lunes, 21 de enero de 2019

Identifico la Tumba de Hiram en San Miguel de Foces.

Imagen obtenida de: https://turismo.hoyadehuesca.es/galeria-multimedia/visitas-virtuales/iglesia-de-san-miguel-de-foces
Hace tiempo que vago de iglesia en iglesia, en pos de una cierta incerteza.
La pregunta, las preguntas, son siempre las mismas.

¿Hubo alguna vez maestros constructores?
¿Existió un gremio secreto?

  • Escondieron en la piedra saberes antiguos. O por el contrario, el románico es el resultado de un tanteo, de un hacer práctico.
  • ¿Y eso que llamamos gótico?
  • ¿Es un desarrollo de algo que subyace antes? Fueron conocimientos de nueva planta o por el contrario, fue el poso de los años el que permitió a los constructores dotarse de nuevos recursos geométricos a la par que técnicos.

He creído ver en una iglesia del Valle de Bohí en la que se podía apreciar un pentáculo inscrito en rectángulo formado por los la nave y el crucero.
Si esto fuera cierto, significaría que el constructor conocía el teorema de Tolomeo, conocía las propiedades de la estrella pentagonal o pentáculo. Y por esa razón conocía conocía y usaba la proporción lo áurea.
Y por si fuera poco pudo respetarlas en la horizontal para sobrepasarlas en el campanario. Algunos dicen que los campanarios de esas iglesias siguen el patrón del alminar, donde la altura equivale al perímetro de la base. Pero es obvio que no, las torres de las iglesias de Bohí son mucho mas esbeltas. Y que recuerdan mucho más a las torres de Florencia, Señoría y Campanile que a los alminares del islam. A fin de cuentas creemos saber que los constructores fueron toscanos.

Mucho he cavilado, sobre “las marcas de cantero” esos dibujos que según algunos solo tenían una función contable, (para contar los sillares que cada taller aportaba a la obra) pero lo cierto es que debían tener otros usos. El aparejo más común es el de soga y tizón, y es observando los los sillares colocados a tizón. En alguna obra se descubre que hay sillares con la misma marca que siempre están puestos en un mismo lugar, lo que me hace sospechar de que se trate de perpiaños; es decir de bloques que pasan de un lado al otro del muro y deben tener una función adicional. Son notables algunos de los que conforman el muro exterior de San Gil de Luna, y que curiosamente preceden a una columna o contrafuerte. Es como si se tratara de hacer un mejor engarce con el fuste que soportará más carga.

Pero volvamos al trazado, La Traça en términos de la época. Ya hablé de como después de un estudio de los augures se elegía el emplazamiento del edificio.
También escribí sobre la groma un instrumento de los agrimensores y arquitectos romanos. Toda urbanización romana comenzaba por la elección del sitio, después con la groma se trazaba el Cardo Máximo (orientado N/S) y el Decumanus máximo, (orientado E/O). Siguiendo el decumano, se alinean las naves de la mayoría de los templos. En el cruce Cardo Decumanus corresponde con el crucero. Podríamos pensar que ese punto donde en la antigua urbe romana se localizaría el Foro se podría pensar que es donde se halla el punto mas importante de la iglesia. Cierto que en ese punto suelen tener su centro los polígonos usados por el constructor para distribuir el edificio. Son proyecciones ortogonales. Áreas rectangulares a imagen de las ínsulas (la manzana de casas de la antigua urbanización romana).

Después se llevaba la Traça a tierra, con estacas y cuerdas se fija el perímetro. Se marcan los muros, y los contrafuertes, esos refuerzos verticales que han de aumentan su estabilidad y soportan el peso de los arcos de cierre. De la techumbre.
Aquí comienzan las primeras dudas, como sabía el constructor donde emplazarlos. Cómo saber su espesor. Como elegir entre lo que serían torres rellenas de mampostería o ligeras construcciones de sillar.
El constructor debía conocer bien los preceptos de Vitrubio, la cimentación y el conocimiento del suelo era una parte importante de su formación.
Pero nos volvemos a alejar del tema la tumba de Hiram.

La tumba de Hiram es ese lugar del templo, en el cual descansa como lo podía hacer un difunto, y por toda la eternidad el esqueleto, de la edificación es decir la serie de medidas que el constructor empleará. Porque por si fuera poco complejo el trazado del plano existe una complicación añadida. La medida. En el fin de la edad media, las unidades de medida eran locales, el palmo, la vara, el dedo, varían de reino en reino. Tanto es así que son muchos los edificios civiles que tienen el sus muros un resalte o un acanalamiento con la medida pública aquella que el almotacén contrasta.
Me temo, que en algún momento los constructores de iglesias, y sobre todo los de cenobios debieron usar sus propias varas. Es decir centímetro arriba o abajo, la vara local era una unidad creada para el caso, porque no estamos hablando de comercio ni tráfico mercantil, estamos hablando de una medida manejable y propia de cada obra.

Y ahora. ¿Hay en San Miguel de Foces una tumba de Hiram al estilo de los templos románicos?
Yo me inclino a creer que si. Como es natural los arcanos más secretos y misteriosos de la arquitectura, lo son porque no se ocultan. Visibles para cualquiera, cualquiera que sepa interpretarlos, el neófito pude parase sobre ellos, fotografiarlos, emplearlos como logotipo, y permanecer totalmente ajeno a la realidad que esconden.

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