Es
carnaval, vestido de arlequín salgo a la rúa. Me espera Colombina
con labios de carmín
ojeras
de antimonio, fidelidad perruna.
Colombina
y yo y su recíproco, amantes de comedia. Paseando por la rúa me veo
feo reflejado en la luna de la paquetería. Colombina se ve, se ve a
su vez en un viejo cristal peluquería. Y miro con detalle la calle,
y veo otra vez la luna y su reflejo. A la derecha Ella y yo a la
izquierda yo y ella. Gloriosa simetría, pero ni ella es yo ni yo soy
ella ni el fulano que a su brazo cuelga, tiene el menor parecido con
mi presencia.
Mira
le digo al tío del espejo tu no eres yo pero sales con ella, romperé
el cristal te retaré a duelo y de un gañivetazo te tiro muerto.
Y
entro en el cristal y el mequetrefe toma las de Villadiego. Lo agarro
por el frac le tiro el antifaz y su rostro no veo. Nada hay detrás
de la careta, y preocupado me quito mi antifaz y puedo comprobar que
mi rostro también se ha fugado.
Es
carnaval, vestido de arlequín voy por la rúa, pero sin antifaz
porque mi cara está al otro lado de la luna.
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