Era
un día caluroso, el anciano de la montaña y sus acólitos, habían
salido muy de madrugada. Ascendieron con el sol las abruptas laderas,
de la montaña que habitaban, y ahora que el astro alcanzaba el
cenit, encontramos al grupo sentados al borde de mas alto del bosque,
frente a un asómate al que con frecuencia se encaramaban.
Hoy
están cansados por la marcha fatigosa y lenta en el curso de la cual
han recogido plantas para su herbario. La ruda el digital el ruibarbo
… Están sentados en un claro, como otras veces pasarán allí a la
sombra de las últimas coníferas el resistero.
El
maestro, con la mirada fija en una brecha en la enorme roca que marca
el fin de la vegetación y el inicio de la áspera montaña dijo:
-
Ese paso estrecho que allí veis, ese que parece un tajo hecho por la
espada de un gigante, fue llamado en tiempos la brecha de la muerte.
Se decía que era lugar donde se escondían los bandidos que antiguo
vivían en estas sierras. Mas aun antes de ellos los pobladores del
valle decían que allí habitaba un brujo hijo del demiurgo y una
ninfa del agua.
Las
gentes de estos lugares le temían, cuando una tormenta descargaba
entre estos peñascos decían oír en el trueno la voz del brujo. Que
los relámpagos eran los fulgores de una mágica espada y los rayos
los mandobles que con ella propinaba. Hasta que un gañan el más
astuto que por estos lares nunca hubo dio en decir que los truenos
eran los pedos del brujo, que serían acaso ruidos de su barriga, y
que si los rayos eran fendientes o estocadas el brujo debería ser
ciego por las pocas veces que acertaba en sitios donde hicieran daño.
La
gente se acostumbró a esa explicación, y como suele pasar en otras
cosas de la vida el conocer o creer que se conoce la esencia de las
cosas nos permite acercarnos a ellas sin temor.
Sin
temor ¿Pero? Preguntó señalando a un joven que parecía distraído.
Sin
temor pero con prudencia dijo el aludido, y siguiendo la invitación
del maestro continuó:
-
Todo el universo es complejo, solo su creador lo puede ver desde la
cumbre mirando desde estrella mas grande a la mas pequeña de sus
criaturas. Pero el hombre que está al final de la creación solo le
es dado el conocimiento parcial debe estudiar todo lo que percibe
paso a paso ascendiendo como nosotros lo hacemos por la abrupta
ladera. Para poco a poco generación tras generación alcanzar el
conocimiento de la materia.
El
anciano le hizo un gesto para que callase y dirigiendo su mirada a
otro acompañante le preguntó ¿Y ese es todo el conocimiento que
buscamos?
El
joven aludido dijo:
No,
también hay un conocimiento secreto el que se alcanza por la
introspección, aquel que permite intuir primero y saber después esa
es la segunda meta que queremos aprender de ti, maestro.
Ahora
dejaremos al grupo, seguro que hablaron mucho mas pero por hoy esto
es todo.
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