Hoy va de Mitos. ¿Por qué? que
otra cosa que cuento es un mito. Un cuento los de los buenos cuentistas es una
historia de la que se puede sacar una moraleja. Luego están los otros cuentos
los de los cuentistas malos. Pero antes hagamos una división de los seres humanos;
generalmente el humano pertenece a uno de los dos conjuntos en que se divide su
población los que creen ver cosas y los
que mienten. Pero esta reflexión
nos llevará muy lejos probablemente descubriremos que hay hombres que pertenecen
a los dos conjuntos, o que alternativamente pertenecen ora a uno ora a otro de
los conjuntos, terminaríamos por vía de la indecidibilidad en la Teoría de la
Complejidad Computacional. Bueno quiero decir que terminaríamos muy lejos del mito.
Simplificando un mito, es un
cuento que narra cosas sucedidas en un pasado heroico a la especie humana. Es decir
el mito es un cuento que habla de los orígenes del ser humano, algo que nos
relaciona a todos los hombres en una comunidad de ideas, algo que nos deja
entrever un inconsciente colectivo.
Pero en mi deseo de explicarme, me
alejo cada vez mas del tema. ¡Basta ya! Tengo que hablar de un mito y este es
el Mito de Midas.
Midas fue (en el mito) un rey de
Frigia. Frigia fue en tiempos un reino situado en Asia menor rico y culto que
también fue, según leo, campo de batalla los persas y los lidios; los romanos y
los griegos; los árabes los cruzados y los turcos selyúcidas; los otomanos y
los mongoles y para los bizantinos y los turcos. Es decir fue un campo de
batalla de las ideas o entre las ideas y culturas. Pero de ellos solo me
interesa el Gorro Frigio, este chisme es una especie de barretina, que mi
maestro instructor, El Gran Maestre, Caballero del Templo y Buen Pastor
Rosacruz, suele usar en su vida civil. No es vestidura unida al rito, es
simplemente un símbolo de la libertad, y el republicanismo. Lo miráis vosotros en
la red y así me evito un par de folios de tópicos.
Bueno, pues de Frigia nos quedan
dos cosas el gorro y el rey Midas. Este rey recibió de Dionisios el dudoso don
de transformar en oro todo aquello que tocase. La lógica lleva al mito a
deducir que Midas tuvo grandes problemas, porque no podía ni alimentase ni
calmar su sed ya que los alimentos y el agua se transformaban en oro cuando los
tocaba. así que tuvo que pedir a Dionisios que le librara de ese don.
Muchos, muchísimos siglos después,
de que Midas se hubiese liberado de su regalo lavándose en el río Pactulo y deshaciendo
los hechizos y volviendo a la vida a su hija y su gata que ente otras habían
quedado convertidas en oro. Cuando los hombres educados bajo el gorro frigio ya
habían aprendido a reservar el oro para sus transacciones comerciales, hubo un
país que decidió (porque podía) repetir el mito de Midas. Y que se les ocurrió
a los buenos sacerdotes del templo del capital y sumo sanedrín de la Reserva
Federal. Inventaron el oro de papel. El invento consistía en una representación
escrita del oro que guardaban en Fort Knox o en las cámaras acorazadas de todos
los bancos centrales. El sistema parecía tan bueno que pronto fue aceptado por
la totalidad de países. Los padres creadores del sistema estaban convencidos
que sin contacto real con el oro nadie corría riesgos porque el dinero en
billetes cumpliría la ley enunciada por Voltaire: Todo papel moneda termina
valiendo su valor real es decir el de un trozo de papel usado.
Pero lo que no sabían es que el
papel moneda por haber nacido del oro, arrastraba parte de la maldición de
Midas. Todo lo que tocaba lo convertía en papel moneda. Tanto es así que llegó
el momento en que el papel moneda existente era más que todo el oro del mundo.
El desequilibrio era tan fuerte que los propios estados tuvieron que avalar su
papel con los propios bienes del estado y para eso se vieron obligados a emitir
deuda es decir un compromiso de pago aplazado con la garantía de los bienes
estatales.
Otra vez Midas, Los jardines las
cosechas las ciudades y los puertos las carreteas todo se transformaba en papel
moneda es decir en deuda del estado.
Los locos políticos no
percibiendo el daño que se ocultaba en esta ecuación de canje, emprendieron una
loca carrera de emisión de deuda, comenzaron obras fantásticas y creyeron
construir un estado llamado del bienestar. Bastó un parón, un pinchazo para que
la carroza de la cenicienta fuese otra vez calabaza, y los lacayos miserables
ratas. Y en eso estamos trabajando como caballos para vivir como ratas mientras
los estúpidos soñadores que nos han metido en esto se dedican a soñar nuevas
patrias.
Estamos arreglaus que dice el tío
Paco