martes, 14 de mayo de 2013
jueves, 9 de mayo de 2013
Miquiño mío
Llega con retaso pero llega. Me regalan un libro por el día
23 de Abril. "Miquiño mío, Cartas a Galdós" Donde Emilia o Doña
Emilia o LAPARDOBAZAN escribe a Benito Perez Galdós. Tal vez los dos mejores escritores
del XIX y el Naturalismo.
Aunque hay veces al principio que en las Novelas de la Pardo
suenan a incrustaciones forzadas las referencias a lo natural.
Cuantas veces me he preguntado si detrás de las heroínas de
Doña Emilia no latía un poco ella a modo de Alter Ego. Algo que no cabe
preguntarse de Galdós.
Me lleva a evocar esos guantes con dedicatoria; que aún se
conservan en la que fue su casa. Que sexy que sensual escribir un guante. La
funda de la mano que lo mismo escribe que acaricia. Son costumbres viejas... Ya
no se lleva el guante ya no significa nada... imagina que quieres pedirle a una
mujer un recuerdo que quieres escribirle un poema...
¿Dónde? No me imagino un poema en un tanga, no que
horroroso. En que prenda de mujer le escribirías un poema. Difícil muy difícil
contestar a esa pregunta.
Y es que digan lo que digan hemos olvidado el galanteo, lo
dulce de una relación que crece y se consolida. Hemos perdido el hechizo la
magia, ahora todo eso queda reducido a un polvo, trivial y obsceno mas obsceno
cuanto más trivial. Y viceversa.
Bueno lo leeré y os cuento
jueves, 2 de mayo de 2013
El Pete II
Escribía ayer del petenera.
Alberto decía que lo quería conocer, por eso voy a intentar recopilar
recuerdos.
El pete murió como y donde vivió, en la calle. Cruzaba la Calle Reina Amalia en la proximidad de San Pau cuando una apoplejía, lo dejo en el sitio. Fue fulminante, según me contaron días después. Cuando los del 061 llegaron era prácticamente un cadáver. No se sabe bien cuanto tiempo pasó desde el accidente, algunos sospechaban que dado lo habitual de sus borracheras algunos peatones pensaron que era un traspiés fruto de la cogorza.
El pete murió como y donde vivió, en la calle. Cruzaba la Calle Reina Amalia en la proximidad de San Pau cuando una apoplejía, lo dejo en el sitio. Fue fulminante, según me contaron días después. Cuando los del 061 llegaron era prácticamente un cadáver. No se sabe bien cuanto tiempo pasó desde el accidente, algunos sospechaban que dado lo habitual de sus borracheras algunos peatones pensaron que era un traspiés fruto de la cogorza.
Por lo que se, Fernando que ese
era el autentico nombre del pete, había nacido en Cádiz hacia el final de la
guerra civil o recién terminada esta. Parece que su padre había muerto en el
penal del puerto. Según su madre su madre, La Angustias, el padre terminó en la
cárcel sin delito alguno. Solo por la denuncia de unos señoritos, a los el
Julito que así se llamaba el padre, tenía la mala costumbre de levantarles las
hembras.
Julito, pisha le decían, que no piensas en
otra que levantale los ligues al señorito y te la va a busca. Julito contestaba riendo que el señorito lo
sería en su casa que pa camelar las jembras no había nasio en toda Andalusia
chavó con tal galanura con finesa y con modales como Julito Vargas González.
Julito terminó tuberculoso y en
la cárcel. La viuda y fernandillo aparecieron por Barcelona por la década de
los cuarenta. Ella venía buscando a la familia, que había emigrado algunos años
antes. Traía una carta de recomendación para las monjas del Raval, por medio de
ellas La Angustias entró de muchacha en
la casa de unos fabricantes de Vich, poco después le ofrecieron llevar una casa
de huéspedes, La Pensión Angustias desde entonces y allí en ese ambiente creció
y se educo el Pete.
Sus primeras pesetas las ganaba,
acompañando a los clientes de casa "al trabajo", era la pensión
centro de parada de algunos boxeadores y fernandillo con siete u ocho años de
edad era el encargado de acompañar a los púgiles hasta El Teatro Circo Olympia, en la calle de Juan
de Aldana y el cruce con la Ronda de San Pablo.
De eso a las noches, de amor de
los campeones, le roce con mujeres, algunas artistas de El Paralelo, todos
ellos pertenecientes a ese lumpen. Fueron la universidad donde se formó el "fernan" nombre con que se le empezaba a conocer.
Así pasaron varios años,
Angustias se volvió a casar con un maño que trabajaba en la Maquinista. El
hombre, llano y comprometido con la izquierda, quería para su hijastro el mejor
de los futuros. Se desesperaba con las pocas ganas de estudiar del chaval.
Un día que Adolfo (que así se
llamaba el padrastro) se había quedado en casa, convaleciendo de algún palo
recibido en una manifestación, quiso tener un cara a cara con fernan. Le
preguntó si pensaba estudiar o visto que tenía ya catorce años le buscaba un
enchufe de aprendiz en su empresa. El fernan muy serio contestó. Que no que él
sería representante de artistas, boxeadores o cosas así. Adolfo le interrogo
con la mirada y después preguntó y eso como se come. A lo que el Fernan
contestó muy serio:
Mira es como el sindicato
clandestino ese al que perteneces. Un representante de boxeadores, es el que
cobra pasta, por las hostias que le dan a otro.
Creo que aquel día Adolfo tiró la
toalla, hizo lo que buenamente pudo por buscarle donde ganarse el pan. Pero la
leyenda del Pete, el peteneras, ya había comenzado.
miércoles, 1 de mayo de 2013
El Pete
Mire uste don Manue, que yo soy de los tiempos del superocho
y del las Kodak Instant.
El que así hablaba era el Pete, pete pa los amigos; peteneras
pal resto del persona.
Pete es un filósofo de tablao que lo mismo se marca una
farruca que un tanguillo pero lo suyo es salirse por peteneras, de ahí el mote.
Amigo de Korsakoff con efe terminó sus días con ese eterno
vuelo del moscardón que les oscurece la memoria a sus adictos.
Pues bueno decía que el Pete siempre me argumentaba, que él
era de los tiempos de la Instamatic, de cuando las fotos se hacían fuera.
¡Que es eso de hacer fotos con un teléfono y mandarlas por
el mundo alante! Asin pa que se sepa, quemos comido en un restauran de tronío.
O que hemos salido con la Pepa.
Mire don Manue yo y salido con hembras ¡uf que hembras! Pero entonses a la hembras se les hasia una
copliya o se floreaba un tiento con la guitarra a su vera.
Yo soy antiguo señor de cuando en los restaurantes se
comía... se comía de cubierto o de menú, pero dos platos pan y postre. Y no
esas majaderías de decisiete hostietas que ni te enteras.
Pos eso don Manue que yo zoy antiguo de cuando el pan era
pan y el vino de la cosecha.
Y ya ve al pan lo llaman baguete al vino cupage a secas
comer ya no se come se picotea y las hembras que le voy a decir yo de las hembras que uste
no sepa.
lunes, 29 de abril de 2013
Xinzo de Limia
Dicen que había un llano al pie
de la montaña donde llegaban turbulentas, las aguas del recuerdo. Dicen también
que en ese llano, tal como cambia la
vida de los hombres, cambiaba el curso y nombre de ese río. Dicen, que a partir
de la cascada era llamado Lete, o mejor Leteo.
Y cuenta la leyenda, que un trago
de sus aguas, producía una amnesia tan radical y tan profunda; que las almas
que allí bebían olvidaban todo, perdían todo rastro de memoria.
También dicen, que en Galicia
hay, junto a la frontera portuguesa, un curso de agua, El Limia que tiene
idénticas propiedades que aquel viejo Leteo.
Algo de cierto debe haber en ese
mito, que solo Décimo Junio Bruto se atrevió a afrontar. Sus soldados no querían cruzarlo por miedo.
Él lo cruzó y desde la otra orilla llamó a sus hombres uno por uno y por su
nombre. Lo que dejó probado que no se perdía la memoria por cruzarlo.
Dos veces he accedido a Galicia
por Ourense. Por el camino que lleva desde Zamora y pasa por cerca del Lago de
Sanabria. Es una ruta montaraz y no frecuentada por los turistas, por lo menos
no por esa especie Turis Estuarensis que suele llegar del centro y parasitar la
costa gallega. Mi destino suele ser Santo Estevo algo más al norte de Xinzo de
Limia el pueblo y lugar donde debió ocurrir este hecho.
Pero resumiendo. Lo que Décimo
Julio no sabía, es que por ese hecho y la posterior toma de Galicia sería
apodado Galaico. Ahora lo recordamos como; Décimo Junio Bruto Galaico. Esa era la maldición del río, nadie que lo cruce, puede dejar
de sentirse galego. Yo doy fe de ello.
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