Dibujo de Nomdenoia en Facebook |
Los
hijos de Zu me asaltan otra vez con la tentación de una encuesta.
Quieren mejorar mi experiencia en feisbu. Burda demagogia lo que
quieren es sacar más partido comercial al trasiego de opiniones y
chuminadas 90% de chuminadas que circulan por su red. No se dan
cuenta que yo no tengo ningún interés en aumentar el número de
amigos, y esto por dos razones.
La
primera porque lo que aquí ofrecen es una amistad de sucedáneo es
decir como el Noescafé, soluble al instante. La segunda razón es
que tampoco estoy interesado en conocer páginas y páginas, que me
bastan y sobran con media docena.
Que
mi vida es un desarrollo un crecimiento en espiral y que tampoco me
interesa de manera continuada que me recuerden hechos de hace un año
o dos...
Pero
cuando se tiene la estulticia, la avariciosa estulticia, de rellenar
las horas de baja afluencia con cosas que los asistentes publicaron
ayer o antes de ayer, están destrozando la razón de ser del
invento. Si yo me conecto, es por que deseo saber, que sucede ¡-que
les sucede-! a un grupo de personas con las que me relaciono, no para
que una máquina me cuente lo que les pasaba por el magín hace 18 o
20 horas si no es lo que decían hace un mes.
En
fin el sistema necesita que yo tenga una determinada masa crítica de
intercambio de chuminadas y que en ese intercambio pueda colarse un
volumen de publicidad o de páginas “recomendadas” que son las
que les dan de comer.
Lo
que sucede es que al final lo no buscado lo no pedido tiene mayor
masa que lo que corresponde a información deseada y terminaré por
no reconocerme y darme de baja.
Pero
bueno, este es el triste sino, de los sistemas de la red la
caducidad la fugacidad.
Y
si además las páginas web que visito tienen en su composición
boyas o marcadores que le preguntan a mi navegador si estoy conectado
a feisbu para luego publicar en el lateral de la página anuncios
relativos a mis buscas en distintos motores Google por ejemplo,
resulta que la red termina siendo un palacio de los espejos, ya
saben, una de esas atracciones de feria, en las cuales, el visitante
va percibiendo una imagen deformada de sí mismo hasta que pasado un
rato huye hacia la realidad mas estable huye hacia su real
irrealidad, porque ya no es un palacio de espejos lo que percibe, es
una pura diarrea mental mas propia de una ingesta de alucinógenos
que de lo que su cerebro considera realidad.
1 comentario:
La dichosa encuesta, a la que por supuesto no he hecho ningún caso. Ya a estas alturas nos olemos todos la tostada. Y en cambio nos sigue moviendo el interés y la curiosidad por saber de personas o actividades en nuestra línea. Lo demás sobra.
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