sábado, 8 de julio de 2017

La leyenda de San Fermín en el Codex Calixtino

Dicen que hubo un santo varón de nombre Saturnino coloquialmente llamado Cernin o Fermín. No se puede deslindar a ciencia cierta, que corresponde a quien, entre Fermín, Firminus y Saturnino de Tolosa.
Lo que si es cierto, la tradición reconoce en Pamplona el pocico de San Cernín, lugar donde Saturnino de Tolosa predicó y donde se produjo la conversión del santo. Tal vez también el joven predicó en ese lugar, antes de ir a Amiens. Luego todo se precipita obispo y mártir patrón de Pamplona...

Pero como esto de los santos se suele liar mucho os paso ahora un trozo referido al martirio de un Fermín que aparece en el Codex Calistinus.

El Codex, con poco valor geográfico y nulo contenido histórico debe ser obra de algún fraile de alguno de los conventos que jalonan el Camino de Santiago.
Me atrevería a decir que su origen debió estar en algún convento riojano o castellano del segundo tercio del camino. Lo deduzco porque el autor o autores, conocen bastante bien el primer tercio, lo que se explicaría por la llegada de la leyenda en la boca de monjes franceses. Además ensalza a Carlomagno con unas epopeyas que solo un gabacho se puede tragar.
Por otra parte el Calixto a que se refiere el codex, a parte de otras coincidencias debe ser el segundo de los papas de ese nombre, lo supongo, porque se dice que era hijo de Guillermo de Borgoña, lo que lo haría hermano del artífice del camino -Raimundo de Borgoña-.
Me impulsa a creer estas cosas porque en El Codex los vascos y los navarros son descritos como salvajes crueles e incultos lo que parece concordar con la idea que de ellos podría tener un borgoñon, y más un borgoñon castellanizado.


Pero bueno que me estoy alejando mucho de San Fermín y su mitología, el Codex dice:
-Apresado por los paganos en el Capitolio de Tolosa, le ataron a unos fieros toros sin
domar que, desde lo alto de la ciudadela, le arrastraron por las escalinatas de piedra abajo, a lo largo de una milla, destrozándole la cabeza y vaciándole los sesos, y con todo el cuerpo desgarrado entregó dignamente su alma a Cristo-.

Y con eso se justifica que en Pamplona y para San Fermín se corran los encierros.
Como dicen los italianos -Se non è vero, è ben trovato-. Porque a fin de cuentas la manipulación de la fe del pueblo, las historias mágicas y los milagros portentosos ha dado de comer al cabildo santiagués los últimos mil años.

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