Es
una noche fría, el aire gatea por las rocas del acantilado y trae en
su viaje espumas de marea.
Es
una noche de guardia serena, el fusil y el perro, no hay caseta. No
hace falta. Allá en el cielo pasa un cometa, tal vez solo chatarra;
restos de un ingenio humano, que regresa.
Vuelve
vuela, arde el aire torna a la tierra.
Y es nochebuena
pero aquí no hay luces, ni abetos, ni gaitas, ni panderos por no
haber no hay pastores y tampoco borregos.
Es
una guardia más, un hombre, un fusil ochenta balas y un perro. Paz
en la tierra que inconveniencia.
Treinta
cuarenta años después, hay otra guardia, no hay perro ni fusil ni
espumas de marea. Hay garita búnker pantallas y aparatos... ojos del
más allá en la estratosfera. La tierra es una jaula y sobre ella
una red que ausculta las ideas.
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