Estaba apurando mi café, cuando
hizo su entrada un personaje que por la forma de moverse y el pequeño coro de
aduladores que arrastraba marcaba a las claras una cierta posición social. No
tuve que esperar mucho para enterarme, que el prócer, era un jurisconsulto con
peso específico propio en la Real Audiencia. El coro un grupo de leguleyos
clientes y afectados que deseaban recibir de su señoría la indicación clara de como
se desarrollaban sus causas.
Entre ellos estaba el que me
dijeron ser Santasusana, corredor y agente inmobiliario, del que los lectores del
blog, ya conocen algo por lo tratado con Pep Callís a la salida del banco.
En un momento, en el que el
movimiento natural de la marea de clientes, me aproximó al agente, aproveché
para presentarme, enseñando la tarjeta que me había dado El Pep.
¡Ah si! El Pep es un corredor d'orella, que algunas
veces trabaja para mí.
<El corredor de oreja era un
hombre que recorría calles y mentideros de la ciudad tomando nota de las
necesidades de unos y las ofertas de otros, esperando alcanzar una comisión por
el cierre de un negocio>.
Por lo visto era común hacerse
pasar por colaborador íntimo de determinados comerciantes para hacerse valer
ante la posible clientela. A mi me
sorprendió un poco la distancia con lo trataba su principal. Más si cabe, porque
el supuestamente representado me ofreciera su servicios en directo, supongo que
ante mi cara de sorpresa Santasusana precisó:
-Mire señor no se que le ha
contado Jaime, el es un hombre capaz de ofrecerle todo lo que usted necesite
para sus negocios y hasta aquello que no necesitará jamás. Si lo que usted
necesita es un residencia en alquiler o compra no dude en hacerme una visita...-
Quedé algo sorprendido, más tarde
he pensado, que el agente quería desvincularse ante mis ojos de cualquier
corruptela en torno al cuitado vendedor, que
conocí a mi salida del Banco de Barcelona aquel que parecían quemarle
sus propiedades.
Así que el Pep Callís era corredor
d'orella, probablemente zurupeto, que extendía su actividad a los inmuebles o
cualquier otra cosa necesaria en comercio. Así se ganaba la vida, quien le iba
a decir que cien años después, y en la misma Barcelona ese sería el negocio
inicial con el que un emprendedor tenaz y avispado crearía de una de las
empresas más grandes de España.
En aquel momento se acercó a
nosotros, un caballero de edad madura que saludó al agente inmobiliario con un
gesto que solicitaba un aparte.
Como yo no tenía nada más que
tratar ya me retiraba, cuando el agente, me tomó por el brazo y me empujó hacia
el que esperaba. Mire Le presento al
Señor d`Hond agente consular de Bélgica en Barcelona. El señor Martí; sentí que
me presentaban. Iba a protestar por mi cambio de nombre, cuando una mano tomó
la mía. Y un acento nasal encantado señor Martí. Martínez, Martínez subrayé. Ah
si Martínez dijo el agente. Comprendí que era una escusa para no entrar en
detalles con el señor d`Hont. Este, inició una queja sobre el estado en que se
hallaba lo que tendría que ser su sede consular y a un retraso en el cierre de
la negociación.
El agente, prometió que estaría
solucionado el próximo martes, y se zafó. Por un momento nos quedamos solos
mirándonos sin nada que decir.
Por cortesía le pregunte al señor
d`Hond si llevaba mucho tiempo en España.
Lo que era una pregunta de
cumplido vino a iniciar una de las conversaciones más interesantes de las que
he tenido.
d`Hond se aseguró de mi
nacionalidad cuando comprendió que yo no era catalán y casi ni español, por
haber nacido en las colonias se sintió algo más relajado y dijo:
- Ah entonces somos casi colegas
yo represento a mi país como agente de negocios y usted representa un grupo de
colonos perdón criollos que desea comerciar con Europa. Yo subrayé si criollos,
había que tener en cuenta que el criollo, español nacido al otro lado del mar
tenía para los europeos la connotación de la doble cultura. Por un parte
conocía las nuevas formas de política nacidas a la sombra de los Estados Unidos
con sus conceptos de libertad por otro se le suponía que sabía entender la
complejidad de la cultura del viejo continente.
Inmediatamente me preguntó si
estaba interesado en traficar con Bélgica y se ofreció para darme cartas de
presentación para varios grupos industriales de su país.
- ¿Y que le parece a usted este país pregunté?
- Mire usted el catalán es un
pueblo práctico, como comerciante intenta sacar ventaja de cada operación. Eso
quiere decir que no es un pueblo muy reflexivo. Mediterráneo a fin de cuentas
meridional en lo grande y griego en el concepto de la hibris.
- ¿Quiere usted decir?
- ¿Qué quiere que le explique?
- Entiendo la hibris ¿pero podría
usted aclararme como es la hibris catalana?
- ¡Si! Naturalmente, pero antes
le hare una reflexión usted no es oriundo de Cataluña ¿verdad?
- No, no lo soy
- Yo tampoco, tengo ninguna
ancestro mediterráneo. Mire usted en sus
palabras está la prueba de lo que afirmo. Llevo entre los españoles bastantes
años y será la primera vez que un catalán responda a una afirmación mía con una
pregunta. Bueno también yo le he contestado a su pregunta con otra. Esto para
mí es la prueba que tanto mi cerebro como el suyo andan en estos momentos
construyendo un escenario para nuestro diálogo.
Cierto yo aprecio mis
circunstancias ya sabe mi percepción de la realidad e intento imaginar las
suyas.
Correcto esto no pasa con la
mayoría de las gentes de este pueblo. Aceptan una posición suya y no son
capaces de plantearse cual es la última razón que le lleva a usted a decir o
enunciar eso. Allí entra la hibris la pasión, un desprecio temerario a las
razones del otro. Pueden dar su vida por su verdad por más que a cualquier
observador esa verdad la parecería incierta.
- Mire usted, el pueblo andaluz por
ejemplo, es mucho más filósofo que el catalán, vive la vida con una referencia
permanente a lo absoluto. Y con un cierto estoicismo en la sangre, son Sénecas
por cuestión de nacionalidad, por contra
el catalán solo mira los tramos de realidad que le son útiles.
- Si entiendo, se refiere usted
también a la hibris como querer más que la parte que le fue asignada en la
división del destino. La desmesura designa el hecho de desear más que la justa
medida que el destino asigna. El castigo es la némesis, el castigo de los
dioses, es volver locos a los que quieren perder.
- Eso exactamente, veo que nos
entendemos, la locura catalana la bogeria como creo que lo llaman aquí consiste
en ese creerse el ombligo del mundo y la verdad eterna. Esta nación fue infiel
a Felipe V, pero no lo fue por el total de sus dirigentes había quien por esos
mismos u otros motivos no quería al sucesor austriaco. Sin embargo fueron
tachados de traidores porque Cataluña ( es decir una parte de su oligarquía) se
considero depositaria de los intereses de la raza. Lo mismo sucedió en la
guerra del Francés, los afrancesados eran malos españoles y peores catalanes...
Hombre no voy a justificar la toma de una nación por las armas, y menos siendo
belga, pero a diferencia de España los belgas hemos sabido incorporar a nuestra
nación los avances legales de la revolución francesa y el imperio. En cambio
aquí...
- Ya se refiere usted a que en
Cataluña se tiende a ser más absolutista que el propio FernandoVII.
- Si esa es su hibris, y en ella
su castigo, la locura de creerse sus incertidumbres los ha llevado a un confrontamiento
civil entre ellos mismos y con otras comunidades que dura ya varios siglos. Eso
les produce un retraso económico y moral extremo.
- Hombre usted exagera.
- No, no lo hago tanto. El
crecimiento de regiones como Lieja hoy en Bélgica que con menos tradición
fabril asoman al mundo de la revolución industrial alcanzando e igualando a
Inglaterra en muchos aspectos es la prueba de lo que digo.
-¿Quiere decir usted qué? Si se aquí se dejasen de pamplinas políticas
crecerían más deprisa.
- Exacto. Barcelona y su
industria llevan un retraso de años con respecto a otros países europeos.
Podrían liderar en muchas cosas pero la hibris la locura de creerse únicos los
lleva al fracaso y el marasmo.
- ¿Entonces su misión en
Barcelona?
- La de todo cónsul, favorecer
los negocios de mi país, vigilar discretamente la competencia que puedan
hacernos e intentar colocar nuestros excedentes industriales y tecnológicos
aquí.
- Ya; que sea una industria
técnicamente subsidiaria.
- Usted lo dice.
Bueno de momento le llevan
ventaja los Ingleses, la mitad del capital del tren Barcelona Mataró es inglés,
lo que significa ser subsidiarios de material y técnicas.
-Amigo no subestime usted a los
belgas, ya verá ya...
Podría haber insinuado la situación
de las aguas en la ciudad y el hecho de que en el último gobierno de la monarquía,
se diese un monopolio de suministros de agua a una empresa que se crearía en
Lieja. Pero como le explico yo al cónsul, que vengo del futuro, seguro que no
me cree y piensa que soy un agente de Espartero. Así que decidí preguntar ¿ Y
todas estas observaciones de donde la saca usted? Será información reservada.
- Ah no, puede usted acceder a la guía se Manuel Saurí y José Matas. Verá
la afición desmesurada de Barcelona y los barceloneses en comparar su fuentes
públicas con las de otras capitales europeas. No le dirán que en cuanto a agua
corriente en domicilios Barcelona lleva un retaso de más de un cuarto de siglo
con esas capitales. Compararán muy ufanos que Cataluña es decir Barcelona tuvo
gremios (con estatutos) de muchos oficios antes que por ejemplo los tuviera
París. Pero no ponen en tela de juicio si hoy un gremio tiene algún sentido. Es
más si algún gremio como limitador de la competencia la ha tenido alguna vez.
Ya ve es la hibris que les hace enorgullecerse de aquello que los ha encadenado
a su pasado.
Por cierto ¿ha visto usted un
servicio de recogida de basuras, y en ellas incluyo el estiércol de las
caballerías que son la principal fuerza motriz en el transporte? Esos son
problemas de higiene ambiental que en Europa llevan años resueltos.
<Cierto aquí la limpieza de las
calles de Barcelona, se sistematizó solo en 1888 cuando aparecieron de forma
regular brigadas de payeses que recogían el estiércol y otras inmundicias para
usarlo de abono...>
En fin somos así.