miércoles, 26 de octubre de 2011

Palomica Blanca

Era una tarde de palomas grises

pensamientos ciegos.

En el alféizar arrullo de amores

y sordos dolores.

Mi paloma blanca, blanca palomica

esta muy cuitada.

Es una tardada de palomos negros

sin ideas claras.

Dime palomica donde está tu alma

tras la nube está

allá en lontananza del palomo blanco

espera una carta.

Palomo cartero mal rayo te parta

por dejar sin letras

a tu enamorada palomica blanca.

Darío

lunes, 24 de octubre de 2011

Cae el telón

Fernando se enderezó poco a poco, las formas reconocibles de su estancia le volvieron a la realidad.


A través de los cristales del balcón, cuyas puertaventanas permanecían abiertas, vio la avenida de cipreses del parque, bajo un esfumino de niebla otoñal.


Su vida había sido pura fachada, representación en un escenario hecho a su medida.


Cada mañana, al despertarse y desde que podía recordar, el ayuda de cámara había dispuesto su traje. El que correspondía con su actividad diaria.


Una camisa perfectamente planchada, los pantalones en el galán de noche, con una raya que parecía trazada por un delineante. El cinturón y los zapatos a juego. Pañuelo, calcetines...


El chaleco, bien el correspondiente al terno, bien de fantasía.


En una bandeja a la derecha, sus gemelos, mancuernillas hechas con la última plata llegada a España desde el Perú  o el oro, que tal vez sus antepasados, trajeron de América. Según el día el reloj de bolsillo en oro o plata, con su leontina en metal a juego.


En el baño su jabón, la brocha, la navaja barbera y el cepillo de dientes. La bañera con agua a 40º como mandaba la tradición.


Tomó un baño rápido y se dispuso a afeitarse, se enjabonó la cara y al tomar la navaja entre sus manos no pudo menos que recordar la frase, que su padre pronunció, cuando al cumplir los diez y seis años, le hizo el regalo de su primeros útiles de afeitar. Sobre todo aquella navaja con mango de nácar y una hoja pavonada en color café, con las armas de la familia grabadas. Toma hijo, aprende a usarla, que nadie ni el barbero, ha puesto nunca la mano sobre la cara de un Lope de Pacheco y Andrade.


Fernando miró su torso en el espejo, su cara con jabón le daba un aspecto de payaso.


Sus ojos denotaban la tristeza que dicen habita en el interior de esos artistas. Al tomar la navaja notó la sombra azulada de sus venas en el antebrazo y pensó mira siempre han estado allí, como la puerta del jardín, como el postigo secreto de la biblioteca, puertas para huir para salir.


Volvió sobre sus pasos, se metió otra vez en la bañera, estaba cansado muy cansado. Era la hora de descansar y cuando el agua aun caliente, comenzó a relajar su cuerpo siguió con la navaja, el camino tortuoso de sus venas en el antebrazo. Un corte no muy profundo pero largo.


Es hora de descansar ya estoy agotado. Y mientras el agua se teñía del rojo fluido de su vida Fernando se distendió en una sonrisa mientras en su cerebro sonaban las notas de Ruggiero Leoncavallo... Ridi, Pagliaccio, sul tuo amore infranto! Ridi del duol, che t'avvelena il cor!


Darío

domingo, 23 de octubre de 2011

Un día perdido

Luis llegó a su casa cansado, arrugado roto. El polvo de la calle, daba a sus zapatos una pátina indescriptible. Humo de coche, orina de perro, algún viejo chicle pegado a la suela. No pudo menos que comparar su calzado con su alma. Después de un día agotador en el asfalto, también su alma necesitaba aseo. Se cambió, dejo la camisa, que ya comenzaba a tener ese olor a cebolla de las personas sin aseo, en el cesto de la ropa sucia. Cepillo lo bajos de sus pantalones y los colgó a ventilar en el lavadero.


Estaba así en calzoncillos, cuando al pasar por delante del espejo una duda asaltó sus recuerdo. No sabía como, pero al hacer el balance mental de la jornada, pensó he perdido el día. Entonces su cerebro como un eco respondió si has perdido un día, que no es lo mismo que un día perdido.


Con esta sospecha batiendo entre sus sienes, se precipitó la entrada de su casa. Allí sobre el sardinel, como si inintencionalmente, la hubiese querido dejar fuera estaba su portafolio. Su herramienta de trabajo. Con mano temblorosa accionó el cierre, y del desorden de su vientre regurgitó una masa de cifras y de días. Unos trozos de agenda, de diario. Junto a ellos un lápiz, dos bolis de colores y otros trebejos de faena.


Amorosamente, tomo en sus manos los días rotos, con suma paciencia los puso de nuevo en orden y comenzó a ajustarlos en la agenda.


Comprobó con desolación que le faltaba un día. Si si faltaba un día el 30. Una mirada a su reloj de pulsera le bastó para asegurarse, allí se leía 31. Hoy es 31. En su agenda solo aparecía el 29. Le faltaba ayer, ayer jueves 30. Porque ayer, era jueves seguro, y según el calendario 30. Hizo memoria, si ayer era jueves. Lo sabía porque en el restaurante, que instalado bajo su despacho, había paella. La tradicional paella de los jueves. “Edu” el propietario le había explicado varias veces que le noche del jueves entraba pescado y marisco fresco, que los pescaderos solían dar de barato sus existencias para comprar genero fresco para el fin de semana.


Luis intentó serenarse, a ver pensó ayer era jueves eso es seguro, hoy es viernes 31, afirmó mirando otra vez su reloj de pulsera. Luego si eso es cierto ayer era día 30. Pero donde estaba el dichoso día.


No parecía en la agenda, pensó si se lo habrían robado en el metro. No, no imposible quien le iba a robar un día de su cartera, solo un día, para dejarle allí el resto.


En este momento, con la respiración acelerada y el corazón haciendo un solo de batería. Luís se sentó en el suelo. Respiró profundamente y continuó sus razonamientos, ¿A ver que había hecho el ayer? Ayer era el día de pago de Doña Amalia, eso es cierto. Doña Amalia, era una de sus clientas mas antiguas, pagaba con la regularidad de un reloj, todos los días 30 de cada mes. Un vistazo al resto de documentos terminó por confirmar sus razones. Allí entre los documentos estaba el cheque de Doña Amalia, Su firma el importe el banco y la cuenta y lo mas importante la fecha, 30 de mayo es decir: En Barcelona a treinta de Mayo de 2010. Ahora si estaba seguro ayer era día 30 de Mayo... Pero en su agenda la anotación aparecía el día 29. Junto a ella también aparecían otras cosas que había hecho el 30.


El trabajo se mezclaba con sus asuntos, allí leyó:





  • Llevar los botines al zapatero.




  • Llamar Ernesto el de expediciones, para saber cuando le llegaría un pedido.




  • Visitar a Gonzalez Roig (cliente nuevo)




  • Llevar muestrario a la ferretería comprar pintura para el patio...




Así una larga lista de cosas que junto al cheque probaba que el día 29 y el 30 se habían mezcaldo.


¿Pero donde estaba el día 30? Eso era un misterio. ¡A ver como se lo explicaba al jefe! Con lo serios que se ponían en personal con eso...


Darío.


Recordando a: Ramón Gómez de la Serna

sábado, 22 de octubre de 2011

Soneto -sonado tarambana-

Escribes versos cuando estoy ausente

y yo mas tarde tal vez en duermevela

de tu mano escritas las palabras

peregríno tu texto letra a letra .

Leo la estrofa, fragmento de soneto

balada de silencios de ausencias

poema en desamor y lejanías.

recreando tu voz ausente en ella

Tu voz en mi recrea, la demencia

majareta lunático chiflado

de un loco amor pasión que aliena

Mas que hay mejor que estar alienado

de un amor imposible de poeta

amar que solo vive en las novelas.

Darío

Recuerdos de un viaje a Toledo

Este que veis caquexico y cetrino


ataviado de las galas de la muerte

es Juan Pardo, Primado de Toledo.

De la mano de El Greco así pintada.

 

Dejo el cardenal junto a la urbe

Hospital de San Juan y manicomio

La mano de El Greco allí inspirada

copiando la mirada de esos idos

dio a sus santos la paz trasfigurada.

Darío

miércoles, 19 de octubre de 2011

Desconsuelo

Sepultando un sueño en el olvido

olvidando un sueño mas quimera

quise enterrar mujer a tu recuerdo

para olvidarte así a mi manera.

 

Por exequias recibe mi silencio

homenaje final de indiferencia

sepultar nuestra historia de fracasos

ignorar si te amé una vez siquiera

 

Y ahora que la tierra del olvido

va cubriendo de ti la silueta

un duelo se apodera recuerdo

 

Hay algo de exequias compartidas

nupcias tengo con la muerte del deseo

muera tu imagen y muera yo con ella.

Darío

domingo, 16 de octubre de 2011

Te fuiste

Soñé con el fluir de una primavera inversa, donde el tiempo tenía otro sentido.

La arena del reloj subía, desde la ampolla inferior a la de arriba. Puestos a soñar soñando, soñé un tiempo estático pasando. Un chaparrón de gotas, que suspenso entre el cielo y la tierra, ingrávido a modo de cortina al viento ondulaba. ¿Pero que viento? Como puede haber movimiento sin haber tiempo.

El tiempo se de detiene, tu no estás o estás lejos. He perdido el hechizo que me hacía, crearte con el clik de cada letra. Y te fuiste cerca o lejos, que mas da, te fuiste dejando tu puerta entreabierta.

No estás, eso es cierto, y el fluir a tu lado tu me vedas.

sábado, 15 de octubre de 2011

Un Haiku pide Mar

 

 

 

Como negarlo



 

Otoño

Oro en las copas
herrumbre en el suelo
viento lluvia frio hielo


 

Tardor

Or en les ceps de les vinyes velles
noves soques, rovellons i bolets
vent pluja fred gel


 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 14 de octubre de 2011

Cátulo un verde dentro de los poetas.

Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,


Rumoresque senum severiorum


Omnes unius aestimemus assis.


Soles occidere et redire possunt;


Nobis cum semel occidit brevis lux,


Nox est perpetua una dormienda.


Da mi basia mille, deinde centum,


Dein mille altera, dein secunda centum,


Deinde usque altera mille, deinde centum.


Dein, cum milia multa fecerimus,


Conturbabimus illa, ne sciamus


Aut ne quis malus invidere possit,


Cum tantum sciat esse bassiorum.













¿Por qué negar a Cátulo?. ¡Cátulo Vive! Traducción libre.




Vivamos Lesbia mía el amor


dando el valor de un bledo a los hablares


de la rancia severidad de los antiguos


hagamos el amor jornada tras jornada


que cuando con el último ocaso


nuestra luz se apague


solo nos quedará la noche eterna


y el recuerdo de los besos escondido


para que nadie sienta envidia


de no haberlos tenido.











 

 

viernes, 7 de octubre de 2011

Mi casa

Yo ya se buscar el retiro de mi mar interior.

Navego junto las costas antaño procelosas

donde ideas sediciosas huyeron de razón.

¿Como llegué a esta tierra? a fe que lo ignoro.

Huía de la urbe, del mundo y de sus prisas

y encontré en mi alma esta paz conventual.

Es un claustro de espejos bruñidos en penumbra

donde la imagen de otros en tumba de Academo

y platónicos boscajes yo pude transformar.

Así es mi yo y mi centro la casa donde vivo

perdona si por prisa no te invito a entrar

pero a ti que te llegas a estos arrabales

si ves la puerta abierta no dudes en entrar. 

Darío

miércoles, 5 de octubre de 2011

Un Alba

Un alba otoñal y fría, una brisa que alcanza el mar sobre los tejados de las casas. Porque allá en el horizonte, veo el mar como una masa parda. Como algo enorme, que todo atrapa, como tu mujer que con voz de sirena me llamas. Como un mar ancestral, origen de vida, como un mar entre tormenta y calma.

Darío

lunes, 3 de octubre de 2011

La Luna Eolo el viento una paja

Luna viste enaguas de tul, en bruma creadas.

Eolo malevo le sopla en las nalgas, para desnudarla.

Luna enfadada, el soplo y a Eolo, torea esquiva y a tierra lo manda.

Al viento y a Eolo que sobre las aguas y contra las rocas y en la madrugada

rompe en onanismo chorros de encajes de espuma y de randas.

Y viste fugaz las escarpaduras, la costa y la playa.

Darío

domingo, 2 de octubre de 2011

La Calle

 

Empedrada, de basalto bruñido por el tiempo, que tiene al contraluz brillos de plata.

Carros caballos, carricoches diligencias y tartanas, hicieron sonar cascos y ruedas con el duro traqueteo de su marcha.

 

Todo era así, tracción a sangre, los correos las bodas, los abastos y los muertos. Todo pagaba el tributo sonoro en la calzada. Ya sea pasacalle o zarabanda para marcar los hitos y las fechas. Los recuerdos del pueblo las batallas. 

Ya no hay calles como aquellas, en basalto soladas, que lo mismo vieron pasar al Cesar victorioso que al caudillo caído en la batalla camino del cadalso, camino de la nada.

No ya no hay calles de pueblo entrañables, hermanas del ayer y de la historia.

Ahora son de asfalto y dicen que llevan al mañana.

Darío