Tal vez sea la sterlitzia y más esta gigantesca, la flor que mejor represente el crecimiento |
Evocaba
yo ayer en la red, aquel tiempo en que hice mi curso de milagros.
Aun
ahora, pasado el tiempo, la dulce sensación de circular por la
frontera de la consciencia tiñe la experiencia y la memoria de un
color incoloro de un aura azul dorada.
Mi
curso de milagros me llevó en una primera etapa a visualizar mi edén
interior. El mito bíblico, quiere que naciésemos en ese jardín y
por obra y mano del creador, que juntando una masa de materias
orgánicas -vivas- les infundió el aliento la vida y el pensamiento.
Porque
el animus, el alma, es algo puesto en la materia por un soplo de
Dios. Recuerdo al apócrifo en el cual dios sopla en la nariz de Adán
y le da vida. Le da vida y le concede la generación de vida,
perpetua vida a ti Adán y a tus estirpes... pero el creador algo
debió percibir, por que tomando de Adán una parte le dio homología.
Le dio la mujer con una mente simétrica a la del hombre, justo
balance y equilibrio, basado en la anfibología, para que cuerpo y
mente humanas buscasen el doble sentido, la interpretación diferente
de el mismo percepto.
Por
ello, mi mente humana es yin y yang, luz y tiniebla calidez y frío.
Evocaba
pues mi yo; aquellas experiencias del curso de milagros, en las
cuales mi mente, como centinela apostado en la noche intentaba
percibir la realidad negada a los sentidos.
Ver,
oír, tocar, gustar, oler, con los sentidos del alma.
Se
que en aquella época obtuve mis primeras experiencias umbilicales,
son algo así como si un vórtice de mi energía se lanzara en pos de
otro otros... se que cuando esto pasa se establecen con lo percibido
relaciones nuevas profundas y fijas que están por debajo de las
palabras por debajo del habla, algo que ya no nos es necesario para
entendernos.
Evocaba
yo ayer en la red mi curso de milagros, ese nuevo percibir tan
extraño y metafísico que ilumina todo con otra luz, pero que en
definitiva nace de mi ser barro, de mi caldo de cultivo vital, y
tiene en él mismo su fuerza y sus límites.
Porque
nada es, nada se hace, si la percepción transfronteriza esa llegada
del límite de la consciencia, no dinamiza mi yo mi barro y lo lleva
a nuevas y serías dinámicas.
Toma lee piensa cree y crece.
Toma lee piensa cree y crece.
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