Esta mañana, al salir de la ducha, he oído como mi teléfono móvil me avisaba con una serie de zumbidos que tenía algo para mi. Al mirarlo he visto Llamada Perdida de P_forto 653******.
Inmediatamente un segundo zumbido SMS de P_forto.
Fortó es un amigo de esos de toda la vida. Nuestra relación se remonta al Bachiller. Aunque el es cuatro o cinco años mayor, el era ese chico mayor que me protegía... de otros chicos de mi edad y aun mayores. Pero veamos el mensaje: Darío pásate por el despacho que quiero ver como tengo la cartera de bolsa. ¡Ah! y a ti que te gustan la mujeres te contaré de una que...
Fortó hizo la carrera de derecho, ha sido un profesional bregado en procedimientos judiciales. Ahora, casi retirado, sigue dirigiendo el bufete, aunque la mayor parte del trabajo ya descansa sobre su hija y un sobrino que se reparten derecho mercantil y civil principalmente.
Bueno, yo soy de los por que pasar un rato con un amigo, dejo cualquier cosa que esté haciendo. Pienso que los ratos con amig@s suelen ser irrepetibles. Y trabajar se puede hacer siempre.
Lo he llamado, y su respuesta ha sido: Ven ven cuanto antes...
A los veinte minutos estaba tocando a su puerta. En que ha oído mi voz en recepción ha salido a recibirme con la sonrisa grande y el gesto amistoso que el dice reservar “para los de siempre”.
Pasamos a un segundo despacho mas pequeño y amistoso. Hemos repasado el estado de sus valores, me ha pedido mi opinión sobre ellos y me ha dado instrucciones para operar.
Terminado esto me ha mirado con cara maliciosa y me dice: Ayer era el primer día de trabajo después de las vacaciones. Joaquín, el compañero de mi hija, recibió una petición de hora para una señora clienta. Como la información obtenida por teléfono no le había parecido muy clara me pidió que si podía asistir a la reunión. Como es natural, acepté. Para que estoy yo en este bufete si no es para darles a los chavales mi experiencia.
La señora estaba citada a las 5:30 y justo a las 5:28 sonó el timbre, Los dejé solos los diez primeros minutos y después atendiendo una llamada interna acudí al despacho.
Joaquín, nos presentó. La señora X, el señor Fortó nuestro socio senior. Inmediatamente hizo un breve resumen de lo que la señora había expuesto hasta ese momento. Es algo que considero un buen ejercicio. Por una parte el cliente, se siente atendido, siente que ha sido escuchado. Por otra si hay algo que no es exacto, tiene ocasión de corregirnos y nosotros por su cara podemos saber que efecto le produce ver su situación así expuesta.
Joaquín continuó: El caso es que esta señora se le ofreció un tratamiento de belleza, por parte de sociedad, Cronos Especialidades Clínicas. Una vez en marcha el primer tratamiento le ofrecieron -sin gasto alguno por su parte-participar en un programa de tratamiento experimental, de algo que la sociedad pensaba sacar muy pronto al mercado. La señora firmó un contrato del que nos traerá una copia y nos pide que le reclamemos al esa sociedad una indemnización por daños y perjuicios. Hasta aquí las palabras de Joaquín. Que con un gesto señaló a la clienta, al mismo tiempo que le pedía confirmación de lo expuesto y la invitaba a continuar.
Ella tomó la palabra para decir: Pues si es eso mismo. Mismamente es eso. Antes de empezar el tratamiento yo era una mujer que llamaba la atención, mi cutis, mi cara, mis piernas. Eran el objeto de las miradas de los hombres. Y ahora desde que sigo el tratamiento me han hecho invisible. !Si si in vi si ble! Ya puedo entrar en un café subir al transporte público o pasear por la Diagonal. No me ven no me miran. Eso es que me han hecho invisible...
Darío