Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas

sábado, 13 de julio de 2013

Una vista obligada.




Cuando viajo me gusta perderme por las viejas rúas, algunas veces me gusta entretenerme ante las librerías. Una librería dice bastante de los habitantes de un pueblo. Hay veces, que se encuentran dos establecimientos o más que forman una pequeña cadena. Otros como en Burgos aparecen dentro del Museo de La Evolución Humana y además tienen otras tiendas en la urbe.

Me gusta ver los títulos de los libros que figuran en el escaparate, son inevitables los Best Sellers. Estas cosas, son fácilmente identificables, tienen un aspecto de ladrillo colorido, un lustroso forro de papel estucado, un título sugerente, el autor, y una característica adicional; casi siempre has oído hablar de ellos antes de verlos.
A mi me producen una cierta fobia, es un repelús surgido de lo más profundo del inconsciente.

 - ¡Oye si tu no crees en el inconsciente!

¡Claro, como voy a creer que tenemos un conocimiento desconocido!

Pero así en plan de broma pedante, queda bien. En realidad lo que creo que sucede es lo siguiente, adquirimos unos conocimientos unas percepciones, que la lógica no analiza. Eso lo llamamos percepción no consciente. Por otra parte nuestra memoria episódica, es decir el cúmulo de vivencias, también proyecta o modifica las percepciones de tal manera que altera el resultado aunque de allí a decir que hay un inconsciente que regula las vivencias y la conducta hasta la salud no deja de ser una barbaridad.

Pero bueno que me alejo del tema, lo que más me agrada mirar en las poblaciones que visito son las librerías de viejo. Allí es fácil encontrar libros que nos hablan también de los habitantes del burgo.

En Galicia suelo pasar por el establecimiento de la foto. Este año he comprado entre otros, un libro de Wenceslao Fernández Florez, Volvoreta. Curiosamente, esta impreso en Zaragoza y lo he recomprado en Ferrol. También he encontrado una selección de textos de Murguía una versión del poema del Cid... en fin cosas que me hacen pensar en como son o como eran los lectores Ferrolanos de hace varias décadas.

Y es que un café y un libro de viejo, me suelen brindar un doble viaje literario y en el tiempo que dice muchas cosas sobre el pueblo que me acoge en este caso el galego al que cada día admiro más.
— en Ferrol librería Pessoa.

jueves, 11 de julio de 2013

Parada y Fonda Burgos.



La primera estación fue Burgos. Esa ciudad que dice por su nombre no deber nada a los señores feudales. Tierra del asado y la morcilla, y de las excelentes legumbres castellanas.
Este año creo que era un periódico inglés que recomendaba la gastronomía burgalesa. Como si el comer en Burgos necesitase padrinos.
Lo que es temblar ante unas judías de los Juarros de Ibeas. Si, si  los Juarros allí donde una trinchera de un ferrocarril minero puso al descubierto los yacimientos paleontológicos de Atapuerca.
La Sima del Elefante la Gran Dolina, La Sima de los Huesos, un verdadero libro donde en sus estratos, como si de hojas de un grueso manual de historia se tratase, los antropólogos y paleontólogos, leen las primeras huellas de nuestra especie.
¡Las conclusiones que se pueden sacar de un viejo fósil!
Luego la urbe, alto seguro en el Camino de Santiago, ese invento tan rentable de aquel arzobispo gallego y el Conde consorte Raimundo de Borgoña, que parece favoreció la instalación en la ruta de mercaderes Borgoñones. Lo cierto es que él solo vivió en su apogeo escasos doce años, pero a pesar de esto, Murguía (Manuel Martínez en los registros,   el hijo del boticario y marido de Rosalía de Castro) quiere ver en su presencia el uso de pendones y señeras identificadores de Galicia.
¡Pero hombre don Manuel! Que no hace falta que usted le de cuerda a los nacionalismos, que solo con su vida y obra paga de largo el peaje. Galicia es una realidad en la historia, sin necesidad de tener que darle al franchute arte ni parte.
Habrá que hablar mucho de este pobre funcionario archivero e historiador en relación con los movimientos identitarios de ese invento romántico que son las nacionalidades en España.
Pero en fin así es la historia, los Burgaleses, al mismo rescoldo romántico llaman al Cid su héroe cuando en realidad no paso de ser un mercenario, soldado de fortuna y casi salteador de caminos.  Porque barbaridades en torno al Cid las han escrito y publicado desde los juglares medievales hasta los estudiosos modernos.
Empezaba hablando de la gastronomía burgalesa, pues bien choca encontrar cerca de la catedral una gloriosa mejillonera, que ofrece los auténticos frutos de la tierra.
Creo que era un guasón, el que decía, que entre las presentaciones actuales del sabroso molusco figura la auténtica receta con la que Doña Jimena le presentaba el mejillón, a Don Rodrigo Díaz, o sea el Cid; cuando volvía de sus cabalgadas por tierras de Toledo.  Y es que un mejillón así con su concha y sus barbas debe ser un excelente remedio para las fatigas de la guerra.

jueves, 20 de junio de 2013

Dejarse en el chino el último chambergo



Hoy tocaba chino. Uf que lata volver a los palillos. Fue mi primera profesora de chino la que me enseño a usarlos.

Recuerdo con que paciencia me comía un bote de garbanzos con palillos, uno a uno.

Así alcancé una soltura razonable, es bueno comprobar que aun se mantiene esa destreza cuando se tiene que enfrentar a un plato de gelatinosas setas.

El restaurante con nombre de peli de Meryl Streep y Robert Redford dirigida por Pollack. Bueno la primera parte la otra es China.  Pues es eso un restaurante chino, con una buena carta de vinos y una cocina fusión. Porque el arroz Cantonés con ibérico es eso cocina fusión.

La decoración es...  es... bueno china o todo lo china que cabe esperar en Barcelona. Ya se sabe aparte de los Fu, o los Fa apellido que llegó aquí en una antigua migración. China en Barcelona tiene una tradición de fingida tradición.

La salsa de ostras que al parecer es chino-californiana, marida perfectamente con unas barquitas de cogollo, en realitat cabdell de Solsona, con langostino y camarón.

Eso si, un camarón, que está entre la larva de mosca y el imago de quisquilla. Algo absolutamente delicioso.

Buen servicio y precio razonable es uno de esos sitios donde se puede disfrutar de China sin alejarse de San Gervasio.

Por lo demás, pocas ostias o mejor dicho ninguna. Ya nos quedan muy pocas razones para ser la ostia, en realidad ninguna. La economía navega, como obra de raiers en aguas bravas.

Y es que es esto sea en el conjunto nacional o en el del principado, las disposiciones son eso almadías, unos troncos más o menos unidos que se impulsan a golpe de percha.
O eso se deduce al oir a Andreu Mas-Colell y sus impuestos, este señor, que cumplirá 69 años el día 30 ha conseguido en pocos años demostrar que, la cosa nostra, nuestra economía es una nave sin timón sin patrón y sin rumbo.  Creo que por eso es la hora de gastarse hasta el último chambergo en orientales delicias.

lunes, 29 de abril de 2013

Xinzo de Limia



Dicen que había un llano al pie de la montaña donde llegaban turbulentas, las aguas del recuerdo. Dicen también que en ese llano,  tal como cambia la vida de los hombres, cambiaba el curso y nombre de ese río. Dicen, que a partir de la cascada era llamado Lete, o mejor Leteo.

Y cuenta la leyenda, que un trago de sus aguas, producía una amnesia tan radical y tan profunda; que las almas que allí bebían olvidaban todo, perdían todo rastro de memoria.

También dicen, que en Galicia hay, junto a la frontera portuguesa, un curso de agua, El Limia que tiene idénticas propiedades que aquel viejo Leteo.

Algo de cierto debe haber en ese mito, que solo Décimo Junio Bruto se atrevió a afrontar.  Sus soldados no querían cruzarlo por miedo. Él lo cruzó y desde la otra orilla llamó a sus hombres uno por uno y por su nombre. Lo que dejó probado que no se perdía la memoria por cruzarlo.

Dos veces he accedido a Galicia por Ourense. Por el camino que lleva desde Zamora y pasa por cerca del Lago de Sanabria. Es una ruta montaraz y no frecuentada por los turistas, por lo menos no por esa especie Turis Estuarensis que suele llegar del centro y parasitar la costa gallega. Mi destino suele ser Santo Estevo algo más al norte de Xinzo de Limia el pueblo y lugar donde debió ocurrir este hecho.

Pero resumiendo. Lo que Décimo Julio no sabía, es que por ese hecho y la posterior toma de Galicia sería apodado Galaico. Ahora lo recordamos como; Décimo Junio Bruto Galaico. Esa era la maldición del río, nadie que lo cruce, puede dejar de sentirse galego. Yo doy fe de ello.