domingo, 18 de septiembre de 2011

La red

El agua de el lago es un espejo

que refleja los mares de los cielos

y en ella las nubes como barcas

navegan cabotaje de ensueños.

Tendí la red para pescar tu lago

una red que quiso pescar sueños

triste buitrón que deja por sus ojos

fluir los deseos y los ensueños

Puse una red para apresar tu alma

y ha sido la mía prisionera

cautivo de las artes de mis celos

Puse un lazo para cazar tu cuerpo

y quedé para siempre de tus encantos

preso.

Dario

Supra Control de procesos II

Mentalmente examinó el protocolo. Era un caso de hombre en maquina. Antiguamente en la época del industrialismo feroz, solían producirse accidentes parecidos. Había veces que un hombre se precipitaba en un alto-horno. El desgraciado no sobrevivía mas de un metro a los dos de la boca toda su agua se había evaporado. Los minerales se fundían conforme se alcanzaba su temperatura de fusión. Al final se estimaba que quedaba el equivalente a un clavo grande en la colada era todo el hierro que había en su sangre. Los sindicatos siempre hicieron dramas de eso. Al final siempre pactaban un precio irrisorio para los deudos. Pero no se perdían el figurar en el sepelio. Una caja con un poco de colada mas escoria que hierro...


Recordaba también de la escuela de empresariales, el segundo paradigma de seguridad empresarial. Narraba una caída de un trabajador en un molino papelero. Un molino papelero era un hueco en el suelo donde cabía bien una casa de dos pisos. Un motor de miles de caballos hacía girar unas cuchillas que hacían pasta la celulosa los cartones y los periódicos viejos.


La pregunta clave era que hacer si cae un operario dentro. La respuesta, añadir lejía de cloro suficiente, para conseguir el blanqueo.


Luis pensaba, que los protocolos de accidente máximo, siempre eran la integral resultante de el proceso. El trabajador entregaba su vida por dinero.


Ahora le tocaba a el decidir, no era tan cruento. Pero el caso igual. Un ser humano atrapado, abrazado a una maquina, programada para extraer de el el ultimo conocimiento el ultimo jugo. Su primera obligación, asegurar el proceso. Después asegurarle al humano un desenlace feliz o un fin correcto.


Mecánicamente, buscó en la pantalla. Reunión del consejo de emergencia; con solo su mirada activó el proceso.


En los equipos de todos los departamentos y en las de todos los A. R. del CAR repitieron el mismo flash.



Hombre en Maquina


PROTOCOLO DE SEGURIDAD


Su proceso ha sido interrumpido.



Al mismo tiempo, la señal fue enviada a los mas altos dirigentes del estado. Casi como un eco, se recibió una respuesta: Convocada conferencia de seguridad dentro de diez minutos en la sala segura del consejo.



La sala segura del consejo, era un espacio en el bunker central del complejo. A una centena de metros de profundidad bajo el suelo. Era una reminiscencia del pasado, cuando las guerras se hacían con explosivos, agentes químicos y bacterias. Hacía tiempo que no se usaba eso, de la misma manera que tampoco había guerras.


Se rumoreaba, que un estado, había encontrado el rayo de contrición. Un extraño campo de energía que producía serios efectos en la percepción y la conciencia. Decían que todo cargo público sometido a su fuerza, terminaba por arrepentirse hacer confesión publica de sus yerros, y algunos habían puesto fin a su existencia con un tiro en la cabeza o una ingestión masiva de barbitúricos. Corrió un rumor por algún tiempo, leyenda urbana y probablemente absurda que lo llamaba el campo de la inquisición. Porque los dolores físicos y morales que producía llevaban directamente al suicidio. Pero pasó el tiempo, los muertos públicos eran cada vez menos, los mismos que propalaban el rumor callaron o viajaron lejos. Y la paz volvió a las conciencias y las sociedades.


Eran estos los pensamientos de Luís, en tanto tomaba el ascensor hacia el bunker del consejo.


Continuará


Darío

Otoño de las rosas

Y llegará el otoño de las rosas

el oro en las viñas y hayedos

el frio aquilón turbio el cielo

 

Días que mis alares vestirán plata

En la barba y cejas, filigrana

cayado de pastor será mi espalda

 

Las manos sarmentosas la voz gastada

temblorosa blanda, sin fuerza la palabra

y seguiré a pesar de los años

buscando tu mirada...

 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Supra control de procesos

Luis, miró la mesa de su despacho. Decididamente el gustaban los muebles antiguos. Aunque fueran como en su caso procedentes de reciclado.


Su mesa estaba formada por una parte del plano de cola de un Airbus 380, una autentica reliquia de cuando aun se volaba a reacción. Con un gasto de combustible ingente y una contaminación insostenible.


Pero aquellos eran otros tiempos, los motores de explosión la producción de energía eléctrica por combustión de materias fósiles. El metano, que producía la supra acumulación de ganado vacuno. Pero por encima de todo, algo de lo que se tardó mucho a hablar. La sola producción de refrescos carbónicos. La industria de los refrescos de cola llego a producir tanto CO2 diariamente como una antigua central térmica durante un año.


El día que los ecologistas, calcularon cuanto CO2 se empleaba para producir ese picorcillo refrescante en la garganta, las empresas de refrescos se hundieron en la bolsa. Se llamó el día de la burbuja nociva.



Desde el descubrimiento de los fullerenos la informática había dado un salto colosal. Pero amparada en ella otras ramas de la ciencia también habían tenido un fuerte crecimiento.


Primero se imaginaron nano-máquinas, ingenios mecánicos con piezas formadas por varios átomos. Pronto se dieron cuenta de la dificultad. A nivel molecular, la mecánica clásica no funcionaba. La solución era investigar la mecánica molecular.


Muchos de los procesos biológicos tenían mas que ver con esa mecánica que con ninguna otra cosa. Los llamados principios activos de la farmacia resultaron ser eso, moléculas llave que podían cerrar la entrada al interior de una célula. Abrir el paso a neurotransmisores, o dar la orden de procucción de hormonas.



En estas cosas estaba la cabeza de Luis, mientras su vista recorría una pantalla plana en que se representaba un esquema de toda la unidad a su cargo.


Su trabajo de A. R. (alto responsable) consistía en vigilar la producción del CAR (centro de administración de recursos). El CAR era una oficina del estado, que asignaba trabajos de investigación y producción de componentes nanotecnológicos. En realidad su trabajo era simple, casi monótono. Un lector pupilar puesto en la pantalla, que también le servía de clave de acceso, detectaba su mirada y automáticamente amplificaba el sector sobre el que ponía su atención. La pantalla escindida en dos mostraba en su mitad derecha la imagen directa del sitio. En la izquierda el resumen de procesos en curso.


Un campo inmenso para la ciencia. La medicina y la farmacia podían por primera vez desarrollar fármacos a medida, pero sobre todas estas cosas a Luis le interesaba la ciencia el saber puro.


Ese había sido su motor. Hubiera matado por llegar donde estaba. Los años de trabajo, los días y noches de investigación ideando funciones. Todo los daba por bien empleado su juventud hipotecada la falta de compañera, todo lo podía sacrificar por el saber.



Y ahora si, se podía explicar como una estructura artificial se se unían a una célula, como bloqueaban procesos o como intervenían en la reconstrucción celular. Pronto con su diseño dispondría de un periférico que sacaba un mapa de la superficie de una célula. Podía diseñar todas ls posibles llaves moleculares para abrirla, para enviar nueva información genética al núcleo.


La posibilidad de fabricar nuevos fármacos, sin tener que recurrir a moléculas producidas en la naturaleza. Luis se emocionaba pensando en el día que una copia de su programa IGP (investigación genética personalizada) nos permitiría hacer modificaciones de los genes trabajando en el plano del ADN directamente.



Volvió a mirar la pantalla, en aquel momento, solo dos programas utilizaban recursos de CAR uno era el suyo. Bajo el control de dos investigadores el Supra como llamaban al procesador central, iniciaba su primera auto-iniciación. La maquina se adaptaba para leer las estructuras internas de la materia viva. Otra parte de recursos se destinaban a un programa de manejo mental para ello un entrenador provisto de un casco superconductor, enseñaba al sistema a obedecer al pensamiento del operador. El objetivo final era, crear un sistema, único hasta el momento, de intercambio interactivo maquina mente.


En un momento, sin aparente anormalidad un pequeño destello rojo cruzo la pantalla. Luis miro hacia el sector donde trabajaban sus técnicos nada anormal. Volvió a ver el destello, esta vez observo al grupo de la segunda experiencia, vio al entrenador lívido ante la pantalla. Su cara era inexpresiva. Parecía estar catatónico, sumido en un estupor profundo. Dio la voz de alarma, algo le pasa al entrenador


Fueron unos segundos, lo que tardó en volver la mirada a su experimento. Primero vio la imagen de la sala y sus investigadores ponían cara de horror cuando buscó en la misma pantalla las explicaciones de lo que el Supra estaba haciendo casi se cae del asiento. Su mensaje decía localizado cerebro humano conectado. Inicio lectura celular, copiando mapa multidimensional del Hardware. Realizando copia multidimensional simultanea del software. Tiempo estimado de proceso 3 años 4 meses 18 días 7 horas 42 minutos y 18 segundos. No desconecte el objetivo durante el proceso. Hay riesgo de lesiones en el original. Supra control de procesos.


Darío







lunes, 12 de septiembre de 2011

Colores

Verde que te quiero verde.

Miedo del azul del cielo

Rojo rizado el clavel

lánguido amarillo, tu despecho

Lorca, Juan Ramón, Machado.

Alberti y un algo mío

para dar color a un blanco

y no porfiar contigo.

Verde que te quiero verde

palo rosa de tus labios

y mi corazón marchito

Darío   By LA BITACORA