He ido a la tierra de mis abuelos, también es mía. Páramo y erial bajo las cumbres, tierra de "ganau" grande y pequeño.
Bajo la montaña cursos de agua fragosos violentos, que van dejando las primeras viñas escarpadas en laderas con micro-climas distintos en según su orientación con respecto al mediodía.
Siempre fue tierra de vinos. El Somontano. Cada pueblo daba a sus vinos nombre, en casa se “usaban” de Blecua y Bespén, por aquello de -el pan cambiao y el vino usao-.
Hoy en todos esos lugares se han adoptado técnicas, enológicas modernas prensas de vacío y cubas de acero para la primera fermentación que permiten sacar de el mosto todos sus aromas.
El Somontano, es una D.O. Que tiene ya un peso propio en el mapa vitivinícola, tanto cuando la actual crisis ha obligado a algunos socios de las bodegas a vender sus participaciones han sido prontamente sustituidos por firmas nacionales de reconocida fama. Tal ves esto sea bueno para la economía y la ocupación de la zona. Pero uno no deja de añorar aquellas viejas cubas que puestas en la fecha del nacimiento del heredero. Seguían dando, con el reposo de décadas y el buen saber de los labradores unos excelentes rancios para celebrar fiestas un excelente vino a los nietos y biznietos del fundador de la saga.
Pero no solo es el vino, por esa zona tengo la amistad de algún criador que me proporciona de vez en cuando excelentes ternascos. Suelo ir a proveerme, como lo he hecho en este viaje, del primer aceite de la cosecha. Unos tomates rosa de Huesca, que tal vez nacieron en el vivero de Barbereta, para alcanzar la mayoría de edad en cualquier huerta de la zona y bajo la mirada sabia del hortelano, alcanzar ese peso cercano al kilogramo que suelen tener muchas de sus piezas. Algunos en sitios tan raros como Sant Cugat del Valles.
Nombrar Barbereta es pensar en “La Confianza” la tienda de ultramarinos que desde 1871 abre sus puertas en la Plaza del Mercado.
Este año he podido probar El Alquezar 2011 vino de aguja, floral y afrutado, que es el ideal para acompañar pescados carnes blancas aves, y si me fuerzas no desentona con embutidos y setas.
Hablando de setas no hay que perder de vista las jornadas micológicas de Ayerbe. Este año la climatología extraña, hace que las setas hayan llegado con retraso a la cita. Pero dado que las temperaturas no bajan de los 7º aun es el momento de degustar unas buenas preparaciones.
Recuerdo con placer una preparación de trompetas amarillas (Cantharellus Lutescens) -camagroc en Catalunya- estofadas con garbanzos, y ligeramente salpimentadas con el punto de pimienta recién molida. Receta que le debo a Emilio Ubieto gran micólogo, amante de su tierra y cuyo establecimiento en Ayerbe es de obligada visita para estar al día de vinos aceites mieles o quesos de la zona.
En fin una fiesta para el paladar del gastrónomo.
Darío
1 comentario:
Viva Huesca! I los oscenses! Uy, qué paraula més lletja!
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