Hoy es un día de esos a uno le toca ir de oficinas. Banco, colegio compañía de seguros. Un día para aborrecer el verano Barcelonés.
He comenzado por acercarme al centro en autobús. Aun era pronto, un Bus urbano lleno de oficinistas y dependientas de comercio. Me gusta mirar con disimulo, todos llevan escrito su futuro inmediato. Algunos se supone luminoso otros en cambio... ¡Uf!
El bus sin consecuencias, hace tiempo que no veo al sargento. El sargento, es como yo llamo, a una mujer fibrosa con un cuerpo de atleta que suele tomar el mismo Bus que yo en la misma parada. Tiene las facciones muy duras, lleva el pelo a lo garçon. Y posee una mirada fiera. Casi inquietante. Pero no se pude decir que no sea guapa. Recuerdo que uno de los primeros días que coincidí con ella, la encontré tres veces en poco tiempo. Cosas del azar; la miré, supongo que las tres veces con una cierta insolencia. Algo así como; te conozco y no se de que, a la tercera vez fue ella la que me vio primero. Era en un pasillo de metro, al cruzarse nuestros ojos no pudo reprimir una sonrisa y un amago de saludo. ¡Hummm! Tiene alma. Creo que es una invitación a hablar la próxima vez. Algo trivial, pero es una mujer con duende.
En el banco he resuelto mi consulta con rapidez, después he ido al colegio. Otra vez el Bus. La turistas de siempre. Esa turista rubia, con un pantalón short, que le marca muy bien las nalgas. Lo tópico. Mas arriba la chica de gestoría o de bufete con un montón de dossieres en una cartera. La sudamericana que parece haber nacido dentro del vaquero cosas del Denim. Mas alla otra con un pantalón prieto que parecía de napa. Me ha recodado las morcillas de Tortosa, no se por que.
Segunda estación. En el colegio no todo son facilidades, pero al fin he conseguido el numero de teléfono profesional del colegiado que buscaba.
Ahora todo vuelve a la rutina. Son solo las diez y diez; no se porque algo me ha recordado que me deben un café. ¡Un café ! Que una mujer te deba un café, tiene algo de pícaro de sexy. Mira por donde, me voy a tomar uno a su salud. Un café así como la percibo a ella, intensa aromática fuerte...
Aquí cerca esta Salvador Sans el del Magnífico. Los Sans son una familia de cafeteros de Barcelona con casi un siglo de actividad mercantil. En su tienda se pueden encontrar cafés de todo el mundo. Su especialidad cafés de territorios muy pequeños, con climas muy concretos suelos volcánicos o no y un historial de cuidado de lo que puede ser una D.O. del café.
Un Papua nueva Guinea, un Kenya, Nicaragua Magaropipe,. UF vale me faltaría espacio. Bien una de las tiendas de Salvador está en la Diagonal. He dado un vistazo y he pedido un expreso.
Un café aun de maquina exprés es un rito. Primero un vasito de agua, Solán de Cabras. Hay que poner la boca a cero. Luego la dependienta ha ido al tanque correspondiente ha tomado una dosis en un vasito de plástico lo ha molido delante de mi. Me ha dado a oler el grano triturado. Perfecto, lo ha puesto en el cacillo le ha dado la presión justa y ha pulsado el botón de la cafetera. La taza se ha ido llenando poco a poco. Lo ha puesto ante mi.
¿Azúcar? Moreno por favor. He disuelto lentamente el sobrecito en la infusión todo a la altura de mi nariz. Que maravilla, un café, un café como tu mujer. Intenso tibio oloroso excitante, la dosis justa de cafeína, y el punto de dulce que no quita ese sabor entre ácido y amargo.
Es cierto mujer, me debes un café, así como este, negro oleoso fuertemente sápido. Así como tu, de aroma profundo embriagador excitante. Lo espero; hasta la noche.
Darío
2 comentarios:
Intenso, fuerte, oloroso, sápido... como tu, como ella, porque hoy es martes.
¿Que tiene que ver el martes con el café? El café como los sentimientos son duraderos...
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