Ayer
fue el día de viajar inmóvil. Es bueno dar un paseo por la feria
del turismo. Tienes invitaciones permanentes a la aventura, viajar a
sitios tan lejanos como Kirguistán también llamado Kirguisia o los
mucho más peligrosos como El Maresme, o la Ruta de las fábricas de
Mantas de Bejar.
Estaban todos y no había nadie, quiero decir que desde el año pasado han desaparecido algunos expositores.
La
representación cada vez es mas gubernamental y menos mercantil.
Son las naciones regiones provincias y municipios las que compiten por enseñarnos sus bellezas recónditas.
Yo pienso que pronto habrá algún ilustre procer podemita tal vez que se le ocurra hacer la ruta de los trullos.
Imaginad vistas guiadas a Can Brians, o El Soto. Donde un grupo de teatro formado por internos, representarán obras tales como Sic Transit Gloria Mindundis, tal como lo dijo el alcalde, del Ayuntamiento de Bildeo. Y es que entre la feria del libro (feria nacida para los analfabetos como comentaré en otro sitio) y las pretensiones culteranas de los Maduro estamos de cojón.
Ya no es solo la pedantería en silla de ruedas Echenique, o la acidez de frustración permanente de Pablo, es también la adhesión inquebrantable a la veleta de Ciudadanos, o las amnesias de plata del PP.
Ahora se pueden visitar cárceles vacías Alcatraz, y pernoctar en otro medio centenar, de prisiones reconvertidas en hoteles.
Pero lo guay; lo auténticamente guay, sería hacer un Tour por los centros de internamiento en uso. Imaginad que grata experiencia; la de pode adquirir un monedero, o un porta tarjetas de cordobán fino, manufacturado por Rodrigo Rato.
O
un ejemplar de la Biblia de Monserrat en catalán, iluminada por
Jordi Pujol.
¿Os imagináis el sermón de las Bienaventuranzas redactado por Bárcenas-Pujol? En fin por mi que no quede, ideas para un turismo de cultura
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