miércoles, 2 de noviembre de 2016

Continuo con París


Vuelvo de París, ha sido una maratón. Tres museos, una exposición monográfica, siete lugares emblemáticos, cuatro barridas con nombre y apellido, cinco monumentos, el restaurante más antiguo de París, un affineur, creo que lo que más he visitado ha sido el transporte público. Autobuses y Metros de París eficientes, eficaces, intuitivos... y eso que la distancia mas larga ha debido ser la que hay entre el barrio Latino y Monmartre, o la que media entre El Arco del Triunfo y Père-Lachaise. Para un barcelonés, nada. La conclusión es que en París la gente toma un trasporte público para desplazarse tres paradas. En Barcelona terminas por ir andando porque... mientras esperas el Bus ya has llegado. Esto también es un tercer mundo. Deberíamos poder importar políticos de allí, urbanistas urbanólogos urbanidad (menos) pero es bueno saber donde estamos. Ya que ni sabemos eso ni a donde vamos.
Seguiré con París hay mucha experiencia jugosa...

Llegamos a la estación de Lyón, viajamos en tren. Ya no es lo que era antes pero para viajar el tren. Si viajas en avión como cualquier ejecutivo de medio pelo, se tiene la sensación del trasplante. Te toman en Barcelona con un poco de tu humedad y su Garbí que diría Pla, y te trasplantan a París o a Roma en cuestión de horas, minutos casi.
Con un poco de suerte vas a parar a un hotel de la misma cadena que hay en la esquina de tu calle. Con suerte o sin ella, te hunden en un ambiente tan currutaco, como el de tu origen y antes de poder respirar el olor del destino te vuelven eso si entre nubes de aire acondicionado a tu suelo natal.

Pues mira no. Los viajes, se han de hacer como mínimo en tren, y porque la caravana está en desuso. Pero viajar es cambiar poco a poco de entorno, de olores colores acentos...
En el TGV aun permite observar viajeros de distintos sitios, jugando otros roles con matices en los acentos, si me fuerzas hasta con bocadillos diferentes.
Yo cuando viajaba como comercial me gustaba mucho aproximarme a los sitios con un tren de cercanías. Eso te permitía tomar el pulso a la zona, oías comentarios de fútbol preocupaciones de economía conflictos huelgas... llegabas al destino travestido de aborigen.
Pasar por el centro de la Camarga evocar la Romanidad de Nimes. Aprender a distinguir de un francés de Perpignan de otro de Lyón...
El tren da un giro, pone su espalda hacia el mediterráneo y enfila hacia París el entorno cambia el romanismo se diluye como lo hace poco a poco la luz del día y a 300 km ph nos precipitamos en París. Visto así La ciudad es un vórtice que irá tragando todas las culturas de su entorno, fagocitará Aquitania, Bretaña, Normandía, Borgoña, Occitania, y Provenza, sin citar todos los departamentos, todos concurren en París con vinos carnes y quesos con mantequillas y cremas, con ostras y almejas. Parece que París fuera la panza de Gargantua, voraz insaciable, tacaña en lo que devuelve y artista de la sofisticación. Los
escargots de Bourgogne que nacieron en Rioja, las trufas del Périgord que son de Graus y el foïe que hablaba yugoslavo en su origen.
Pero eso si París los devuelve con un halo de sublimidad, con un marchamo de perfección que es aceptado por todos.
Puede que de todo eso La Ciudad Luz solo aporte algo en la afinación de quesos. Ir a París obliga a visitar la cava de un affineur de quesos. En sus cuevas duermen mientras maduran quesos de toda Francia. Hasta que el olfato y el gusto del experto dan el visto bueno.
No lo voy a discutir, en quesos les concederé el crédito, pero no me negarán ustedes que un pueblo que pretende enseñar a comer a decir que se come y donde lo haga con el criterio de un fabricante de neumáticos es algo más que sospechoso. Bibendum como se llama el monigote que da imagen a la marca nació el mismo año que la torre Eiffel. Y la guía a la que me refiero nació en 1900.
Lo cierto es; que ante la masificación e industrialización de la cocina, el negocio gastronómico, se esfuerza en presentar las mismas cosas insípidas, con distintos aparejos.

Me quedé de piedra al contemplar el plato estrella de Maxims -Cerdo Ibérico- otros presumen de vaca gallega en París ¡Señor Señor! Se empieza recauchutando la cocina propia y al final hay que recurrir a la despensa ajena...
Continuaré

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