jueves, 15 de septiembre de 2016

Chinatown Barcelona



Hoy he dado un paseo por Chinatown. Me refiero a barrio chino barcelonés, pero no a aquel barrio sórdido de las Calles; de las Tapias; Robadors, Arrepentidas, Trentaclaus -bueno a esta última- hace tiempo que le cambiaron el nombre.

Barcelona es una ciudad cosmopolita e impersonal, sin identidad propia, los rasgos propios se cambian por el uso, y aunque Las Ramblas sigan siendo las ramblas, el uso y la gente son otras.

Como una esponja mojada en el Mediterráneo; Barcelona, se ha ido empapando de otras culturas, en realidad detritus en su mayor parte. -Uso detritus, en el sentido literal que le da el DRAE: Resultado de la descomposición de una masa sólida en partículas-.

Es decir la cultura barcelonesa, si es que existe, se compone de usos traídos de la Cataluña profunda, del Ampurdán o el Priorato, la astucia de los tortosinos, y la severidad de los montañeses del Pirineo. A fin de cuentas el fenómeno de la industrialización, que que da origen a la moral y cultura burguesa, que muchos confunden con catalanismo, la industrialización digo se produce cuando pequeños terratenientes dejan sus masías en manos del payés y se acercan al oligopolio industrial de Barcelona.
Sobre ello se añade una masa venida de otros puntos de España, No creo que exista una comunidad autónoma o una región que no esté bien representada.
La consecuencia de estos movimientos de migración interior, es la creación de una mezcolanza o revoltijo de cosas poco conexas entre si, el núcleo sobre el que se va depositando poco a poco como el nácar de una perla, aspectos extranjeros, por no decir extraños, a la identidad local que poco a poco se identifican como propios.
Recuerdo cuando las inmediaciones de la calle Ancha eran el sitio de “chiquiteo” de Barcelona, hoy la oferta de tapas y pinchos se ofrece como una muestra gastronómica propia a los turistas, por más que en Cataluña no hay ni esa cultura ni esa tradición.
Este proceso de síntesis, es admitido como realidad histórica cuando conviene. No faltará el historiador patriotero, que demuestre que el tapeo ya figuraba en los Usatges recopilados por Jaime I.
De mis primeros contactos con gentes del barcelonés, recuerdo a Nuria, una pequeña burguesa, pequeña de talla y según decían los que la vieron, un puro pleonasmo cuando se desnudaba. ¡Ah! Aquellos tiempos en que la neuginona y las chicas bien usaban del boy friend, amic fort en vernáculo, que pasó con el tiempo a ser un amigo con derecho a roce.

Bueno que me alejo del tema, -Nuria, presumía de haber recibido como regalo unas arracadas, palabra según ella, propia del catalán, y que todos los lingüistas consideran de raíz árabe. Lo que prueba, aparte de la necedad de la nena, la permeabilidad de la cultureta burguesa de Can Fanga. Cosa que también es puro pleonasmo.

Ahora me dejaría llevar por este derrotero y analizaría la banalidad y redundancia hortera del modernismo de la City, pero yo quería hablar de Chinos con mayúscula y a los chinos me vuelvo.

El que yo llamo Chinatown barcelonés, es un espacio que comienza en La Ronda de Sant Pere, Trafalgar, Ausias March y que hoy ya ha rebasado el Paseo de San Juan e inunda ya las aceras de la calle Sicilia. Allí encontramos, no solo la oficina del Banco Chino, también hay agentes de la propiedad inmobiliaria Chinos, auto escuelas rotuladas en chino mandarín, y he descubierto un restaurante cantonés, donde a primera hora de la mañana ya tenía en sus garfios la portentosa belleza de unos patos laqueados, (pato cantonés) obra de un no menos meritorio garcifer.
He terminado en un emporio de especias; cómo debe ser el Oriente Lejano para todo Occidental. He comprado 500 gramos de Pimienta de Sichuan de la que soy devoto, una bolsa de anís estrellado y otra de galanga en polvo o jengibre azul. Con ellas, pienso ayudarme, a pasar las penurias del régimen alimenticio que sigo. Con el que he perdido 11 Kg en dos meses y medio.
Por cierto el catalán que me vendía la Pimienta de Sichuan a 90 € el Kg tendrá que buscar otro cliente porque yo solo he pagado 9 € por el medio Kg.
¡Hay que ver o que encarece la vida un 3% …!

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