Lo
ha vuelto a hacer, estaba yo poniéndome los zapatos cuando lo he
visto. Escondido entre el calzado de verano. Allí estaba el libro,
ha visto que lo veía y ha intentado huir pero he sido rápido y
diestro y con una bota de montaña he terminado con su fuga.
Ha
quedado abierto innoblemente abierto de hojas y mi bota lo
aprisionaba contra la jamba de la puerta el quicial que llaman.
Lo
he tomado con mano trémula, la suela de mi bota quedará para
siempre impresa en las páginas 180 181 de la obra.
Supongo
que ya suponéis que hablo del libro de Fernández Mallo Agustín mor
mas señas.
He
leído un poco al azar
Era
ella, de espaldas, dirigiéndose a la habitación del fondo al tiempo
que se bajaba la faja y las bragas …/... el sol rasante …/... y
tras atravesar el cristal …/... bañaba el cuerpo …/... para
colarse entre el hueco desparramado de la entrepierna. Entonces le
cegó una estrella púrpura de cinco puntas hermosísima, magnética
parpadeante en la penumbra del ano de aquella mujer. (Agustín
Fernández Mallo Ya nadie se llamará como yo ISBN:
978-84-322-25O8-6) [Me acojo al derecho de cita]
He
vuelto con el libro entre la manos al anaquel en que lo dejé
aprisionado. Me he llenado de estupor el libro seguía allí entre
Las Clavículas y el grimorio. Y es que Agustín Fernández es
Físico ya se sabe uno de esos seres raros que se inventan mundos
matemáticos a la velocidad de la luz y viceversa. Yo tengo ahora
como el electrón en dos rendijas dos libros o como el Gato de
Schrödinger un animal que está vivo y muerto al mismo tiempo. Un
libro preso de otros libros de magia y el mismo libro con la marca de
mi bota entre sus hojas.