viernes, 30 de marzo de 2012

Un paseo con José Martínez


Vengo de dar un paseo, con José, por las rutas que fueron del Quijote.
José Martínez tiene la pluma ágil. Se diría, que escribe sus cuartillas, con pluma de ave, porque sus textos acarician el paisaje su pluma es pincel antes que estilo, que acaricia por igual paisaje y paisanaje. Huye del estilo duro que produce rasgos fuertes luces sombras y contrastes. Me hablaba hoy Azorín -entre otras cosas- de una moza que arrezagada la falda anda con otros labriegos sarmentando.
Tiene -le dice su guía- diez y ocho años y es su vecina. Vuela mi imaginación tras la hoy sarmentadora, mañana espigadora, que luego arrimara su esfuerzo a la vendimia.
Me parece verla, oler el acre sudor de su cuerpo, trabajador trabajado. Pienso en cuantas mujeres dejaron en la huerta, el allozar o la olivera su juventud y su esfuerzo en silencio.

Mercedes, me decía el otro día, que pasea, busca en la puesta de sol y la naturaleza la calma para afrontar la vida. Mercedes tiene un oficio duro, compartir el alma ayudar al cuerpo. Ella también espiga sarmentea y vendimia en alma ajena. Que fácil es, que te salpique el desencanto y la pena. Y hay que llegar a casa como la arrezagada; dispuesta a dar amor. Sonreír, amar, oficios de mujer casi nada... 
Darío

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