sábado, 24 de septiembre de 2011
Graforias
Era un hombre con tal vacío mental, que pensar le daba vértigo
Supra IV -En la Sala del Consejo-
La sala aparentaba ser un espacioso paralelepípedo oblicuo, en realidad era un tronco de pirámide. Construido de tal forma, las personas y objetos situados, en el el lado opuesto a la entrada de la sala parecían ser mayores.
Una mesa de idénticas proporciones mantenía la ilusión óptica. Cuando Luis entró, tres figuras ocupaban ya el fondo de la sala sentadas a la cabecera de la mesa.
Enfrente de ellas junto a la entrada había una silla vacía un puesto tenuemente iluminado en comparación con el brillo de la pared del fondo. Le indicaron que tomase asiento cuando lo hizo, una luz tomó aun mas intensidad de forma que todos los detalles de su figura resaltaban en tanto que las figuras de cabecera solo eran recortes al contraluz. Algo que Luis interpretó como una vaga amenaza, como poco, como la puesta en escena de su situación de subordinación de su persona hacia los dirigentes que de esta manera parecían tribunal mas que consejo.
La figura del centro tomó la palabra, con una voz anodina, se dirigió a el con la formula cortés de A.R. Luis. Algo que no pudo menos que causar en su ánimo una desazón. Estaba allí sentado como A.R. (alto responsable) en consecuencia como responsable de un procedimiento que por accidente o imprudencia podía terminar con la vida de un ser humano que ahora permanecía con su sistema nervioso capturado por el Supra en un proceso que duraría varios años.
La pregunta fue directa y precisa.
A.R. Luis puede usted explicar en pocas palabras, ¿Qué es lo que ha sucedido?
Si, yo estaba dirigiendo un programa en el cual se le enseña al Supra a identificar mediante unos periféricos Microscopio de Barrido, Sensor molecular de Gibbs, las características de la estructura molecular de la materia. En otro departamento. un instructor, preparaba un programa de auto-aprendizaje para el Supra. Por lo que se, yo no soy experto en ese tema. El Supra está aprendiendo a leer ordenes mentales. Lo que ha sucedido, aparentemente, es que Supra ha interpretado que la terminal de aprendizaje mental era un periférico de mi programa e inmediatamente ha captado el objeto situado en esa terminal como un objetivo a analizar.
¿Había usted previsto el uso conjunto del sistema de las dos aplicaciones?
No, yo solo solicité una disponibilidad del sistema para mi trabajo. No soy del departamento que hace la asignación de recursos. Solo pedí tiempo y capacidad operativa con el protocolo H22F como es habitual.
Comprobaremos ese punto. ¿ Puede decinos ahora que es lo que está haciendo su programa?
Si una vez que el programa identifica un objeto de estudio procede a fijarlo. Esto se logra mediante el envío de un tren de ondas de altísima frecuencia que producen lo que se podría denominar un cero de temperatura. Algo así como una congelación del sujeto del experimento. Una vez paralizado el Supra escanea por así decirlo el sujeto de exploración. La diferencia con los escaners normales, es que Supra trabaja al mismo tiempo tres coordenadas espaciales. Es decir el objeto es observado y copiado en una triple coordenada cartesiana.
¿Solo es eso?
No, hay mas, el programa en caso de reconocer una estructura viva lanza una excitación al centro celular y ausculta por decirlo así el eco que produce en el entorno. Me temo que a juzgar por el tiempo que dice empleará en el proceso lo que Supra hace ahora es excitar neurona a neurona ese cerebro, excitar una a una cada de las posibles entradas sean dendritas o espinas dendríticas observa sus mecanismos de sinapsis y sigue la reacción de salida por el axón.
Pero esto solo es algo que supongo. Para saberlo con certeza necesitaría ver los resultados mas adelante cuando haya cantidad suficiente para poder establecer que es cierto, además necesitaré corroborarlo con la opinión de un grupo de neurólogos.
Bien puede retirarse por ahora, queda usted confinado en este centro y a disposición de este consejo. Ahora vamos a analizar otros aspectos del tema. Puede retirarse.
Continuará
Darío
viernes, 23 de septiembre de 2011
Silencio
Darío
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Supra control de procesos III
En su camino, Luis encontró a dos muchachas PdS (personal de servicios) que tomaron el mismo ascensor. Las contempló con detalle, embutidas en sus trajes blancos de neofibra, sus cuerpos esbeltos tenían un discreto encanto sexy. Mientras la miraba pensó:
-Desde el descubrimiento de las neofibras metálicas, toda la industria del vestido había cambiado. Todos los trajes de eran iguales. Una malla blanca que ceñía el cuerpo. Un chip, colocado en la bocamanga servía para modificar la textura, el indice de aislamiento y los colores o transparencias que la neofibra presentaba en su aspecto. Era el chppi (chip para personalizar indumentaria.
Luis no pudo menos que pensar como la informática había cambiado la moda y el diseño. Antes los modistas combinaban colores y texturas ahora eran programas informáticos los que generaban la una función traje visual asociada a un sensación somática agradable. De hecho la mayoría de la gente solo usaba un traje de neofibra en toda su vida. Aunque los chips cambiaban con frecuencia. Luis recordó que debía pedir a su proveedor en último modelo. Por lo que había leído era capaz, reproducir cualquier combinación de vestimenta desde el siglo XVII. Para volverse loco.
No obstante en el trabajo, y por norma interna, solo se usaba el color base con una leve irisación que indicaba el rango y departamento. Por eso sabía que la dos eran de SMP (sección de servicios muy personales) procuró recodar la cara de la morena para llamarla a su despacho mas tarde...
Mas tarde, uf menudo marrón tenía delante tendría que explicar ante el consejo las particularidades de su programa, y que se podía esperar como resultado. Al pensarlo recordó que allí un poco mas arriba un hombre seguía atrapado en la red de Supra, mientras el cibersistema leía poco a poco cada proteína, cada estructura molecular de su cerebro. Cierto que permanecía en estado catatónico. Pero no dejó de sentir una ligera nausea y un escalofrío al asociarlo con la presa de una araña, inerte aletargada, en tanto el veneno lo va disolviendo poco a poco.
Llegaron a la planta 0, las dos PdS se bajaron del ascensor. Se cerro la puerta y con un ligero zumbido el ascensor aceleró su caída hasta la sala de seguridad del Gran Consejo. (continuará...)
Darío
lunes, 19 de septiembre de 2011
Felipe el banquero
Hoy quiero hablar de Felipe.
Felipe, fue en sus días de trabajo un buen bancario. Era un hueso duro de roer, morosos tramposos y otros tipos indeseables para el negocio, palidecían ente su mirada fría escrutadora. Durante años gozó de la confianza de la empresa. Poco a poco, había ascendido hasta ser el interventor de una oficina principal.
Pero por esas modas que hay en las empresas, el banco comenzó a aplicar el principio Blanca Nieves. Este principio laboral dice, que por cada Blanca Nieves (empleado con el pelo cano) que había en sus sucursales, se podían comprar a precio curricula siete enanitos con master en BMA idiomas informática y un montón de conocimientos. ¿Qué importaba que no tuvieran experiencia? En el fondo, los consejos de administración de los grandes bancos, apostaban por eso. Chicos con impecable traje negro sin corazón y sin historia.
Los malos, la maledicencia; que siempre está empujada por la envidia y por el despecho decía: Con la generación anterior de ejecutivos, como Felipe, la crisis bancaria no hubiera ocurrido. Nadie en sus cabales le hubiera vendido nunca hipotecas subprime o mas claramente hipotecas basura.
Tal vez tenían razón, tal vez todo fue una operación calculada para hacer quebrar a varios competidores molestos. Pero volvamos a Felipe.
Felipe se vio a los cincuenta y pocos años jubilado y sin poder acceder al ultimo peldaño de su carrera. ¿Con dinero? ¡Si! Pero con una esperanza de vida larga, que le hacía pensar los mas que probables apuros en la edad mas avanzada.
¿Que hacer ? Fácil, con sus conocimientos contables, pensó poner en bolsa una cantidad de sus ahorros. Gestionarla y obtener una sobre-seguridad el día de mañana.
Pero la vida, hay veces que complica las situaciones. A Felipe se le complicó el panorama, tal vez la tensión de la jubilación. Puede que tuviera otra causa. Lo cierto es, que a poco mas de un año de su no deseado retiro, un tumor de próstata, vino a enturbiar el equilibro mental conseguido.
Los médicos, le dieron una importancia relativa. Había miles de casos como el suyo en que el postoperatorio era perfecto.
¿Pero y si...? Se acercó a la parroquia, el cura al contarle su problema sonrío. Cuando quiso hablar de su desgracia, el padre sin mas, le largo una hojita de papel, algo de la operación Tobías.
Felipe leyó aquel papel muchas veces. Lo traía doblado en bolsillo de su americana Armani. Un tarde al llegar a su casa, le dijo a su esposa: Hoy no dormiré en casa. Entró en su despacho saco el papel busco un numero de teléfono y marcó. Soy Felipe G. de la parroquia de San Estanislao.
Sería a eso de las diez de la noche cuando Felipe salía de su casa. Vestía un vaquero viejo de pana, un jersey de punto con más de 15 años en sus mangas, los zapatos peores de su ropero. En la puerta trasera de un bar, cerca de la parroquia, encontró al cura y a dos hombres mas. Fue presentado. Un apretón de manos frio y seco. Le dieron una credencial con su foto para los servicios sociales y la poli.
Ya sabéis la historia de Tobías, no la tengo que repetir, dijo el párroco. -Prostitutas, maltratadas, drogatas, terminales de sida, borrachos, sin techo. Son vuestros hermanos id y socorrerlos.
Al día siguiente Felipe era otro. Yo lo encontré en la bolsa, le note algo raro. Pasaron días al final me lo contó todo. Soy otro, me dijo, por primera vez en mis 54 años se lo que es sentirse un ser humano.
De esto hace 10, de la próstata ni el recuerdo. Pero por la cara de luminosa fatiga, que se le ve por las mañas yo se que lo sigue haciendo.
Hermano no puedes yo te llevo, tienes techo comida y silencio. Nadie te va a preguntar ¿Porqué? ni te va a exigir que aceptes ningún credo.
En honor de aquellos, que en secreto, practican el onceno mandamiento.
Darío