domingo, 28 de agosto de 2011

Con Amparo -La Tribuna- y su soflama en defensa de la mujer.

Darío: Hubo sobre las empleadas de la tabacalera varias novelas.


Amparo: Si, era un colectivo que se quiso representativo de la mujer trabajadora. Faustina Saez de Melgar escribió una novela titulada Rosita la cigarrera de Madrid, que se ve como antecedente de La Tribuna. Para mi es mucho mas correcta, mas ceñida a la realidad, que La Tribuna, el fin de Rosita es la marginalidad. La lucha la lleva a dirigir una banda de facinerosos. Pero no es eso lo importante. En 1830 ya se habían producido revueltas, nuestros ingresos a destajo eran superiores a la media del hombre. Teníamos en el gremio una sensación de independencia. Las primeras reivindicaciones, fueron siempre sociales. Llevar los críos al curro. Conseguimos salas de lactancia y guarderías en algunas fábricas. Nos interesaban más los derechos sociales que los políticos. Hubo sociedades de socorro mutuo y pensiones. El “oficio de lectora” era pagado por las trabajadoras que liberaban a la lectora de parte de su trabajo.


Darío: Esto no recuerdo yo haberlo leído en la novela.


Amparo: Noooo si la libertad de la mujer en la novela, es jugar un numerito de lotería para obtener la dote para entrar en un convento. ¡## @##! Dios. Pero lo mas importante, en 1870 hubo serias revueltas femeninas contra las quintas. Mujeres que no querían perder a sus hijos a sus novios, que no querían ver como iban a morir a las guerras coloniales. Eso estuvo muy arraigado hasta en la concepción cantonalista.


¿A ver dime? Como, Amparo una tribuna una líder del pueblo se va a poner a mariposear con un milico. ¿No te parece poco creíble?


Darío: Bien mirado si, un tenientillo hijo de mamá. Loco por bien casar con una señorita con pasta. No parecía, por mucha labia que el galán tuviera ser algo como para enajenar a una Tribuna.


Amparo. Un machista de m... al que la vida trata con cariño. Un usurero, que termina arruinar a un padre de las dos peores maneras posibles. Atentando contra la honra de sus hijas y quebrando su patrimonio por usura. Para luego dármelo por marido. Sera vergüenza, no solo me deja preñada y sola que encima lo tengo que maridar y de tapadillo, cuando viejo. Todo para legitimar a mi hijo, ¡Señor vaya sacrificio para una madre!


Darío: También es increíble el tempo, la cronología real sobre la que se apoya la novela es inverosímil. La falta de tempo histórico. Los sucesos de Navarra o tercera guerra carlista se suceden entre el 2 de Mayo de 1872 hasta febrero del 1876. Es muy dudoso, que el teniente en Navarra pudiera verse libre de obligaciones militares. Tampoco hay referencia a una visita de Amadeo I a Marineda, cosa que creo que hizo. En fin no hay tiempo histórico para el idilio. Que tal como se narra parece que se produce una promesa de matrimonio en octubre con la que tu cedes a sus pretensiones. Tu eres madre en Febrero del 73 cinco meses mas tarde. Lo que lleva a pensar que la relación había empezado antes.


Por no hablar de la religiosidad de las tabaqueras. Una Marineda, que había tenido sinagoga. Una España en que hubo luteranos desde el primer momento, que hay traductores de La Biblia monjes católicos. Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera cuya traducción es aceptada por protestantes, evangélicos. Que junto al "socio inglés" en la guerra contra Napoleón entró el anglicanismo como parte de su cultura. Por no hablar de José María Blanco Crespo “Blanco White”. Todo me hace pensar, que si en algún momento hubo un movimiento en contra de unos supuestos “misioneros ingleses” es mas anecdótico, que fundamental.


Amparo: No recuerdo bien la romería esa, pero es seguro que nuestra atención estaba mas pendiente de la situación del país, que de la labor de unos supuestos misioneros anglicanos. En aquellos días nos preocupaban mas las quintas y el sueño de una república que nos que imaginamos panacea para todos los males de la patria, eso mucho mas que cualquier otro tema.


Darío: ¿Y que leía La Tribuna a sus compañeras?


Amparo: Leía, todo aquello que podía concienciar. Por ejemplo esto:


Una mujer puede ser santa. Una mujer puede ser madre de un santo educar para la santidad. Una mujer puede ser La Virgen y llevar en sus entrañas al hijo de Dios. Ser madre de Dios. Adorada en el cielo, todo eso puede ser una mujer. Algo que un hombre no puede. Pero por ser mujer no puede ser cura, obispo cardenal o Papa, no puede ser teóloga.


Una mujer puede ser reina, emperatriz, zarina. Una mujer puede ayudar a un rey, ser madre regente. Pero una mujer no puede ser abogado, no puede ser médico, no puede ser ingeniero. (Esto es un pensamiento de Concepción Arenal)


Si es sabia, la llaman literata con desprecio. Si es estudiosa debe esconderlo. Escaso si, puede ser maestra y enseñar a leer, a escribir pero se le sigue negando que pueda leer escribir y entenderlo. (Lieratas era como llamaban despectivamente a las escritoras anteriores a D. Emilia Pardo Bazán. Que también recibió ese tirulo de parte de Clarín anuqe luego normalizaron la realción)


Eso es lo que esta sociedad nos ofrece, busquemos otra con mejor estatus, con mejores acuerdos.


Y es cierto. Los partidos de izquierda han luchado por nosotras como obreras, y como obreras de segunda. Pero nunca han hecho nada por afrontar el problema. Con ofrecer un aparte de la tarta se quedaron contentos.


Darío.  Continuará...

sábado, 27 de agosto de 2011

Pitia

Palabras que ahoga, un viento

viento sin ventura, singladura.

La pitia de oráculo incierto

en ábrego borrascoso escribió

un verso oráculo afán o intento

de que todo ajustase a su deseo.

viernes, 26 de agosto de 2011

A una nota de Pura Salceda

(Me evoca algo lóbrego)

(De: Juan Ramón Mansilla, en "Una habitación en rojo", ed. El Toro de Barro, 2011)

Levantarse, sinfonía de tuberías viejas. El agua. Acorde disonante de metales. Tuba trompa corneta. La tubería de hierro sangra. Oxido orín herrumbre palangana. Un café instantáneo, manchas en el pijama.


La ventana, confuso chirriar goznes y jambas. La calle, un vaho, hálito urbano, légamo. Miasmas. Te fuiste, lo comprendo, a mi no me queda fuerza y ganas.


Darío

El Café con Alfonso

El café con Alfonso fue largo y amable. Os diré que bajo el nombre supuesto de Alfonso oculto a un Bilbaíno. Era hijo de un empresario vasco, una de aquellas fortunas familiares que tenían su asiento en la margen derecha de la ria.


En el periodo que llamanos transición democrática, muchos empresarios acosados por ETA, dejaron su tierra y negocios para irse a vivir al Levante y Andalucía. El padre de Alfonso fue uno de ellos. A Alfonso, lo conocí en Alicante. Educado, con una carrera en Deusto, creo que derecho, se planteaba entrar en política, tenía sus ojos puestos en la carrera diplomática. Pero dejemos que cuente:


La ultima vez que te vi me disponía a intentar el ingreso en la carrera diplomática. Pero cuanto mas estudiaba menos me apetecía. Al final hice un año de reflexión me matriculé en filosofía y terminé en el seminario. Me ordené sacerdote. De eso hace ya diez y nueve años.


Te he oído en el sermón, veo que no has cambiado mucho.


El tema de la fe era nuestro favorito, recuerdas, en la transición nos preguntábamos en que creer. Si valía la pena dedicar toda la vida a un afán político. Sabes que pronto comenzamos a ver trepas, gentes que su motivación era el medro personal, gentes que no dudan en pisotear a otro por conseguir su fin.


Yo no es que vaya mucho por la iglesia pero me ha sorprendido ver un grupo de chicos jóvenes a esa hora en misa. Supongo que van por ti.


No vienen porque hay alguien que les habla a calzón quitao. Cuando llegué a este barrio a la iglesia solo acudían ancianos la mayor parte mujeres.


Pues la cara que ponían hoy...


Hoy y todos los días, suelen acudir al obispado con quejas cada dos por tres.


Vaya te crean problemas.


Alguno si, me defiendo diciendo que ellas no me necesitan, que ya tienen su iglesia, que a los que hay que atender son los jóvenes. De momento me han dado un plazo de confianza, pero me temo que tendré que dejarlo.


Hoy has sido sorprendente.


Hoy he sido como siempre claro. El hombre ha de creer en algo, tener fe en algo, si no la tiene tampoco espera nada y el que no espera nada no se ve obligado a practicar la caridad. Son tres virtudes que la iglesia llama teologales. Si no crees en nada y nada esperas como practicas la caridad. Sin caridad entendida como amor al hombre tampoco hay justicia fortaleza templanza prudencia...


Las virtudes cardinales.


¡Bah! las virtudes griegas. La Areté griega, cristianizada. Andreia (Valentía), sofrosine (Moderación) y dicaiosine (Justicia). Todo lo que nos falta ahora en nuestra sociedad en nuestros políticos.


Tienes más razón que un santo.


Tenemos una crisis económica porque padecemos una crisis moral.


En la política en la empresa y hasta en la iglesia.


Si, dijo con un tono de tristeza, hemos perdido valores hemos perdido el norte. Mientras no lo recuperemos no hay salida.


Comprendes que quiero hacer y porque. Claro creo que te entiendo perfectamente.


En su cara volvió a brillar una luz la misma que yo creí verle en la misa.



Darío


jueves, 25 de agosto de 2011

Amalia Amelia un Cura un cupón de la ONCE.

Recuerdo que era un día a la salida de misa de ocho y media. La iglesia es uno de esos templos edificados en un bajo comercial. Un espacio que podría albergar cualquier otro servicio.


Pero mejor comienzo por un principio. Yo vivo en un grupo de casas de esos que tienen un laberinto interior donde se alternan espacios verdes y bajos comerciales. Entre ellos hay una iglesia. Aunque cristiano por bautismo y católico por educación mis relaciones con el clero eran muy frías.


Un día oí un trozo de conversación, en que unas “beatas se hacían cruces” del nuevo cura del barrio.


Al día siguiente, la portera de mi inmueble, que es una de esas mujeres de mantilla y brazos cubiertos para entrar en la iglesia, también se hacía lenguas del nuevo capellán. Me pareció que los comentarios no eran muy elogiosos. Pero en sobremanera, se hablaba, de los sermones del cura. Que que barbaridad que como se podía tolerar que si patatín que si patatán. Conclusión que no me enteraba yo de cual era la causa de semejante alboroto.


Decidí que lo correcto era ir yo a oír de primera mano, era lo mínimo para tener una opinión. Dicho y hecho, el día siguiente a las ocho y veinticinco estaba yo en el primer banco de la capilla. Salió el celebrante y necesité sujetarme para no caer. Este es Alfonso, Alfonso Moreno, collons, la de güisquis que habíamos compartido en Puerto Banús allá por el principio de los ochenta. ¿Y ahora cura?


Nuestras miradas se cruzaron y tal como yo le había reconocido, él también me reconoció. Me dirigió una sonrisa entre guiño y de disculpa, y comenzó el oficio. Una cierta monotonía. Llegó el evangelio y como no la homilía. En ese momento Alfonso se transmutó.


Se acercó al micrófono y dijo:


Hoy quiero hablaros de la fe. La fe, para los católicos es una virtud. Es creer en aquello, que no vemos ni podemos demostrar. Fijando la vista en un grupo de gente joven dijo mirando directamente a sus caras. Podéis tener fe en Jesucristo, en Mahoma o en Buda. Podéis creer en el Socialismo o en el amor universal. Pero creed. Porque el que no cree,  no tiene esperanza, y el que no tiene esperanza tampoco tiene caridad. ¡Cabrones! creed aunque sea en solo en vosotros mismos. Pero creed.


Se volvió hacia el altar, la cara de la gente joven era de clara complicidad. Por el contrario los mayores, mujeres casi todas, parecían haber recibido un gancho en la mandíbula.


Llego la consagración, pocas veces he visto en un hombre la expresión de paz y dulzura que tenia Alfonso. Comunión, preces finales, bendición. Id en paz la misa ha terminado.


Me precipité en la sacristía detrás de Alfonso. Nos fundimos en un abrazo.


Alfonso


Darío


Cuanto tiempo ¿Como tu ahora?... acerté a decir.


Veinticuatro años no se cuentan en diez minutos, ¿porqué no me esperas y te cuento? Ahora tengo que atender a unos clientes. Señaló unos jóvenes que esperaban en la puerta. Por lo bajo añadió: Quieren hace una misa rapera o rokera no se. Ante mi cara de estupefacción hizo un gesto mirando al cielo y dijo riendo: Cosas del de arriba yo solo soy su agente comercial.


Salí; el templo da a un patio de manzana rectangular, al fondo hay un acceso a la calle. Cuatro tilos enmarcan el jardín, que no tiene otra cosa que plantas aromáticas romero tomillo orégano salvia alguna mancha de menta. Tomé asiento frente a la puerta,  de espaldas a la iglesia.


En la calle se veía un quiosco de la ONCE. Pensé comprar un boleto. Antes de llegar se cruzó una señora. Deme ese 83. 83 38, su calzado no, su cintura tampoco su busto menos... Yo quiero otro 83. Se cruzaron nuestras miradas. En tanto, una mano se posó en mi hombro, como se posa la carga de una grúa.


¡Alfonso sigues teniendo manos de pelotari! Mientras la señora se despedía adiós Amelia hasta mañana Amalia. Mira he unido mi suerte a la de esa señora. La vi alejarse. Bien Alfonso ¿Hace un Chivas?


Pagas tu. La iglesia es rica, pero el clero es pobre. Aunque a estas horas mejor un café unos churros.


Bien “Aunque” no será la primera espuela de Chivas que te veo tomar a estas horas.


Cierto cierto ja ja ja.


Darío