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(Imagen Wikipedia) |
Era una tarde tranquila
propia ya del verano, de esas en las que Morfeo, tienta con con
sonoras cabezadas.
Una tarde solaz, con las
que el claustro celebra el final del periodo lectivo
solo veinte días para
acabar el curso aunque haya aun que cruzar el Rubicón de los últimos
exámenes.
Yo permanecía en mi
despacho, repasando algunos expedientes, cuando unos golpes en la
puerta atrajeron mi atención.
Estaba allí en el
umbral, una mujer de unos veinte años, cuya silueta me resultaba
familiarmente turbadora.
¿Si? Me oí decir de
forma mecánica, busco al profesor Pelaez Gorriz tengo una duda sobre
un tema del que me he de examinar...
Pelaez no está ahora,
¿si le puedo ayudar yo? Evité decirle que Pelaez Gorriz era un
adjunto y que el catedrático y profesor de las asignaturas era yo,
podía parecer presuntuoso y tal vez producir un rechazo.
-Tengo una duda sobre las
respuestas de individuos con el cuerpo calloso customizado. Dijo
ella, sin dejar su expresión de niña, que se asombra por todo. ¿A
quien me recordaba?
-A ver ¿qué entiende
usted por cuerpo calloso repliqué?
-Es un haz de fibras
nerviosas que asocian los dos hemisferios cerebrales.
-Correcto, solo debe
usted añadir que ni las uniones de las fibras nerviosas ni los
hemisferios cerebrales son simétricos.
Es decir no existe una
correspondencia ni anatómica ni funcional entre las partes unidas
por cuerpo calloso. Dije mientras le acercaba una lámina con una
representación de un cerebro y sus áreas funcionales.
La chica se inclinó
sobre el dibujo y su blusa dejo entrever sus pechos firmes que se
movían con la agitada respiración. Por unos momentos no pude menos
que evocar algo placentero que mi memoria me hurtaba.
¡Ah! Dijo ella me
producía una cierta confusión la contralateralidad, eso de que las
imágenes de un ojo se procesen en el hemisferio cerebral contrario.
-Eso es una
simplificación en realidad, los ojos se componen de dos hemiretinas
temporal y nasal que también se proyectan cruzadas temporal
izquierda con nasal derecha y viceversa. Dije mientras que con mi
mano, le señalaba sobre su cara la zona temporal y nasal, aunque no
la llegué a rozar.
La agitación de la
muchacha fue en aumento, la respiración era mas entrecortada no era
difícil suponer que había algo personal en ese comportamiento.
Me turbaba su ansiedad como
nunca anteriormente, la proximidad de una alumna lo hubiera hecho.
Por un momento pensé en poseerla allí sobre la mesa...
Buequé la calma mirando a
otro sitio, me entretuve en recorrer con la mirada la mesa de
despacho. Huía de su cara y de su cuerpo. En la parte superior de un bloc aparecía lo que
debía ser su nombre. Marta Rodríguez Llopart. Tampoco me decía
nada …
-Sabe usted, a mi
madre la tuvieron que hacer un corte en el cuerpo calloso para
corregir una epilepsia. Pero de eso ya hace años... a consecuencia
de la operación hay cosas que ve pero no las percibe.
-Si se a que te refieres,
mira te daré una lista de libros que tratan mas a fondo ese tema.
Busqué en mi ordenador tomé cuatro o cinco referencias de libros
que yo sabía estaban en la biblioteca y se las di.
-¿Alguna cosa más?
-No, muchas gracias,
ahora tengo todo este material para estudiar, si hay algo que no
entiendo volveré.
Se incorporó, sus pechos
volvieron a pasar delante de mis ojos, la respiración había cambiado, la falda corta y un suave
contorneo de caderas se alejaban ya hacia la puerta y entonces salte
como movido por un resorte. Marta Llopart, Marta Llopart, era ella
bueno era su hija, Marta y yo hace muchos años... bueno con Marta
tuve mi primera noche de amor...
Me hundí en el sillón
pensando en ella, habían transcurrido casi cuarenta años. Y Marta
aun estaba allí por algún rincón de mi cerebro. ¿Cómo estará
ahora? ¿Intento localizarla por la dirección de su hija? O lo dejo
correr permanecí el resto de la tarde evocando.