domingo, 7 de abril de 2013

La pregunta del neófito



Maestro dijo un discípulo, que motivo te lleva a esa reflexión sobre los jóvenes. (en el post anterior)


El anciano carraspeó un poco y dijo:

Hace pocos días recibí la vista de un joven. Venía a vivir aquí en la montaña compartiendo mi pobreza y austeridad. Cuando le pregunte su motivo profundo dijo:

¡Ah! Sé que eres mago o brujo, solo siendo mago se puede vivir como tu vives. Yo he venido a aprender tu magia.

¿Paraqué deseas aprenderla?

¡Quiero cambiar el mundo!

¿Por qué razón?                              

Es injusto.

Bien eso se hace con un gesto mágico.

¿Donde lo puedo aprender?

 Aquí y le señalé un viejo grimorio de gruesas tapas de piedra.
Estuvo varios días mirando en sus páginas.

Al final desesperado confesó que no encontraba nada.

¿Has mirado en gestos?

Si creo que he leído todos los conjuros que se ejecutan al mismo tiempo que se mueven las manos. ¡No hay nada!


Mira aquí le dije... se llama gesto solidario... es el único efectivo para cambiar el mundo.

El meditador dijo


Los jóvenes sueñan con cambiar el mundo.

Los adultos bien formados se esfuerzan para que el mundo no los cambie.

Solo es patrimonio de los ancianos, saber que el mundo cambia y conocer sus por qué.

miércoles, 3 de abril de 2013

El sabio de la montaña



Para una vida plena deberías -decían los antiguos-:

Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo.


Pero yo os digo. Feliz es el hombre que:

Ha hecho un amigo, le ha enseñado algo y  a su vez ha aprendido  de él.


Meditaciones del Sabio de la Montaña.

Infeliz  la nación, cuyos legisladores, se aplican con férreo celo la norma arbitraria. Solo consiguen despoblarla, sus ciudadanos se irán  fuera y sus frutos crecerán allende de sus fronteras.

De las meditaciones del Sabio de la Montaña

lunes, 1 de abril de 2013

El viejo de la montaña dijo...



Hay tres tipos de comerciantes. Los que ganan la vida fabricando un producto. Los que se ganan la vida vendiendo un servicio.  Y por último los que se ganan la vida sobre el cliente y el fabricante del producto. Estos son los banqueros, entre los cuales existe siempre una tendencia al fraude mayor que en los otros dos especies.