lunes, 22 de agosto de 2011

La Choni y La Mari Final.

El policía Se tomó el café, sin prisas, lo vi mirar las botellas de brandy con ganas de tomar una copa. Pero se retuvo, creo que pensó uf una copa esperando al juez, y algún mochuelo de la central que se dejará caer seguro. Mejor me quedo en el coche.


Hizo ademán de pagar, le dije aquello de paga la casa. Dio las gracias. Abrió la puerta y salió hacia el coche patrulla. Justo me dio tiempo para decirle que termine bien el servicio. Creo que ya no me oyó. Estaba yo en la plancha vuelto hacia la pared cuando oí otra vez la puerta. Buenos días dije maquinalmente. Hola buenos días oí la voz de la Mari. Me volví con una sonrisa y repetí otra vez mi buenos días. Tal vez algo azorado. Desde que había hablado con La Choni de ella, María me caía mejor. Pero eso no había significado, mas proximidad ni mayores conversaciones. Los bocatas el tiempo y poco mas, algún titular de prensa, que ella comentaba con un monosílabo y una sonrisa.


A ver que se le ofrece señorita.


Un Bocata de bacon y queso, dos de tortilla francesa, uno de pimientos con atún, una guindilla y dos de fuet. Pan con tomate en todos menos en el de bacon queso.


Me volví hacia la plancha para empezar mi faena. Puse el bacon y comencé a cortar el pan. Mientras lo hacía eché una ojeada a María, estaba radiante, el brillo de sus ojos sus labios sonrosados su sonrisa dulce el pelo al contraluz castaño. Podría ser una madona de Giotto o mejor, La mujer con Mandolina de Tiepolo.




[caption id="attachment_1028" align="aligncenter" width="224" caption="Mujer con mandolina Giambattista Tiepolo sobre 1760 (detalle)"][/caption]



Eso andaba yo pensando, sin perder la atención de mi tarea, cuando se oyó la puerta otra vez.


Buenos días


Buenos días. Me volví. Era por lo que deduje el otro policía, que habiendo dejado a su compañero junto al fiambre bajaba ahora por “su” café.


¿Un café agente?


Si muy cargado por favor.


Al oír la voz, del guardia Marí dio un respingo. Puse el queso sobre la plancha hice el café. En el momento de de servirlo, pasé por delante de La Mari, parecía de cera, pálida trémula... Volví a los bocatas. El policía le hablaba a Mari.


¿Ya no estas en la calle?


No ahora estoy en el piso de Chon dijo casi arrastrando las palabras.


Me puse a batir los huevos de las tortillas, intentando que el ruido apagara la conversación. Un gesto claro de no oigo nada.


Cuando terminé los bocatas el guardia había terminado el café, lo de siempre el gesto de pagar. El paga la casa y una salida precipitada. ¡Huy el juez!


Con mi sonrisa habitual terminé de servir a La Mari. Seguía pálida. Salio casi sin decir adiós.


Mas tarde vi a los empleados de la funeraria salir con su carga. Los guardias no volvieron, La Marí tampoco.


Pasaron varios días La Mari tampoco apareció. Un día, tres o cuatro después, pasó Choni. ¡Holaa! que voy a Synera, tengo una amiga enferma allí. Intuí con meridiana claridad quien era la enferma.


Era ya la tarde que pasó otra vez Choni, no pude contenerme y le pregunté.


¿Y la enferma?


¡Uf! Está depre.


¿Es La Mari verdad?


Si ¿Como lo sabes?


En dos palabras le puse al corriente de mi suposición. Creo que se sintió muy mal al ser descubierta por el guardia.


¿Fue grosero?


En lo que yo oí no, simplemente la trato con la familiaridad de quien la conocía.


Pobre. Arruino su sueño de ser una chica normal. Es duro, creo que Choni estaba emocionada, yo también.


Es la vida, sabes Darío. Hay veces que nos gusta sentirnos simplemente personas y hasta eso se nos niega.


Si la ves, si te parece... dile que para mi sigue siendo persona, que lo era antes y lo es ahora. Dile que yo sabía que era... no no eso no se lo digas, no se puede.


Nunca la volví a ver aquella niña que parecía un Tiepolo... Y hay veces que aun sueño verme reflejado en sus ojos.


Darío


domingo, 21 de agosto de 2011

La Choni

El otro pasado Viernes 5 al dar cumplida cuenta a un escrito de Lola Gracia . Salía a relucir el nombre de La Choni. Hubo una vez en mi vida que por circunstancias familiares tuve regentar un establecimiento de hostelería. El garito nada de llamarlo restaurante estaba ubicado en un barrio viejo. Uno de esos barrios autarquícos, el resto de un villorrio antiguo, que un día fue fagocitado por la gran urbe. Como corresponde a un pueblo, el barrio tenía de todo. Sus ultramarinos carnicerías sus pescados. Y como no, su zona oscura, su hotel de parejas dudosas algo cutre como corresponde a los adulterios de barrio.


Pues bien allí conocí a La Choni. Reinaba en el prostíbulo del barrio, era la jefa. No se si me avisaron si lo intuí yo o ella hizo algo para presentarse. Lo cierto es que cuando se está detrás de una barra de bar todos los clientes son iguales. Señoras y Señores dignos del mas exquisito respeto.


La relación se fue a poco consolidando sobre dos premisas claras.


1ª Choni puedes venir a mi casa cuando quieras, encorarás el mejor de los servicios probables la discreción mas absoluta y mi franqueza.


2ª Nunca iré yo a tu negocio, ni haré nada que nadie pueda interpretar como que soy cliente. Y por supuesto ni te conozco, ni se de ti, ni hablaré de ti. ( Es una norma de discrección que aplico de forma generalizada y que me ha evitado muchos sofocos)


Creo que esto quedó muy claro desde el primer día. Gracias a ello gané una cliente fiel. Solía aparecer a media mañana pedía la mayoría de las veces un bocadillo de pebrots tonyina i olives al que solía añadir un bitxo (guindilla). Si no había nadie en el establecimiento siempre se había entre los dos alguna broma picante. Cosas como que yo la saludase con una frase como tinc avui uns pebrots... o que ella dijese a veure els teus pebrots noi.


Así supe que había sido secretaria, una mujer liberada de los años 70, que nunca puso pega a acompañar a los jefes de viaje. Que por lo general ella ya estaba de vuelta cuando los jefes iban. Terminó siendo una buena secretararia de dirección ideal para congresos y ferias. No se, ni me importaba cuando y como llego presidir esa corporación sita en un barrio barcelonés. Ni quien la bautizo como La Choni. Supongo que algún kamasutrero de la época en evocación de la forma de sánscrita de llamar al órgano sexual femenino.


Así me enteré de muchas cosas del oficio. También comenzaron a parecer amigas suyas incluso de un club competencia del de Choni, Y todo siempre con discreción y respeto.


Un día apareció una morena joven de escasa la veintena, su piel era brillante, su boca carnosa, la mirada dulce y los gestos denotaban timidez. A primera vista y aun a segunda me hubiera costado identificarla con una de las chicas de Choni. Pidió un bocadillo una cerveza lo tomó en silencio pagó y se fue. Varios días mas tarde apareció con una bolsa y pidió tres bocadillos. Dijo que trabajaba cerca. Esta vez los puso en la bolsa y se los llevó, las cervezas las pidió de lata para no tener que volver. No se como explicarlo, pero la niña me caía bien. Era guapa muy guapa su cara de una dulzura que aún recuerdo y sus formas los pechos las nalgas y las piernas eran bonitas y armónicas. Uno de los días entre los bocadillos que pidió, había uno de pebrots tonyina olives i un bitxo. Comprendí inmediatamente, quien era la persona que la mandaba por el bocata. Pero no hice el menor gesto. Aquella o la siguiente tarde pasó La Choní por la puerta. ¡Hola Hola! Oye que no vengo porque tengo mucho trabajo ahora pero te mando a una de las chicas a por los bocadillos.


¡Ah vale! Contesté, hasta cuando quieras o puedas. Si si es que llevo unos días... No se si pasaron tres cuatro o tal vez mas, hasta que Choni apareció a su hora habitual.


Holaa Què tens?


Pebrots?


No, avui no, prefereixo pernil.


¿Te gusta La Mari? Es la chica de los bocadillos.


Es muy guapa cierto, me dijo que trabajaba en una oficina por aquí cerca y no la relacioné contigo hasta que no pidio el bocata de pebrots amb bitxo. Es muy callada.


Si, es una chica magnífica, un ángel si lo sabrá La Choni que lleva años en este oficio.


Por cierto dice que le gusta como la tratas, suele salir de ella el hacerse cargo de bajar a por los bocadillos. Sonreí de la manera mas críptica posible.


Pasaron los días y María -La Mari- seguía viniendo por bocatas con cierta regularidad. Se sentaba en un taburete de la barra mientras se los preparaba. Solía sonreír yo también le sonreía, alguna vez, hablamos del tiempo ese intercambio de frases hechas que se se hace cuando no hay otra cosa que decir. Hasta que un día. Sería eso de las diez de la mañana cuando delante del Bar paró un coche de la policía. Bajaron dos guardias, buscaron un numero de la calle, llamaron a un timbre y se precipitaron en el portal. Pasarían unos veinte minutos, no mas, cuando vi salir a uno de los guardias, entró en el coche patrulla y hablo por radio. Se volvió a meter en el portal. Minutos mas tarde bajó el segundo. Se dirigió hacia mi establecimiento y entró.


Buenos días


Buenos días


¿Conocía usted a Manuel Salvat?


¡Ah1 el Manu solo de nombre por aquí entraba poco.


Ha aparecido muerto en la ducha.


¡Coño! Dije sin poder ocultar la sorpresa.


Tenemos orden de no dejar entrar a nadie hasta que venga en Juez y el Forense. Ahora mandarán un equipo de huellas por si acaso.


Bien, quiere usted un café mientras espera, no es buen desayuno el que le dan.


Desayuno, yo debería haber terminado el turno hace una hora y estar ya cenando me han caído horas extras atestado papeleos ¡Venga ese café!


Continuará


Darío

sábado, 20 de agosto de 2011

María Vitanda

María Vitanda me invita a cenar.


Vitanda María anda quita allá


Poemas y versos quiere regalar


Jesús que peligro tiene esta vestal


Que querrá la loca, al altar llevarme


o por el gineceo a lo mas pasarme.


si es por la piedra por do he de pasar


Mi instinto me dice mal estás Darío


Darío estas mal


A ver si un donaire me libra del brete


que esta chica quiere verme en el retrete


floreada retreta es lo que se impone


Prudente.


Porque dime amigo quien va a la cita


con este alzacuellos la vieja sotana


y la coroneta tan mal tonsurada.


Quien de esta guisa liga una gallarda.


Darío

Con Amparo La Tribuna 2º Parte

Amparo: Con Ana, estuvisteis de acuerdo en que la protagonista de la novela es Vetusta. Esa ciudad mas o menos imaginada, parte de unas conductas. Esas conductas son individuales.


Darío: Si claro la conducta siempre es individual. El colectivo tiene comportamientos, esos comportamientos son consecuencia de conductas individuales. Pero hay veces que los seres humanos en colectivo hacen lo que no serían capaces de justificar como conducta, como actuación privada. ¿Es eso lo que quieres subrayar?


Amparo: Es eso exactamente. Clarín construye su novela a partir de conductas. Muchas veces con Ana hemos hablado de eso. Si recuerdas a todos los personajes de Clarín verás que muchos de ellos son la conductualización de un vicio, de un pecado capital.


Darío: Si recuerdo vagamente haber hablado de eso.


Amparo: Si algo escribiste. Mira repasemos los pecados capitales. Lujuria Gula Pereza Ira Soberbia Envidia y Avaricia. La lujuria es el pecado del Don Juan Álvaro Mesía. La Gula sería patrimonio de los Vegallana, para muestra de pereza Quintanar, la ira será el patrimonio patrimonio de Don Santos Baringa arruinado y muerto literalmente por las maniobras del magistral o mas exactamente de su madre. La soberbia es el pecado de Fermín y la envidia de Gloucester y los otros canónigos. ¿Lo recuerdas?


Darío: Si creo que he pensado o escrito eso.


Amparo:. Seguro si no lo hubieses pensado no lo sabría yo.


Darío: Desde luego como sois las mujeres digo las ideas...


Amparo: Jajaja no confundas yo tengo tanto de mujer como tu me percibes. Tu me construyes sobre los planos de La Pardo Bazán. Pero con tus ladrillos. En el fondo te pareces a mi.


Darío: ¿A ti en que sentido?


Amparo: Yo hago puros, un puro es siempre lo mismo un alma de hojas de tabaco y una envuelta del mismo material. Pero no es lo mismo que el tabaco sea de Cuba Habano o de Puerto Rico, importa su grado de curación y la presión con que está hecho. Que sea un veguero de una sola hoja o que sea un Faria algo barato con tabaco nacional.


Darío: Y dime Amparo tu a que te parecerías mas. (He decidido correr el riesgo de lanzar una pregunta que implica proyección en su respuesta)


Amparo: Yo creo que sería un veguero, un cigarro de una sola hoja. sin mezclas. Sabes, ahora eso que llaman creación literaria, esta llena de personajes farias mucha picadura nacional, en un envoltorio dudoso.


Darío: ¿Te refieres a los personajes de telenovela?


Amparo: Tu lo dices, que luego a mi me acusan de engreída, por ser hija de Doña Emilia.


Darío: Bueno ya que la nombras ¿En qué concepto tienes a tu autora?


Amparo: ¡Uf! No se como empezar.


Darío: ¿Recuerdas cuando venía a La Tabacalera?


Amparo:Si al principio no nos caía bien, comparadas con ella nostras éramos chusma. Trabajadoras, siempre le quedaba un aire de lechuguina, al ver sus uñas limpias su piel sin las sombras del tabaco. Con un marco de limpieza y aseo para el que las mujeres de la fabrica no teníamos tiempo ni medios.


Darío:Y que mas recuerdas.


Amparo: Solía traer un libro. Yo me fijaba mucho en el porque la lectura era mi segundo oficio. Eran cuentos de Prospero Mérimée. Tardé mucho a poderlos leer, supongo que eran su inspiración ¡Imagina un romántico! Inspirando el naturalismo.


Darío: Como quieres decir Inspirando


Amparo: Bueno que copiaba casi con descaro. Recuerdo que el Libro contenía el titulado Mateo Falcone. Pues pásmate, ella escribió uno titulado El justiciero que parece calcado, bueno calcado no, pero se le parece mucho


Darío:Es normal, que una mujer tan prolífica y tan lectora, terminase aun sin quererlo incluyendo historias de otros en su obra.


Amparo: No se que grado de conciencia se tiene cuando se copian personajes de otro autor, pero yo siempre he visto en mi noviazgo un ramalazo de Carmen.


Darío: ¿Lo dices por el hecho de que tu amante fuera militar?


Amparo: Si, menudo disparate. ¿Tu te puedes imaginar a una gitana novia de un civil?


Darío: Jajaja suena grotesco si. Eres divertida.


Amparo: Si lo llamas así pero una lectora una oradora un Tribuna debe saber usar los recursos de la voz, debe ser apasionada fogosa y también cómica alguna vez. Te contaré...


Darío

viernes, 19 de agosto de 2011

Con Amparo "La Tribuna" en la Fabrica de Tabaco

Mañana siguiente:


Aun no ha amanecido, cuando una voz queda, me susurra en el oído vamos vamos, que llegaremos tarde, hay que visitar hoy la tabacalera. No recuerdo muy bien como he llagado hasta aquí. Tengo el recuerdo vago de unas filloas (freixós) con panceta.


Un individuo con extraña indumentaria nos recibe en la puerta. Comienza a hablar. El edificio que vamos a visitar fue construido en el siglo XVIII para el Servicio de Correos Marítimos de las Colonias. El correo marítimo, era la parte de administración del estado que se ocupaba de hacer llegar la correspondencia oficial leyes nombramientos cuentas paquetes y hasta personas entre España y las colonias. Por la importancia del servicio, se exigía, que en estos almacenes hubiese todo aquello necesario para reparar y abastecer los paquebotes. Por razones complejas de explicar entre ellas la dejación del monopolio por parte del estado fue destinado a otros usos. En 1802 pasó a formar parte de la Fábrica Nacional de Tabacos. Las tres labores que se producían aquí eran puros, cigarrillos y picadura. El tabaco llegaba directamente del puerto. Aquí se hacían todas las labores por manos expertas, generalmente mujeres como sucedía en otros establecimientos similares en Madrid o Cadiz. El tabaco es monopolio del estado desde 1636.


Una de las lectoras les acompañará en la vista a la fabrica, no duden en preguntarle todo aquello que deseen conocer sobre nuestra organización e historia.


Una mujer aun joven de edad difícil de precisar se dirige hacia mi. Morena de ojos muy negros y labios bermellón, con una piel que recuerda el brillo de la porcelana. Hola soy Amparo, lectora en la fabrica de tabaco.


¿Amparo? Que casualidad yo sabía de una Amparo que trabajó aquí...


Claro soy yo... y tu eres Darío Fernandez. Seguro que llevas encima la cruz de Ana.


Ante mi cara de sorpresa continuó. Si La cruz de Ana Ozores.


¿Ana La Regenta?


Claro, quien si no.


¿Como conoces tu a Ana?


Ya sabes te lo dijo ella los personajes de novela vivimos en un Elíseo. Allí nos vemos todos. Ella me dijo que vendrías.


Como podía ella saber...


Ja ja ja es muy sencillo el Elíseo del que te hablo, es virtual tu propia mente. Allí tiene entra todo lo que lees, todo lo que imaginas. Una vez me has recreado mi imagen en tu cerebro, puedo vivir en el y hasta acceder a recuerdos paralelos.


Tu seguro que me has comparado con ella... has imaginado que...


Creo que el rubor se apoderó de mi cara, la sensación de calor no pudo pasar desapercibida a Amparo.


No te avergüences no hay motivo para eso. Si recuerdas Ana ya te contó como se tuvo que sentir alguna vez molestamente imaginada por algún lector.


Ahora entiendo el sentido de su frase, quería decir que algún lector alguna vez la pudo imaginar...


Si, es la pega que tiene ser, creación literaria. Primero el autor nos construye de acuerdo con su experiencia y sus deseos. Luego somos recreadas una y otra vez por cada uno que pasa sus ojos por las páginas del libro. Imagina, lectores, ensayistas, críticos, colegas... Todos con algo que añadir o algo que quitar todos viendo lo que en realidad no existe algo que solo es fruto de su imaginación y sus deseos.


¿Y tu? Como crees que te imagino yo.


Tu no me imaginas, tu me construyes a partir de tu experiencia. Por eso te haces tantas preguntas, porque hay espacios a los que la Pardo Bazán no tuvo acceso. Porque hay vivencias que ella no pudo imaginar


Mira por ejemplo...


Continuará


Darío