La sopagrif es un plato típico de
la tierra de la incuria. Los indolentes que así llaman a los habitantes de
incuria, la hacen poniendo una generosa ración de agua del grifo, de ahí su
nombre, en una olla al fuego. Una vez arranca a hervir, se deposita con mucho
cuidado un cubito de caldo o se deslíe el contenido de un sobre industrial de
promesas. Bueno que os voy a contar hay sopas de bogavante que no llevan otra
cosa que bacalao o abadejo seco también llamado surimi o kamaboko. También existe la versión hecha con restos de
pollo u otra ave de peor calaña.
Mezclados con alguna verdura
desecada, restos de gambas, almidón harinas, almidones, clara de huevo,
colorantes y saborizantes. ¡Qué no logrará la industria! este pienso bajo en
grasas y casi con el 0% de colesterol, aun puede ser vendido por sus virtudes
dietéticas.
¿Pero y si? Aprovechando los restos de nuestra cocina nos
hacemos un cubito sopicaldo casero. La técnica es sencilla, primero reducimos
en el horno los restos espinas y cabezas de pescado aunque sean sardinas.
También los podemos hacer con los huesos y pieles de un pollo o con algún hueso
de ternera comprado para ello. Una vez lo sacamos del horno en el que ha podido
permanecer hasta varias horas, a una temperatura no superior a los 120º
escaldaremos ese resto que el calor a homogeneizado y dejaremos que reduzca a
fuego lento hasta que tome el aspecto de una gelatina. Mas o menos como las
grasas que restan de un asado que también se pueden incorporar.
Una vez obtenida esta gel se
puede mezclar con un poco de nata para cocinar (ah la nouvelle cuisine) o un
poco de leche o huevo. Una vez batido a temperatura ambiente solo tenemos que
llenar con la mezcla una cubitera o molde para cubitos y congelarlo.
Cuando deseemos acabar una pasta
o dar un toque personal a un guiso bastará con añadir tantos cubitos como
raciones queramos preparar. Como en la preparación podemos añadir nuestro toque
personal de sazón y hierbas ajo cebollino orégano... dispondremos de una
ilimitada variedad de soluciones mucho más eficaz que los cubitos comerciales.
Yo suelo hacerlos añadiendo setas
en polvo son fáciles de encontrar en los comercios de alimentación, y con ellos
obtengo una salsa densa capaz de realzar algo tan anodino como las pechugas de
pavo a la plancha. Buen provecho.