Escribía ayer del petenera.
Alberto decía que lo quería conocer, por eso voy a intentar recopilar
recuerdos.
El pete murió como y donde vivió, en la calle. Cruzaba la Calle Reina Amalia en
la proximidad de San Pau cuando una apoplejía, lo dejo en el sitio. Fue
fulminante, según me contaron días después. Cuando los del 061 llegaron era
prácticamente un cadáver. No se sabe
bien cuanto tiempo pasó desde el accidente, algunos sospechaban que dado lo
habitual de sus borracheras algunos peatones pensaron que era un traspiés fruto
de la cogorza.
Por lo que se, Fernando que ese
era el autentico nombre del pete, había nacido en Cádiz hacia el final de la
guerra civil o recién terminada esta. Parece que su padre había muerto en el
penal del puerto. Según su madre su madre, La Angustias, el padre terminó en la
cárcel sin delito alguno. Solo por la denuncia de unos señoritos, a los el
Julito que así se llamaba el padre, tenía la mala costumbre de levantarles las
hembras.
Julito, pisha le decían, que no piensas en
otra que levantale los ligues al señorito y te la va a busca. Julito contestaba riendo que el señorito lo
sería en su casa que pa camelar las jembras no había nasio en toda Andalusia
chavó con tal galanura con finesa y con modales como Julito Vargas González.
Julito terminó tuberculoso y en
la cárcel. La viuda y fernandillo aparecieron por Barcelona por la década de
los cuarenta. Ella venía buscando a la familia, que había emigrado algunos años
antes. Traía una carta de recomendación para las monjas del Raval, por medio de
ellas La Angustias entró de muchacha en
la casa de unos fabricantes de Vich, poco después le ofrecieron llevar una casa
de huéspedes, La Pensión Angustias desde entonces y allí en ese ambiente creció
y se educo el Pete.
Sus primeras pesetas las ganaba,
acompañando a los clientes de casa "al trabajo", era la pensión
centro de parada de algunos boxeadores y fernandillo con siete u ocho años de
edad era el encargado de acompañar a los púgiles hasta El Teatro Circo Olympia, en la calle de Juan
de Aldana y el cruce con la Ronda de San Pablo.
De eso a las noches, de amor de
los campeones, le roce con mujeres, algunas artistas de El Paralelo, todos
ellos pertenecientes a ese lumpen. Fueron la universidad donde se formó el "fernan" nombre con que se le empezaba a conocer.
Así pasaron varios años,
Angustias se volvió a casar con un maño que trabajaba en la Maquinista. El
hombre, llano y comprometido con la izquierda, quería para su hijastro el mejor
de los futuros. Se desesperaba con las pocas ganas de estudiar del chaval.
Un día que Adolfo (que así se
llamaba el padrastro) se había quedado en casa, convaleciendo de algún palo
recibido en una manifestación, quiso tener un cara a cara con fernan. Le
preguntó si pensaba estudiar o visto que tenía ya catorce años le buscaba un
enchufe de aprendiz en su empresa. El fernan muy serio contestó. Que no que él
sería representante de artistas, boxeadores o cosas así. Adolfo le interrogo
con la mirada y después preguntó y eso como se come. A lo que el Fernan
contestó muy serio:
Mira es como el sindicato
clandestino ese al que perteneces. Un representante de boxeadores, es el que
cobra pasta, por las hostias que le dan a otro.
Creo que aquel día Adolfo tiró la
toalla, hizo lo que buenamente pudo por buscarle donde ganarse el pan. Pero la
leyenda del Pete, el peteneras, ya había comenzado.