De la misma manera que hice con Clarín y La Regenta, estoy iniciando una aventura algo así como un ensayo novelado sobre Emilia Pardo Bazán y su obra. Como no me siento capaz, ni con ganas, de hacer un estudio serio. Como además hay montones de ellos. He pensado en leer las obras de estos autores con un espíritu crítico. Sin dejarme embarcar en la novela. Intentando ver los motivos personales del autor; porque un novelista al contrario que un ensayista, no ha de justificar sus posiciones ideológicas. El novelista llega, inventa una historia creíble y la cuenta. Luego la historia y los críticos nos hacen creer que eso era un reflejo fiel de la sociedad de su tiempo. Pero lo cierto es que toda novela tiene mucho de subjetivo. Los que escribimos contamos lo que vemos, pero siempre de la forma personal de verlo, sometida a la forma personal de narrarlo. Por eso imaginé que sucedería si La Regenta o La Tribuna, tuviesen opción de pasar cuentas con sus autores. Ese es mi reto.
Darío: Dime estabas criticando a la jefa.
Amparo: Si Doña Emilia era muy inteligente tocó todos los géneros el cuento la novela y el ensayo entre otros. A mi me da que usó la novelas a la manera de de falso ensayo. En un ensayo es riguroso hacer un estudio de los antecedentes, exponer teorías, añadir las tuyas, aventurar conclusiones lógicas. Presentarlo todo como un corpus y editarlo para disfrute de eruditos.
Darío: Si es cierto no veo a donde quieres llegar.
Amparo: Sencillo en la novela es todo lo contrario. El autor inventa personajes alguna vez inverosímiles. Los pone en una vida ideada y los lleva a resultados preconcebidos.
Darío:Cierto.
Amparo: Bien Doña Emilia une a su fama de estudiosa y ensayista la de novelista. Entonces la gente confunde novela que es ficción con el ensayo. La Pardo dejó decir que venía a La Tabacalera a vernos trabajar a comprendernos.
Darío: ¿Y? ¿No es cierto?
Amparo: No, ella venía a tomar tópicos, a describir unos personajes creibles. Pero nunca se ocupó de entenderlos.
Darío: Admito que sea posible, pero tendrás pruebas para lo que dices.
Amparo: ¡Veeeeeeessssssss! Me pides pruebas, y a ella no.
Darío: Tengo que darte la razón pero a ella no la puedo consultar.
Amparo: Pero si puedes acercarte a la historia.
Darío: Mejor me acercas tu que estás mas cerca de los hechos.
Amparo: Vale. España era y aun es hoy un país retrasado. Aunque a muchos les moleste en el año 1700 aun había mucha economía medieval. Fueron Los Borbones los que nos sacaron de ese marasmo.
Darío:¡Hombre!
Amparo: Yo no digo que lo hicieran bien o hicieran todo lo necesario. Felipe V el primero de ellos refundó la Real Fabrica de Cristal de La Granja. Pues bien sus ordenanzas eran ecologistas no se cortaba madera para los hornos que el bosque no pudiera sustituir de manera natural. Los trabajadores tenían derechos había descansaderos dentro de la propia fabrica con unas condiciones de confort que probablemente no las tenían en sus casas.
Darío: Si la he visto parecen muy cutres y mas comparadas con las alcobas de palacio.
Amparo: Si pero eso es otro tema, es el de reparto de la riqueza generada por el trabajo del obrero. Eso no estuvimos en condiciones de defenderlo hasta el siglo XIX. Pero en comparación con la calidad de vida de un trabajador de cualquier artesanía medieval era un chollo.
Darío: Puede que tengas razón. Durante mucho tiempo el siervo de la gleba catalán a lo máximo que podía aspirar era a permanecer oculto a su amo durante un poco mas de un año en Barcelona. Si el mercader certificaba que lo conocía desde ese tiempo, el siervo era libre. Por eso se decía El aire de Barcelona hace hombres libres.
Amparo: Mira eso no lo sabía yo. ¿Pero que es lo que cambió? Un año de penurias, de mal vivir, oculto y sin cobrar para dejar la esclavitud. Para cambiarla por una servidumbre onerosa. ¿Es así?
Darío: Si así se puede ver. Pero nos alejamos del tema ¿Qué tiene esto que ver con Marineda?
Amparo: Mucho. Aquí ya estaba la Real Maestranza de Mantelería, una fabrica de vidrio y este edificio que ves fue primero almacén y taller de reparaciones para los paquebotes de Indias. Una Fabrica de hoja de lata y algo mas tarde conserveras.
Darío: Bien bien y eso que quiere decir según tu.
Amparo: Lo obvio el estamento obrero ya estaba establecido y los problemas asociados también. No se puede hablar de que La Tribuna sea una novela social. Yo no represento a la totalidad.
Darío: ahora te comprendo.
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Darío