Tengo
un andamio de palabras y letras, un cañamazo para bordar en él, el
texto de una ficción o de un poema.
¿Conocéis
la historia de aquel poeta? Al que las musas le regalaron un corte de
cendal para la confección de una oda.
Pues
dicen; que era un poeta, persa anterior al islam, tanto; que llegó a la
orillas del mediterráneo, con los ejércitos de Alejandro.
Pero
bueno, me extiendo innecesariamente; que más dará para el fin de la
historia, si el sujeto de la misma era un persa que terminó
escribiendo griego, o por el contrario y muy posterior un griego que
fue islamizado en Constantinopla.
Lo
cierto es que el poeta aprendió de los tejedores de oriente las
técnicas del tisú y los brochados y un día...
Hazme
un zarzahán de palabras, con los mas bellos verbos, hazme un brocado
de versos; para que yo pueda cantar la belleza de mi favorita -dicen
que le dijo- el Califa.
Y lo siento pero ignoro quien pudo ser el califa la favorita y donde tenía el serrallo este supuesto sultán. Lo cierto es que, y lo digo con la certeza que para nosotros tienen las suposiciones, el poeta pidió poder ver a la favorita, para cantar en sus versos sus ojos de gacela, el cimbrear de sus caderas o el carnoso rubí de sus labios, el azúcar moreno de su piel...
tópicos y topicazos pero se dice, se imagina y cuenta; que el poeta desde una celosía densa, le fue dado ver el harén y desde allí como el cazador que acecha, escribir y describir la dicha del comendador de los creyentes por gozar de un jardín de huríes en la tierra.
Y lo siento pero ignoro quien pudo ser el califa la favorita y donde tenía el serrallo este supuesto sultán. Lo cierto es que, y lo digo con la certeza que para nosotros tienen las suposiciones, el poeta pidió poder ver a la favorita, para cantar en sus versos sus ojos de gacela, el cimbrear de sus caderas o el carnoso rubí de sus labios, el azúcar moreno de su piel...
tópicos y topicazos pero se dice, se imagina y cuenta; que el poeta desde una celosía densa, le fue dado ver el harén y desde allí como el cazador que acecha, escribir y describir la dicha del comendador de los creyentes por gozar de un jardín de huríes en la tierra.
Lo
cierto es; que apasionado en la creación, empezó nuestro hombre a
tejer con palabras y florido verbo la pieza de seda que debería
contener el poema, o tal vez el poema debería parecer jaique o
almalafa para cubrir el cuerpo de tan bella mujer.
Pero
sucedió, que como les pasa aun hoy a muchos poetas, nuestro hombre
terminó por confundir y entretejer en la prenda algunos pelos de su
barba.
¡Ah
que dolorosa sensación! Primero el arrancar uno a uno los pelos que
quedaron presos, después la imposible tarea de destejer uno por uno
sus versos. ¡Como se iban a reír de él los colegas ¡Qué burlas
no harían a su costa en el ateneo!
Pero
en fin ese era su sino, aceptó resignado solo para comprobar que
todos los versos de todos los poetas estaban entretejidos con su
vello. Es más que hasta el de la mas sonoras poetisas,
contenía restos de su vello púbico o su pendejo.