de aquellas enseñanzas que aprendí ya hace muchos años de la mano de un ciego.

sábado, 31 de diciembre de 2016

Bollo de navidad Villarluengo

De mis bisabuelos se poco, el nombre, su lugar de nacimiento la profesión u oficio y poco mas.
Tuve una abuela natural de Valderrobres capital de la comarca del Matarraña, mi bisabuela era del mismo sitio pero el bisabuelo, había nacido algo más al sur en Villarluengo en el Maestrazgo turolense.
Mi abuela Pilar, fue una mujer de época, quiero decir que letras las justas, números pocos, lo que se usaba en unos tiempos en que si debemos hacer caso a las estadísticas el 80 % de la población femenina era analfabeta. Pero la mujer tenía que dominar todas las artes domésticas, cocina, costura, cuidado de los animales, médico y pediatra..
De mi abuela recuperé hace unos años y por regalo de mi prima Isabel un recetario de cocina en el que las cantidades se resuelven por puro empirismo, porque a fin de cuentas estamos hablando de usos culinarios anteriores al sistema métrico decimal.
De el pueblo de mi bisabuelo Villarluengo, hay una receta del bollo de navidad, he contrastado la receta en la Web del ayuntamiento y he encontrado que la elaboración de hoy es más rica que la que se usaba en mi casa.
La receta, rústica como pocas, es así. Tomamos masa de pan, toma ojo de buen cubero, y le añadimos aceite mientras lo admita. La experiencia me dice que una masa actual toma muy bien la tercera parte de su peso en aceite. Una vez terminada la operación de segundo o tercer amasado, se extiende la masa en un molde bandeja de horno y se cubre de nueces, se hornea, una vez que nuestro buen ojo nos dice que ya está hecha. La sacamos del horno echando sobre ella miel que habremos tenido en la boca del horno para que alcance su fluidez máxima (hoy usaremos un microondas). Al contacto con la masa y la bandeja calientes la miel hierve, empapa poco a poco el bollo. Que una vez frio dejaremos un par de días en la fresquera y eso es todo.

Un receta de bollo rústico, que en mi casa se debe remontar a 1850. Buen provecho.


Apéndice.

Pensando y recordando, mi abuela me contó, que su padre había veces llevaba un pobre a comer a casa. Una vez, Joaquín C. -esa es la J. Que aparece en mi nombre- la de mi bisabuelo.
Decía que, una navidad fue a buscar a su padre es decir mi tatarabuel
o, para traerlo a comer a casa por navidad. En aquellos tiempos fríos y caminos de herradura un par de jornadas. El Tatarabuelo había sido molinero, y hornero que no quiere decir que tuviese un molino, sino que trabajaba en el.

Era normal que molineros y horneros, fueran gente con pocos recursos con poca o ninguna tierra, y cobraban su trabajo en harina o masa. Tal vez eso explique lo rustico de la receta. No es un bollo de casa rica, al que se añaden en la harina huevos y nueces; como dice la receta que hoy se conserva en Villarluengo. El origen es una puella, nombre que se daba en Aragón a una ofrenda en masa de pan que se hacía como pago o como voto.
Esa masa, pago o salario, es la que al parecer enriquecían con aceite nueces y miel.

Áspera tierra del Maestrazgo turolense, tacaña en el fruto. Propiedades, si las había, de minifundio mezquino y miserable. Y a pesar de ello, almas ricas, desprendidas y gastronomías, que tienen tesoros como este, o un buen aceite, el jamón, hucha del pobre, y en el fondo del zurrón de los pastores un queso de Tronchón, del que ya se enorgullecía Francisco de Goya.
Pilar y Montesanto in memoriam.

martes, 27 de diciembre de 2016

De libros y Pastores.


He viajado como prescribe el médico panadero. Pio Baroja era así: el nacionalismo se cura viajando, el carlismo leyendo.
Si, Rubén Darío dijo de él que era escritor de mucha miga, por la panadería, Pio Contesto sobre Rubén que -era escritor de mucha pluma, se nota que es indio-.
La que tal vez sea  el mejor ejercicio de médico que hizo en su vida. Mantenerse fiel a juramento hipocrático. Porque era evidente que Rubén era alcohólico.
Pero dejemos atrás pelillos y picaduras. Me ha sorprendido que en el Hotel que visité hayan puesto un servicio de libros libres. Te los dejan en la habitación, si quieres los lees si no no. Si quieres llevarte uno o cambiarlo por otro tuyo puedes hacerlo.
Yo creo que me llevé el que había dejado la anciana inglesa con la que me crucé en la puerta, el que tenía manchas de te y violetas secas como punto de lectura...
Aunque; quien sabe, a lo peor era de la rubia ninfómana que me visitó en sueños.
Porque una habitación de hotel es limpia aséptica, no hay huella del anterior huésped... y ahora tal vez, tal vez, me dejen un imagen borrosa... un pensamiento entre las hojas de un libro viejo...

Paseaba yo ayer o como mucho anteayer por una cañada que llaman de los roncaleses. Y es que hay un camino de mesta que bajando del valle de Roncal cruza Navarra, y a la altura del municipio de Yesa cruzaba el río Aragón, por un puente del mismo nombre que la ruta, para terminar su trayecto en Las Bardenas Reales, cuartel de invierno de aquellos rebaños que están en el origen del queso de Roncal.
Fue puente de mesta y peregrinos jacobeos que un día vio como sus ojos peregrinaban también en las aguas del río.
Estaba imaginando yo las pastoriles estampas, cuando llamó mi atención un hombre al parecer pastor, que arreaba un hato de ovejas y cabras no mayor de la docena de reses. Nos saludamos con la cortesía y deferencia que se usa en el medio rural, o mejor dicho con la cortesía y deferencia que ya solo se usa en el campo.
Me informó sobre la vía pecuaria, sobre sus usos y costumbres sobre las jornadas 3, que lo separaban de los altos pastos roncaleses. Me comentó que ya los ganados no se mueven y si lo hacen viajan en camión, lamentaba el hombre la pérdida cultural que suponía para ellos los usos y costumbres las herramientas y aperos...
Confesó, que el se había hecho hombre en la posguerra civil, por aquellos andurriales, que su padre conocía bien tanto como pastor como batidor de las brigadas navarras en aquel conflicto, y que el amor a la tierra que le inculcaron le tenía preso aun a esas montañas.
Me habló de sus perros, y me mostró la mandarra o delantal de cuero que le ponían al buco, para que no malograra a las preñadas...
En fin historia de la que ya no se escribe y de la que no se cuenta. A poco y al paso llegamos a un cruce en el cual una curva cubierta de cañaverales ocultaba una nave prefabricada que era el aprisco de su rebañito. Lo despedí mientras arreaba su magro grupo al aprisco y continué el camino soñoliento de sueños de otros de recuerdos de ancestros. No habían pasado veinte minutos de nuestra despedida, cuando me saco de mi ensimismamiento el rugir de un motor y “ordía” que por detrás de mi montado en una nube de polvo como la del mejor rebaño acerté a ver un Ferrari Testarossa. Al llegar a mi altura se detuvo y contemplé con pasmo al pastor sentado al volante, me ofreció acercarme hasta el pueblo y yo picado de curiosidad acepté.

No me hizo falta preguntar, me contó que hacia ahora tres años les había tocado la lotería, que la ilusión de toda su vida era tener un Ferrari que había encontrado ese de segunda mano y no se pudo resistir. Seguía yo sin salir de mi asombro cuando al despedirme lo hizo con esta frase. Pues na que el que nace pastor, como dice mi cuñada es pastor hasta con Ferrari, que razón tiene dije yo. Evocando algún alto cargo de nuestra política que tampoco pasa de pastor por mas ministerios que monte. ¿ Y me pregunto yo? Eso será bueno o malo...

domingo, 20 de noviembre de 2016

Trotando por París 5ª

Leo en Pla; que, los porches de Turin -Torino- tienen un tono distinguido y considerable. Estos porches con sus hermanos de la Rue de Rivoli, en París...


No hace mucho tiempo yo transitaba bajo esas arcadas. Había dejado atrás una sesión maratoniana de Museo del Louvre. Era la hora de descansar, de comer, comer en París y con la cabeza chorreando arte, arte e historia, ¿Porqué será? Que el arte se vincula tanto con la historia. Es como si no supiéramos o no pudiéramos desvincular una pintura, una estatua, o una partitura musical, de el tiempo en que se elaboró.



Tenemos un arte mobiliar, formado por todos esos objetos móviles, cuadros, esculturas, joyas, tapices, que suelen acompañar al poderoso. La mayoría de las pinturas del Louvre son mobiliario de los palacios reales. Un día abandonan el palacio, o mejor dicho los inquilinos del palacio, son desahuciados por la historia y queda esa concha de caracol vacía. Un espacio plagado de pinturas lozas porcelanas y joyas, que encontramos muy natural sea visitados por el pueblo.



Luego hay grandes espacios, el arte inmobiliario, el arte arquitectónico que nació para permanecer en un sitio según deseaban sus fundadores. Pero esto no es del todo cierto, las fortunas horteras de USA compran arte europeo y se lo llevan. Los europeos robamos arte antiguo; asirio egipcio griego romano para nuestros museos. No solo eso también nos hicimos regalar templos y obeliscos. Los americanos nos imitan.

Decía comer en París junto al Louvre, buen problema, aunque los gabachos ocultan con delicadeza su afición a cocinas no francesas, o su concesión a la ingente cantidad de turistas y residentes extranjeros. No es tan fácil ocultar que el trasiego humano termina por configurar un consumo adocenado. ¿Es pensable encontrar en los lindes del museo, un local reconocido por su respeto a la cocina francesa hasta en las mignardises, o el mirepoix?
Ocupando una esquina en uno de los porches, hay una pizzeria, pizza alta cocina internacional. Eso es arte y no un chateaubriand y pommes soufflées.

El día desapacible invita a entrar, quedarse en la terraza es una heroicidad propia de la resistencia.

Un camarero contesta en correcto español a mi demanda de mesa para dos. Me indica un sitio y cuando nos dirigimos a ocuparlo, otro garçon me indica otra mesa en otro lugar con el mismo tono que podía usar un maréchal de logis del mismísimo corso.

Veo con estupor que las mesas son del tamaño de una casita de gnomo. Y añadiendo a eso el tono soberbio del écuyère de table ganamos la puerta de la rue con un sonoro adieu.



Al final suplimos la pizza, por una quiche lorraine también en versión -vaudeville- cosumida en un garito al aire libre en el Jardín de las Tullerías.

En las Tullerías hay dos dos animales que me llaman la atención. Los primeros son los gorriones que llegan a tu misma mesa, bueno es una conducta que ya había observado, se posan en el respaldo de la silla mas cercana, y esperan la ocasión para abalanzarse sobre las migas. El que nos tocó en París debía ser un experto, porque entendió perfectamente la indicación mía de acercar hasta su emplazamiento una gruesa miga de la quiche. Lo que me sorprendió fue lo sucedido a continuación, tomó la miga en su pico y voló al suelo, para comerla. Pero aun estaba aterrizando cuando otro gorrión se posó literalmente sobre el y le arrebató el botín.

Me distraje momentáneamente, con un viejo cuervo, grande como un pollo de granja, que parecía observar la escena con atención. No puede menos que evocar a los personajes que habitaron el palacio, hoy derruido, y de el que solo quedan los jardines.

Puede que el hecho que jardín y palacio fuesen mandados hacer por Catalina de Medici, que también sirvieran para el solaz de María de Medici, y que el Cardenal Richelieu habitara en las inmediaciones; de hecho es el creador del palacio del Louvre, parecía dar sentido al tema. ¿Y si cuervo y gorriones? Eran una reencarnación de Richi que como maldición estaba condenado a promover la guerra entre hermanos enemigos... porque en la Rochelle... pero no; he visto al cuervo señor de París pasear por Las Tullerías, Les Champs-Élysées y Champ de Mars Tour Eiffel. Donde no recuerdo haberlos visto es en jesuítico Sacre Coeur, de Montmartre, pero bueno los jesuitas dejaron a Richelieu a la altura de un cura de pueblo.

Decía que Richi era un hombre rico, por lo visto esto que el ejercicio del poder engorde la bolsa no es de hoy. A fin de cuentas provenía de una familia con lustre pero sin dinero y además era el cuarto hermano de cinco, su padre muere cuando tenía cinco años. Y debió ser solo por su industria que murió como el mas rico de La Francia de su tiempo.

Dejó en herencia una parte de su fortuna y un palacio para el mantenimiento de sus gatos. Aunque es cierto, que la Guardia Suiza ejecutó la sentencia de manera inversa. Cómo se pusieron los soldados de comer lapin a le moutarde, aquellos días.

Fue enterrado en la Sorbona. Y su imagen era tan odiada, que ciento cuarenta y siete años después, su tumba fue violada, y su cadáver decapitado con motivo de los fastos revolucionarios.

Continuamos el paseo hasta el fin de las Tullerías, se presenta un dilema y es la necesidad fisiológica que llamamos aguas menores. ¿Qué hacer? ¿Está permitido mear (o más) en un rincón del jardín como dicen lo hacía la nobleza en Versalles?

¡Pues no! La sabiduría urbana y urbanizadora de los parisinos ha dispuesto un mingitorio al final del jardín en el lado próximo al sena. Hay cola, pero es bastante rápido el acceder, vemos que hay que pagar, 0,70 € ¡vaya! Ahora el espectáculo merece la pena, al acceder a la cabina uno observa a dos ciudadanos de color, pero eso si con nacionalidad francesa, hijos del imperio colonial, que entran limpian y revisan el retrete, después de cada uso. ¡Esto solo sucede en París!

La tarde transcurrirá tranquila, primero la vista a la Plaza de la Concordia, lugar de la ejecución de Luis XVI, el monolito de Luxor, y un larguísimo paseo a lo largo de Champs-Élysées hasta Arc de Triomphe, unos 4 Km si Google no mide mal.

Luego un poquito de Bus hasta Champ de Mars a los pies de la Tour Eiffel nada de subir hay cola, y nos queda un paseo hasta La Ópera, Galeries Lafayette (Haussman) para terminar cenando una pizza ¡ahora si! A las 7,30 hora de regresar en un paseo lento a nuestro hotel, llevamos -salvo el momento de la comida- casi 12 horas de pie.

Es hora de descansar y mañanaaaaa...











martes, 8 de noviembre de 2016

El Louvre


El Louvre es el antiguo castillo transformado en palacio real. Fue Carlos V llamado el sabio el que inició su uso como palacio. Catalina de Médicis mujer de Enrique II, lo reformó y Luis XIV se ausentó a Versalles.

Nos levantamos con la alegría del turista, y un cielo plomizo y centro europeo no nos amilana. Es un día de eso que rebosan tristeza, casi hasta lo depresivo. Pero París es París y una sonrisa nos acompaña hasta... Hasta el desayuno, café crem ya no se pide el café au lait de mis estudios juveniles como tampoco el comment allez-vous, reducido a un ça va bien al que se esponde con un ça va. Cosas de costumbres y modos.
El desayuno tradicional en una cafetería cercana café crem y croissant etimológicamente deriva de un “creciente” supongo que en referencia a la luna. En Barcelona durante un tiempo se pedía un cangrejo -un cranc- pero ahora ya hace tiempo que no lo oigo pedir así.
Los bares y restaurantes franceses hacen pensar que esperan clientes liliputienses, los veladores son pequeños, las sillas a juego pequeñas y bajas. Debe ser que estaban hechas a la medida de Napoleón; 1,68 m. que era un pequeño general, sobre todo si se le compara con Charles de Gaulle y su 1,96 en fin cosas de la talla que tienen poco que ver con el resto. Por ejemplo Winston Churchill medía 1,67 m. lo que le convertía en el bastón de Charles de Gaulle. Vamos que si no se apoya en Churchill no hubiese ganado la guerra.

Y a parte de servir de medida de las mesas de los cafés de París ¿para que sirve la altura de un primer ministro? Por ejemplo a Nicolas Sarkozy lo hacía alto Carla Bruni en realidad Carla Gilberta Bruni-Tedeschi señora que está para mojar pan... bueno para mojar croissant, y nos quedamos en Francia.
Y volviendo a las incomodidades francesas la segunda incomodidad es lo que aquí llamamos la dolorosa o el clavo. Que ellos piden como L'addition. Pues bien el clavo, de acero al tungsteno, debía ser fueron 10 € 3,5 el café y 1,5 el croissant. Eso de pie en la barra, sentaditos en unas sillitas de casa de muñecas (el juguete nada que ver con Ibsen) el precio era un 60% más es decir 16 €. Como tuvimos el gusto de comprobar al día siguiente. Claro que un terraza junto al Louvre y frente Comédie-Française tenía que llevar arte y teatro además de café.

El museo tiene forma de vaso. El edificio propiamente dicho es un cuadrado con patio central. Un invento romano de hacer casas que ya es clásico. A izquierda y derecha se han añadido, en fecha que ignoro, dos prolongaciones más cuatro palacios dos y dos que configuran hoy el conjunto del Louvre.
La última reforma permite acceder al museo por el subsuelo. La entrada se efectúa por la pirámide mayor. Hay un primer control de entradas y un segundo control de seguridad, anti pirate lo llaman. Lo de siempre rayos y detector de metales. Especialmente quisquillosos con las mochilas. Un Poco más allá hay un guardarropa. Paraguas y bultos al gusto, dejamos el bolso y la cámara de fotos, es mejor dedicarse a contemplar que a fotografiar. Por otra parte es raro el cuadro que no has visto ya en libros o por Internet.

Luego está la garita donde alquilan las guía de audio. Todas son consolas Nintendo. Tienen una ventaja sobre otros modelos, en la pantalla se puede localizar un plano de las distintas salas. Y la maquinita te explica como llegar. Así se puede hacer una visita a medida. Veremos lo normal, algo de antigüedades, Egipto, Grecia, Roma. El escriba sentado, La Victoria de Samotracia, cerámica y cristal. Renacimiento pintura italiana, La Mona Lisa. Algo de la revolución, periodo Napoleónico, Segundo Imperio. Joyas del tesoro real. Me llama la atención El Regente un gran diamante de 140,5 kilates 28,1 gramos que pasó por la corona de Luis XV la empuñadura de “El Corso” y en las galas y ornamentos de Eugenia de Montijo esposa de Napoleón III. Otra reina española. Creo que al final tendré que hacer una lista. Porque entre castellanas catalanas y navarras en la corona francesa hay donde elegir.

La Nintendo, explica los cuadros. Primero el título, mas tarde comienza en francés un texto leído por alguno de los responsables del centro. Con el fin de las primeras palabras que se amortecen surge la explicación en un correcto español.
Curioso el comentario, de la Coronación de Napoleón que explica las correcciones que el autor Jacques-Louis David, hizo sobre el original al parecer a petición general. Se explica que el personaje que aparece justo detrás como espectador, es Julio Cesar. No se si como dicen los franceses como dando la aprobación al gesto. O como a mi me parece en un acto de pequeña soberbia de Napoleón a fin de cuentas Cesar no llegó a emperador fue cónsul y dictator perpetuus pero lo de emperador lo tuvo que dejar a su sucesor e hijo adoptivo Augusto. Pasa después el comentario, a contarnos que su madre que aparece en el lienzo no estuvo en la ceremonia. Al parecer a la señora, no le parecía bien la coronación de Josefina que según explican no había sido capaz de darle sucesor varón.
En fin cosas de suegras y nueras. Por otra parte, el clero que me educó se empeñaba en declarar la soberbia del militarucho este, en razón al trato dispensado al Papa. Parece que Bonaparte estuvo siempre a la derecha del Papa, le dio plantón y lo ninguneó. Según el chovinista que da la explicación era una cuestión pactada. Se trataba de mantener al Papa lejos de la responsabilidad de coronarlo. Para gustos colores.
Tendría ahora que hablar de Chovin, Nicolas Chauvin que da nombre a esa estupidez llamada chauvinismo. Pero que queréis, para mi Napoleón fue un mangante autócrata y el tal Nicolás un majadero de los que aún quedan ejemplares.
Otro cuadro que he visto con nueva luz ha sido La libertad guiando al Pueblo que no se quién me vendió como la República guiando al Pueblo. Y no es cierto porque no conmemora en el periodo republicano, sino las revueltas de 1830 contra Carlos X que consintió en una revolución seguida por ciudadanos enojados de todas las clases sociales.
De lo que se demuestra que la capacidad de cabrear a todo el pueblo junto no es algo nuevo ni particular de Mariano.
Mañana más.