martes, 14 de mayo de 2013

La Paqui



Yo la había visto muchas veces llegar a casa tarde. Bueno según se mire, tarde o con el alba; que para algunos es lo mismo. Su gesto cansino, su nadar lento denotaban la fatiga, el cansancio de el que trabaja. No traía su faz la imagen del que viene de juerga, ni sus ojeras levemente amarillentas, eran el estigma claro del insomnio y el estrés, nunca de la crápula.


Paqui, trabajaba como un macho, pero no en el sentido masculino de la palabra, mas bien en el sentido agropecuario. Para que no queden dudas La Paqui era un mulo de carga.

Por lo que yo sabía, regentaba un restaurante de la familia. Allí ejercía de cocinera y encargada. Eso le daba faena hasta las dos o tres de la madrugada, luego supervisar limpiar y recoger. Para que todo estuviese a punto para la mañana. Un repaso a la caja, las cuentas el saldo del día y el control de existencias. Con eso le daban las del alba. Era el momento de acercarse al mercado mayorista de pescado. Ver que había de bueno y presentable, almejas, percebes, ostras, gambas, algún bogavante... ¡Paqui mira que merluzas tengo! te guardo tres cajas. Besugos rapes corvinas, todo pasaba bajo su atenta mirada.

Una vez hecha la compra, cargar la furgoneta, volver al restaurante y ponerlo en las neveras.

Le solía ayudar un pinche, chico para todo, que lo mismo des-escamaba una merluza que la troceaba.

Cuando llegaba a casa, despierta al marido, prepara el desayuno para los críos, ponlos en la parada del bus escolar, déjale las lista de lo que has comprado y el pedido de vino de la semana. Manuel el marido se levantaba rezongando, era de despertar duro, pero al final hasta adquiría rasgos humanos. En ese breve rato, con los chicos camino del cole, aun le quedaba un rato para la carne, que decía ella. Un rato para la coyunda y el uso del matrimonio. Un si te pillo entre la cama y la ducha. Revolcón a medias, un orgasmo en incómodos plazos.

En fin, era su fin, su beleño su sedante. Para Manuel por el contrario, esos encuentros eran el toque de diana. El ponerse en marcha, terminado el acto Manolo decía me voy "pa la trinchera" tomaba la furgo y salía para el restaurante. Entonces Paqui se duchaba y descansaba ya no volvería al bar hasta diez horas más tarde,  justo para darle el relevo a Manuel, que habría lidiado con clientes y proveedores toda la jornada.

Un día entre amigas hablando de sexo, Paqui se quejaba de que el que ella disfrutaba era exiguo algo mecánico. Cuando una de sus amigas le dijo que si así era siempre, ella contestó que si. A la siguiente cuestión, si valía la pena, Paqui dijo:

Lo que es una servidora cumple, mi marido ha de salir follao de casa, que luego pasa lo que pasa.

Así fue la vida un dos tres años no lo sé.  Llego de pinche un moreno de luna, largo como una espingarda con el dulce deje que los canarios tienen en el habla...


Pero esa, esa es otra historia que a lo mejor cuento mañana.  

jueves, 9 de mayo de 2013

Miquiño mío



Llega con retaso pero llega. Me regalan un libro por el día 23 de Abril. "Miquiño mío, Cartas a Galdós" Donde Emilia o Doña Emilia o LAPARDOBAZAN escribe a Benito Perez Galdós. Tal vez los dos mejores escritores del XIX y el Naturalismo.

Aunque hay veces al principio que en las Novelas de la Pardo suenan a incrustaciones forzadas las referencias a lo natural.

Cuantas veces me he preguntado si detrás de las heroínas de Doña Emilia no latía un poco ella a modo de Alter Ego. Algo que no cabe preguntarse de Galdós.

Me lleva a evocar esos guantes con dedicatoria; que aún se conservan en la que fue su casa. Que sexy que sensual escribir un guante. La funda de la mano que lo mismo escribe que acaricia. Son costumbres viejas... Ya no se lleva el guante ya no significa nada... imagina que quieres pedirle a una mujer un recuerdo que quieres escribirle un poema...

¿Dónde? No me imagino un poema en un tanga, no que horroroso. En que prenda de mujer le escribirías un poema. Difícil muy difícil contestar a esa pregunta.

Y es que digan lo que digan hemos olvidado el galanteo, lo dulce de una relación que crece y se consolida. Hemos perdido el hechizo la magia, ahora todo eso queda reducido a un polvo, trivial y obsceno mas obsceno cuanto más trivial.  Y viceversa.

Bueno lo leeré y os cuento

jueves, 2 de mayo de 2013

El Pete II



Escribía ayer del petenera. Alberto decía que lo quería conocer, por eso voy a intentar recopilar recuerdos.
El pete murió como y donde vivió, en la calle. Cruzaba la Calle Reina Amalia en la proximidad de San Pau cuando una apoplejía, lo dejo en el sitio. Fue fulminante, según me contaron días después. Cuando los del 061 llegaron era prácticamente un cadáver.  No se sabe bien cuanto tiempo pasó desde el accidente, algunos sospechaban que dado lo habitual de sus borracheras algunos peatones pensaron que era un traspiés fruto de la cogorza.

Por lo que se, Fernando que ese era el autentico nombre del pete, había nacido en Cádiz hacia el final de la guerra civil o recién terminada esta. Parece que su padre había muerto en el penal del puerto. Según su madre su madre, La Angustias, el padre terminó en la cárcel sin delito alguno. Solo por la denuncia de unos señoritos, a los el Julito que así se llamaba el padre, tenía la mala costumbre de levantarles las hembras.

 Julito, pisha le decían, que no piensas en otra que levantale los ligues al señorito y te la va a busca.  Julito contestaba riendo que el señorito lo sería en su casa que pa camelar las jembras no había nasio en toda Andalusia chavó con tal galanura con finesa y con modales como Julito Vargas González. 

Julito terminó tuberculoso y en la cárcel. La viuda y fernandillo aparecieron por Barcelona por la década de los cuarenta. Ella venía buscando a la familia, que había emigrado algunos años antes. Traía una carta de recomendación para las monjas del Raval, por medio de ellas La Angustias  entró de muchacha en la casa de unos fabricantes de Vich, poco después le ofrecieron llevar una casa de huéspedes, La Pensión Angustias desde entonces y allí en ese ambiente creció y se educo el Pete.

Sus primeras pesetas las ganaba, acompañando a los clientes de casa "al trabajo", era la pensión centro de parada de algunos boxeadores y fernandillo con siete u ocho años de edad era el encargado de acompañar a los púgiles hasta  El Teatro Circo Olympia, en la calle de Juan de Aldana y el cruce con la Ronda de San Pablo.

De eso a las noches, de amor de los campeones, le roce con mujeres, algunas artistas de El Paralelo, todos ellos pertenecientes a ese lumpen. Fueron la universidad donde se formó el "fernan"  nombre con que se le empezaba a conocer.

Así pasaron varios años, Angustias se volvió a casar con un maño que trabajaba en la Maquinista. El hombre, llano y comprometido con la izquierda, quería para su hijastro el mejor de los futuros. Se desesperaba con las pocas ganas de estudiar del chaval.

Un día que Adolfo (que así se llamaba el padrastro) se había quedado en casa, convaleciendo de algún palo recibido en una manifestación, quiso tener un cara a cara con fernan. Le preguntó si pensaba estudiar o visto que tenía ya catorce años le buscaba un enchufe de aprendiz en su empresa. El fernan muy serio contestó. Que no que él sería representante de artistas, boxeadores o cosas así. Adolfo le interrogo con la mirada y después preguntó y eso como se come. A lo que el Fernan contestó muy serio:

Mira es como el sindicato clandestino ese al que perteneces. Un representante de boxeadores, es el que cobra pasta, por las hostias que le dan a otro.

Creo que aquel día Adolfo tiró la toalla, hizo lo que buenamente pudo por buscarle donde ganarse el pan. Pero la leyenda del Pete, el peteneras, ya había comenzado.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Pete



Mire uste don Manue, que yo soy de los tiempos del superocho y del las Kodak Instant.
El que así hablaba era el Pete, pete pa los amigos; peteneras pal resto del persona.
Pete es un filósofo de tablao que lo mismo se marca una farruca que un tanguillo pero lo suyo es salirse por peteneras, de ahí el mote.
Amigo de Korsakoff con efe terminó sus días con ese eterno vuelo del moscardón que les oscurece la memoria a sus adictos.
Pues bueno decía que el Pete siempre me argumentaba, que él era de los tiempos de la Instamatic, de cuando las fotos se hacían fuera.
¡Que es eso de hacer fotos con un teléfono y mandarlas por el mundo alante! Asin pa que se sepa, quemos comido en un restauran de tronío. O que hemos salido con la Pepa.
Mire don Manue yo y salido con hembras ¡uf que hembras!  Pero entonses a la hembras se les hasia una copliya o se floreaba un tiento con la guitarra a su vera.
Yo soy antiguo señor de cuando en los restaurantes se comía... se comía de cubierto o de menú, pero dos platos pan y postre. Y no esas majaderías de decisiete hostietas que ni te enteras.
Pos eso don Manue que yo zoy antiguo de cuando el pan era pan y el vino de la cosecha.
Y ya ve al pan lo llaman baguete al vino cupage a secas comer ya no se come se picotea y las hembras que le voy a decir yo de las hembras que uste no sepa.  

lunes, 29 de abril de 2013

Xinzo de Limia



Dicen que había un llano al pie de la montaña donde llegaban turbulentas, las aguas del recuerdo. Dicen también que en ese llano,  tal como cambia la vida de los hombres, cambiaba el curso y nombre de ese río. Dicen, que a partir de la cascada era llamado Lete, o mejor Leteo.

Y cuenta la leyenda, que un trago de sus aguas, producía una amnesia tan radical y tan profunda; que las almas que allí bebían olvidaban todo, perdían todo rastro de memoria.

También dicen, que en Galicia hay, junto a la frontera portuguesa, un curso de agua, El Limia que tiene idénticas propiedades que aquel viejo Leteo.

Algo de cierto debe haber en ese mito, que solo Décimo Junio Bruto se atrevió a afrontar.  Sus soldados no querían cruzarlo por miedo. Él lo cruzó y desde la otra orilla llamó a sus hombres uno por uno y por su nombre. Lo que dejó probado que no se perdía la memoria por cruzarlo.

Dos veces he accedido a Galicia por Ourense. Por el camino que lleva desde Zamora y pasa por cerca del Lago de Sanabria. Es una ruta montaraz y no frecuentada por los turistas, por lo menos no por esa especie Turis Estuarensis que suele llegar del centro y parasitar la costa gallega. Mi destino suele ser Santo Estevo algo más al norte de Xinzo de Limia el pueblo y lugar donde debió ocurrir este hecho.

Pero resumiendo. Lo que Décimo Julio no sabía, es que por ese hecho y la posterior toma de Galicia sería apodado Galaico. Ahora lo recordamos como; Décimo Junio Bruto Galaico. Esa era la maldición del río, nadie que lo cruce, puede dejar de sentirse galego. Yo doy fe de ello.