miércoles, 23 de enero de 2019

San Miguel de Foces. Conclusión


En comprobación:
Si todo lo se dice en la aportación anterior es cierto, el trazado de las diagonales del dodecágono segmentado por sus cuatro vértices inferiores, debería ofrecernos unos puntos de corte proporcionales sobre la diagonal de la base. Algunas de estos segmentos deberían ser módulos de medidas en el templo.

Esta comprobación, requiere un delicado trabajo de campo partiendo de la idea de que la unidad de medida debe ser la vara valenciana, 0,906 cm. con los errores propios de un proceso manual. Tal fuera posible encontrar módulos del dodecágono base en otras partes del templo. Advirtiendo siempre que entre La Traça y el resultado final suele haber diferencias producidas por la realización del proyecto.



lunes, 21 de enero de 2019

La Tumba de Foces II


Hay en el techo de Foces unos florones, labrados en piedra. El florón es en la construcción gótica un adorno que se pone en la clave de los arcos de crucería.
Mecánicamente parece que tenga la función de reforzar la resultante de cargas sobre el arco. Concretamente en San Miguel existen dos, me centraré sobre el que une ls nervaduras del ábside central
 
Se supone, que está ubicado en el cruce del cardo y el decumano, si, ya se que alguno de mis lectores dirá que ese punto emblemático debería corresponder al cruce de la nave central y la transversal.
Allí también hay otro adorno, pero a puro ver iglesias, comienzo a creer que los constructores daban mayor importancia al situado en el ábside. Mi razón es simple; sobre ese punto suele estar el altar.
El ara con sus reliquias, y es el lugar que ocupa el oficiante, porque hubo un tiempo, en el cual el sacerdote decía la misa encarado a levante, mirando a “dios” como adelantado de la asamblea (en griego ἐκκλησία ekklēsía) iglesia en definitiva donde el continente vino a tomar por metonimia el nombre del contenido.

Será raro, el visitante al que no haya captado la atención este relieve hoy algo dañado y que ha venido a ser el símbolo de Foces y si no me equivoco de su asociación.

 
A primera vista, todo nos parece indicar que es un dibujo obtenido por la repetición sistemática de unos trazos, aunque se nos hace difícil sin un paciente análisis saber como está hecho.
Reconozco que me llevó tiempo el darme cuenta que lo que allí estamos viendo no es otra cosa que circunferencias.

Son círculos cuyo centro se va desplazando con alguna pauta matemática regular y en principio desconocida. Contando las puntas llegamos a doce. Por lo que es lógico pensar que en algún sitio escondido hay un dodecágono.


¿Por qué 12?
  • Doce son los segmentos de la cruz.
  • Doce los meses del año.
  • Doce los apóstoles.
  • Doce es el número de símbolos del Zodiaco.
Doce tiene seis divisores el 1 el 2 el 3 el 4 el 6 y el 12. La suma de los divisores es igual a 28 curiosamente los días del mes lunar.
Algo debe haber entre el diseño del edificio su ubicación y la astronomía.
Por el método ensayo error, he llegado a la siguiente conclusión:
El florón esta formado por una serie de circunferencias Con centro en los vértices de un dodecágono regular
 
Si al dodecágono se le seccionan los cuatro vértices inferiores o más próximos al observador nos queda el plano del ábside central. Las lineas diagonales de la figura, deben proporcionar un entramado utilizable para proyectar las ojivas del edificio.
Por ejemplo las que configuran el cierre del ábside.
Las lineas que configuran las semiojivas, están realizadas a mano alzada, porque no dispongo de un buen programa de geometría en 3D.
Creo que se puede concluir en lo que respecta a San Miguel de Foces, que el constructor un buen geómetra (alguna de cuyas razones se nos escapan) Si usó de la "tumba de Hiram" como archivo modular del edificio.


 

Identifico la Tumba de Hiram en San Miguel de Foces.

Imagen obtenida de: https://turismo.hoyadehuesca.es/galeria-multimedia/visitas-virtuales/iglesia-de-san-miguel-de-foces
Hace tiempo que vago de iglesia en iglesia, en pos de una cierta incerteza.
La pregunta, las preguntas, son siempre las mismas.

¿Hubo alguna vez maestros constructores?
¿Existió un gremio secreto?

  • Escondieron en la piedra saberes antiguos. O por el contrario, el románico es el resultado de un tanteo, de un hacer práctico.
  • ¿Y eso que llamamos gótico?
  • ¿Es un desarrollo de algo que subyace antes? Fueron conocimientos de nueva planta o por el contrario, fue el poso de los años el que permitió a los constructores dotarse de nuevos recursos geométricos a la par que técnicos.

He creído ver en una iglesia del Valle de Bohí en la que se podía apreciar un pentáculo inscrito en rectángulo formado por los la nave y el crucero.
Si esto fuera cierto, significaría que el constructor conocía el teorema de Tolomeo, conocía las propiedades de la estrella pentagonal o pentáculo. Y por esa razón conocía conocía y usaba la proporción lo áurea.
Y por si fuera poco pudo respetarlas en la horizontal para sobrepasarlas en el campanario. Algunos dicen que los campanarios de esas iglesias siguen el patrón del alminar, donde la altura equivale al perímetro de la base. Pero es obvio que no, las torres de las iglesias de Bohí son mucho mas esbeltas. Y que recuerdan mucho más a las torres de Florencia, Señoría y Campanile que a los alminares del islam. A fin de cuentas creemos saber que los constructores fueron toscanos.

Mucho he cavilado, sobre “las marcas de cantero” esos dibujos que según algunos solo tenían una función contable, (para contar los sillares que cada taller aportaba a la obra) pero lo cierto es que debían tener otros usos. El aparejo más común es el de soga y tizón, y es observando los los sillares colocados a tizón. En alguna obra se descubre que hay sillares con la misma marca que siempre están puestos en un mismo lugar, lo que me hace sospechar de que se trate de perpiaños; es decir de bloques que pasan de un lado al otro del muro y deben tener una función adicional. Son notables algunos de los que conforman el muro exterior de San Gil de Luna, y que curiosamente preceden a una columna o contrafuerte. Es como si se tratara de hacer un mejor engarce con el fuste que soportará más carga.

Pero volvamos al trazado, La Traça en términos de la época. Ya hablé de como después de un estudio de los augures se elegía el emplazamiento del edificio.
También escribí sobre la groma un instrumento de los agrimensores y arquitectos romanos. Toda urbanización romana comenzaba por la elección del sitio, después con la groma se trazaba el Cardo Máximo (orientado N/S) y el Decumanus máximo, (orientado E/O). Siguiendo el decumano, se alinean las naves de la mayoría de los templos. En el cruce Cardo Decumanus corresponde con el crucero. Podríamos pensar que ese punto donde en la antigua urbe romana se localizaría el Foro se podría pensar que es donde se halla el punto mas importante de la iglesia. Cierto que en ese punto suelen tener su centro los polígonos usados por el constructor para distribuir el edificio. Son proyecciones ortogonales. Áreas rectangulares a imagen de las ínsulas (la manzana de casas de la antigua urbanización romana).

Después se llevaba la Traça a tierra, con estacas y cuerdas se fija el perímetro. Se marcan los muros, y los contrafuertes, esos refuerzos verticales que han de aumentan su estabilidad y soportan el peso de los arcos de cierre. De la techumbre.
Aquí comienzan las primeras dudas, como sabía el constructor donde emplazarlos. Cómo saber su espesor. Como elegir entre lo que serían torres rellenas de mampostería o ligeras construcciones de sillar.
El constructor debía conocer bien los preceptos de Vitrubio, la cimentación y el conocimiento del suelo era una parte importante de su formación.
Pero nos volvemos a alejar del tema la tumba de Hiram.

La tumba de Hiram es ese lugar del templo, en el cual descansa como lo podía hacer un difunto, y por toda la eternidad el esqueleto, de la edificación es decir la serie de medidas que el constructor empleará. Porque por si fuera poco complejo el trazado del plano existe una complicación añadida. La medida. En el fin de la edad media, las unidades de medida eran locales, el palmo, la vara, el dedo, varían de reino en reino. Tanto es así que son muchos los edificios civiles que tienen el sus muros un resalte o un acanalamiento con la medida pública aquella que el almotacén contrasta.
Me temo, que en algún momento los constructores de iglesias, y sobre todo los de cenobios debieron usar sus propias varas. Es decir centímetro arriba o abajo, la vara local era una unidad creada para el caso, porque no estamos hablando de comercio ni tráfico mercantil, estamos hablando de una medida manejable y propia de cada obra.

Y ahora. ¿Hay en San Miguel de Foces una tumba de Hiram al estilo de los templos románicos?
Yo me inclino a creer que si. Como es natural los arcanos más secretos y misteriosos de la arquitectura, lo son porque no se ocultan. Visibles para cualquiera, cualquiera que sepa interpretarlos, el neófito pude parase sobre ellos, fotografiarlos, emplearlos como logotipo, y permanecer totalmente ajeno a la realidad que esconden.

domingo, 19 de agosto de 2018

Nuevo paseo por San Miguel de Foces.


Nuevo paseo por San Miguel de Foces.


Pronto hará un año en que me acerqué a San Miguel con ojos de aprendiz. He pasado por Santiago de Agüero y por Luna.
Han sido visitas enriquecedoras, es bueno ver con ojos de neófito, es bueno visitar buscando la complicidad del maestro de obras, aquel que urdió el templo.

Estos días en San Miguel de Foces se hace una recreación de un hospital de La Edad Media. A mi me conmueven estas recreaciones, que crecen como hongos, en nuestra geografía. Tienen mas voluntad que exactitud, y mas imaginación que realidad histórica.

Por señalar en otra dirección, y para que el animus criticandi no parezca injuriandi, diré que he visto muchas recreaciones de tiempos del Imperio Romano donde los caballos llevan entre sus arreos estribos, los legionarios visten algo parecido a los leotardos y...
Bueno, que si, que hay comparsas de Moros y Cristianos por todo el litoral mediterráneo donde los participantes fuman puros, y portan armas como poco, doscientos años posteriores a la época que evocan.

Bien está lo que es juego, pero esa diacronía no se puede usar cuando se pretende hacer estudio histórico. Podemos terminar muy lejos de la realidad.

No hace mucho, un recreador me decía. “Y a mitad de la obra cambiaron de arquitecto...”

Hombre... mire usted, arquitectura es un estudio universitario que tiene poco mas de 100 años de existencia. Si no recuerdo mal, fue la promoción de Gaudí, la primera que obtuvo ese título sobre el de maestro de obras, que era el habitual.

Cambiar de maestro de obras no era fácil. Bien fuera; porque se había firmado un contrato y pagado un plazo, o más exactamente porque el pago se hacía a un maestro y un taller. Es decir que el maestro era una figura corporativa, y se esperaba que aun en caso de indisposición o fallecimiento del maestro la corporación sería capaz de terminar la obra. Era más común que mecenas o el cabildo que pagaba la obra se quedase sin fondos y la fábrica quedase suspendida hasta que nuevos recursos allegaban al tajo. Un maestro de obras era un hombre generalmente seglar, llamado a edificar un espacio sagrado. Un hombre llamado a sacralizar al modo católico un sistema de construcción laico, un sistema de construcción que ya tenía algo de sagrado en su origen.
Los hay que creen, que el hacer edificios de piedra esconde un reflejo subconsciente de inmortalidad. A lo sagrado se le otorga el material perenne, la piedra, a lo sagrado se le adjudica el material noble, el oro, la plata, las piedras preciosas.
Por lo que creo saber, el maestro de obras es en su forma un panteísta. Como tal actúa como una esponja de los credos para los que trabaja. Aunque en el fondo solo acepta, solo comprende la piedra y su orientación su obra de piedra y el cosmos, su obra y sus alineaciones astrales, su obra geodesia y geomancia, su obra y su relación con lo telurico.
Pero en toda obra existen dos componentes lo inmobiliario y lo mobiliar. Quiero decir que en el templo coexiste con su diseño las distintas dependencias y su función.
Ya he planteado varias veces que el templo en si es un calendario, con su juego de luces y sombras, eso sería lo inmobiliario. Otra cosa sería el encontrar un reloj de sol aunque fuese raspado en la pared, como sucede en San Miguel de Foces. El reloj de sol, aun que esté esgrafiado en la pared del templo, no tiene porque ser obra del constructor. Es generalmente mobiliario, es decir puesto por y para servicio de los habitantes del templo convento o claustro.
Arriba la primera imagen, corresponde a la de un reloj de sol actual que yo he diseñado para la latitud y longitud de San Miguel. La simple comparación sirve para resaltar las diferencias. Por mucho que el eje de la tierra tenga una orientación variable y que esta orientación produzca la precesión de los equinoccios el ciclo total es de 25.767 años equivale aproximadamente 50,29 segundos año, no parece que sea significativa en 800 años (menos de un día de variación total)


Que ahora se complementa con este escrito, seguirán otros...

domingo, 15 de julio de 2018

Cuando los Pecados Capitales hicieron El Camino de Santiago.

Ahora que se acerca su fecha, es hora de evocar el Camino de Santiago.
Muchas son las leyendas piadosas, que jalonan las etapas del camino. Santo Domingo de la Calzada es una muy conocida en la cual una gallina asada canta para anunciar el milagro. El joven sentenciado y ahorcado por un robo que no había hecho permaneció todo un día colgado en el cadalso y vivo.
Pero a mi me interesan mucho mas las leyendas mas cercanas a Navarra y Aragón. Me gustan particularmente las cercanas a Puente la Reina, zona que en algún tiempo estuvo bajo los dominios de un rey aragonés, porque a fin de cuentas la casa real de Aragón es una rama del tronco de la corona navarra.
Me gusta la leyenda poco conocida, tan poco conocida que me la voy inventado sobre la marcha, de la virgen de la huerta. En realidad virgen del huerto hortus en latín. Son vírgenes que aparecen en santuarios al borde del camino del apóstol. En realidad los iniciados leían y aun leemos orthus, un sencillo anagrama que cambia el sentido. No es lo mismo La virgen de la Huerta o de el huerto; que la virgen del orto o lo que es lo mismo, el amanecer de una estrella. Si esa estrella es el sol... Mitra los místicos entenderían que se trata de la virgen madre del dios, evocando con ello, las sociedades mistéricas, esotéricas, cuyo ultimo exponente tal vez, solo tal vez, fue la Orden del Temple.

Pero de todas esas leyendas la que mas me gusta es la peregrinación inconclusa que hicieron en si día Los Siete Pecados Capitales. En realidad en su origen los pecados capitales eran ocho. Pero La Tristeza, que era el último de la primera lista, pasó a llamarse depresión y ya no fue un pecado sino un castigo.

Dicen que un día La Avaricia*, que puestos a poseer no se detenía en nada. Tomó la palabra y arengó así a sus hermanas: Queridas. Nos llaman pecados y a pesar de serlo todas tenemos nombre de mujer, quiero decir que nuestro género es femenino. Eso no es justo, seguro que nos bautizó algún clérigo misógino. ¿Porqué el pecado es macho y la causa del pecado hembra? Que se hable de nosotras como las Pecadas Capitalas. A ver, tu Soberbia, que tienes entre tus adoradores un sinfín de políticos catetos o de catetos dedicados a la política. Enciende su verbo, incendia su discurso con tortillos y tortillas corbatas y corbatos gilipollas y gilipollos. Y por supuesto con lujurios, gulos, avaricios, iros, perezos y envidios.
Y continuó:
He oído decir, que allá lejos en Galicia, donde el sol se pone, está la tumba de un Santo Apóstol. Que las gentes de todo tipo y condición peregrinan en busca de la remisión de sus culpas. He pensado, que nosotras a la que las injurias y maledicencia de los escolásticos nos pinta feas y abominables podíamos hacer la peregrinación.

Eso; dijo La Soberbia, que en aquellos tiempos, también era llamada vanagloria. Vamos a demostrar que somos mayores y más grandes. Vamos a decirles a esos cretinos, que nosotras echamos raíces en cualquier alma. Nos da igual que sean altruistas o ruines, seglares o clérigos. No hay alma humana en que no podemos hacernos hueco.
Además añadieron casi a la vez La Gula y La Lujuria; vamos a demostrarles a esos memos, que nuestro imperio es mayor que el suyo. Que reinamos en el mar y la montaña, en los lagos y las cavernas, en las urbes y los villorrios, bajo el sol y bajo las estrellas. Somos tan universales como los dioses y tan necesarias a la vida como el aire que se respira. Solo La Pereza se mantuvo callada. Dicen, que en aquellos días, La Pereza estaba inventado el procrastinar, única acción en la cual ella fue diligente. Por eso desapareció pronto de El Camino. Y es que la pobre Pereza no era buena ni siquiera para sus hermanas. Como admitir una gula perezosa, una ira remisa a obrar, o una lujuria que a puro procrastinar parecía virginal.

Pero la fortuna no fue igualitaria con los pecados, y cada uno tuvo el fin ajustado a su circunstancia pero lejano a sus méritos. La Lujuria marchó pronto tras los pasos de algún monje giróvago algún goliardo, empeñado en cantar el amor de las doncellas núbiles y de las refitoleras de convento y palacio aquellas que nadaban en sabrosuras de morcilla chorizo, de enjundias y pucheros.

En fin era un soleado día de primavera, cuando los siete hermanos restantes, comenzaron su peregrinación a Santiago. Por orden, haciendo y deshaciendo parejas, tríos cuartetos y hasta quintetos. Los álamos del camino vieron pasar a La Lujuria, La Pereza, La Ira, La Envidia, La Avaricia, y La Soberbia. ¡Un momento van seis! ¿Quién me falta? ¡Ah La Gula! Pobre Gula, la huerta navarra el vino y el chorizo de Rioja el asado burgalés y las cecinas y botillos leoneses se confabularon para impedirle la peregrinación. Eso a pesar de que La Avaricia y La Envidia la exhortaban a seguir hablando del lujo de las mesas gallegas, de las despensas de los canónigos de Santiago. ¡Comerás! Le decían, unos finos pescados y unos mariscos que solo ellos comen. Beberás unos vinos albariños y unos aguardientes... por no hubo nada que hacer, la gula se fue quedando en cada pueblo, en cada plato de garbanzos, en cada olla podrida, en los huesos del asado que se disputaba con los perros.
Algo parecido pasó con La Envidia, comenzó trabajando en las obras que encontraban en el camino. Y los maestros canteros, los orfebres, los tejedores y aun los talabarteros. Querían disponer de ella para ser la envidia de otros maestros otros orfebres otros talabarteros.
La Avaricia tampoco terminó la peregrinación, la volvieron loca los sones de las bolsas de los mercaderes que apostados a ambos lados de la vía mantenían negocios con otros mercaderes de Francia de Inglaterra y aun de Escocia. Traficaban con especias orientales, incienso, y cardamomo sedas y perfumes... La Ira tampoco corrió mejor suerte, cada frontera, cada reino tenía conflictos permanentes con sus vecinos, cuando no las propias familias de la nobleza disputaban entre si y aún con los reyes por un palmo de tierra.
Como decía antes La Lujuria y La Gula terminaron prendidas de los hábitos de un monje y desde allí pasó a la ropa de los obispos de los canónigos.
La Ira también quedó atrapada entre las ínfulas de un obispo, varios hubo que sacaron de su sede -manu militari- a otros mitrados. Al final solo La Soberbia hizo todo el camino, cuando alcanzó el Monte del Gozo, vio a su alcance el palacio del arzobispo. Y comprendió que esa era su meta. Nada de hollar el supuesto sepulcro del hijo del trueno, aquí en Compostela el auténtico hijo del Trueno era Diego Gelmírez, arzobispo y artífice del mito en sus orígenes.