Apostamos
por mayor incultura, por contenidos febles, por un saber derelicto.
A
los jóvenes les privamos del arte, de la literatura. Es el segundo
paso después abandonar la filosofía en la formación base.
Un
maestro de hoy sabe menos que los que fueron mis maestros.
El
saber, eso que llamamos comúnmente, cultura es el ladrillo de la
persona, de la personalidad.
Apostamos
por lo funcional, por la espuma del refresco. Lo trascendente no
tiene trascendencia.
Todo
el conocimiento es posible, nos hacen máquinas binarias si o no 1 ó
0. Todo es cognoscible menos el hombre, menos el conocimiento.
No
se si el salto en conocimiento proporcionado por la tecnología es
bueno, pero creo que no. Si perdemos la emoción que causa el David
de Miguel Ángel, si no reímos con El Quijote, o temblamos con
Otelo. Si perdemos la noción del disparate escolástico ese que
quiere aprehender la esencia lo trascendente también perdemos
nuestra esencia.
Como
será El Olimpo de la informática, como serán las musas en
aplicación para el móvil. Seguro que los grandes cerebros ya han
visto la versión del Parnaso 3.0 para Android.
Ayer en una conocida tertulia de radio se hablaba del hedonismo, en algún momento de la felicidad en pastillas. Se nombró el Prozac, y una de las asistentes se quejaba del exceso de medicación. De la marea de ansiolíticos que nos baña. Pero a renglón seguido esta misma persona justificaba.
Ayer en una conocida tertulia de radio se hablaba del hedonismo, en algún momento de la felicidad en pastillas. Se nombró el Prozac, y una de las asistentes se quejaba del exceso de medicación. De la marea de ansiolíticos que nos baña. Pero a renglón seguido esta misma persona justificaba.
Claro
que hay casos, hay determinadas personas que han perdido a un ser
querido padre , madre hijos marido en circunstancias tan dolorosas
que...
¡Qué
si justifica el ansiolítico?
Y
decía este disparate, con la naturalidad y la estupidez con que nos
viste la industria farma. A ver señora perder un ser próximo, es
algo extremadamente común al ser humano. Me temo que solo a los
prematuros, a los abortos no se les muere nadie cercano.
Al
resto de la humanidad lo corriente es que en su vida tenga varías
pérdidas en ese terreno faltaría mas.
Mire
señora El Duque de Gandía, Juana la Loca, o el mismo Pascal pasaron
por momentos personalmente difíciles. Y no tenían Prozac.
La
medicación con sustancias, debe hacerse por y para una patología no
para una circunstancia. El disparate que anida en ese razonamiento es
equivalente a:
Como
estará usted expuesto a una infección le vamos a recetar ya una
sobredosis de antibióticos.
Como
pasa o pasará usted una vicisitud (sucesión de vivencias favorables
y adversas) le vamos a suministrar soma [El soma de Un Mundo Feliz de
Huxley] y tan contentos.
No,
eso no es así, antes de dopar al individuo para que se sumerja en
sus dramas, vamos a vacunarlo, a procurar que tenga capacidad para
generar sus propios anticuerpos.
Y
eso en esta vida solo se logra con cultura, aprendiendo a vivir las
experiencias sabias en el arte. En la escultura pintura música o
literaria, usted debe aprender a proyectar sus vivencias en la
cultura, a ser uno en el campo plural. Cuando usted sepa hacer eso,
la pérdida de un ser querido o de una situación social será una
enfermedad pasajera como lo ha sido para el común de los mortales la
mayoría de las veces.
La
educación debe ser el método para que el educando adquiera
criterio.