Es
la noche también; la buena, y un convoy jadea en la llanura, el humo
queda atrás y el tren rompe la noche y su silencio. Mas en la
distancia, solo parece un cometa lento con su larga cola de humo azul
negro.
También
es noche de paz, allá en le fondo de un vagón de tercera. Alguien
canta, un noche de paz desgarrado; un clochard, dos fulanas, el
revisor y un guardia.
Los
imagino con disfraz de pastores y camino de Belén, ¿qué podrán
llevar? Al hijo del hombre que está en el portal.
¿Qué
le llevas tu María Ramoneta? Que vendes tu cuerpo por algo de pan y
tu Magdalena que vendes tu carne para comprar paz.
Y
un clochard discreto, que de su cantimplora trasiega balarrasa,
cazalla aguardiente y tal vez café, ¿qué podrá llevar?
Y
dos funcionarios un un interventor, el poli de trenes y un
trashumante como yo; que paz ni sosiego al niño pequeño le podemos
dar.
La
máquina ulula, y el humo es un velo, y la larga cola de un traje
nupcial. Dos putas un guardia, un hampón malevo, un sin casi sin
casa y un revisor seguro venal.
Allá
en sus inicios, barragana o tal vez manceba, del rico del pueblo, va
la Magdalena buscando un portal.
Portal,
un quicio, un ventano de casa robada, en que se penetra se sale se
entra se entra y se sale sin mirar atrás.
Noche
de paz noche de amor claro sol brilla ya... y los vagones candonguean
la vía con un balanceo, como en la vida, la locomotora su velocidad
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