martes, 19 de julio de 2011
lunes, 18 de julio de 2011
Nuevo formato
Aunque he intentado limitar el número de CATEGORÍAS en que se agrupan los textos, en estos momentos ya son ocho. Por otra parte Una pareja insólita tiene cuatro aportaciones con una continuidad declarada. Por eso he decido mostrar ahora -a la izquierda abajo- un cuadro en el cual aparecen estas categorías. Así si estas interesado solo en una de ellas, solo tienes que hacer clic con el ratón sobre ella y el blog te mostrará todos los escritos agrupados bajo ese epígrafe o categoría. Espero solucionar con esto las quejas recibidas y solucionar el problema que estaba creando al lector.
Saludos.
Darío
domingo, 17 de julio de 2011
La Regenta pareja insólita 4º
No se puede estar “repicando y en la procesión” eso me lo hubiera explicado muy bien Don Fermín de Pas el canónigo. Mientras yo me perdía en la reflexión anterior algo ha sucedido entre nuestros “protas” Ana esta enfadada muy enfadada hace ademán de irse.
Ana.. No tengo toda la noche para perderla aquí contigo. ¡Hasta otra!
Uf, si está enfadada no se que ha podido ser pero se va... ¿Qué hago ahora? ¿La sigo? Y si tiene otra entrevista con alguno de los personajes (estatuas) que pueblan Oviedo... Decididamente la sigo. La veo cruzar la calle, pero esta vez,no parece regresar hacia La Catedral. Se interna con paso decidido en El Campo de San Francisco, ese gran parque urbano con que Oviedo se regala.
Vaya la he perdido la vi en el Paseo de Los Álamos y ahora... no esta.
Ana.: ¡Eh guaje! ¿Me estás siguiendo?
¡Glups, Ha sido una encerrona! Ana se había quedado junto a un castaño, y su figura casi diluida en las sombras me pasó desapercibida. ¿Y ahora que le digo? La verdad por supuesto.
Darío.: Señora, no puedo negar que no la esté siguiendo.
Ana.: Ya hace horas que lo noto, ¿Y se puede saber que quieres?
Darío. Sobre la media noche, vi una emanación luminosa salir de la estatua de La Regenta. Creo que... que se materializó en usted. A mi su imagen, me evoca la que tengo de Ana Ozores, La Regenta. Aunque usted vista como en este tiempo. Su edad sus rasgos me hacen pensar que usted es... Ana Ozores.
Ana.: Ja ja ja ja soltó una carcajada alegre, que hizo removerse a algún pájaro, que dormía en las ramas del árbol.
Ana.: Vaya un escritor o un poeta.
Darío.: ¿Por que dice usted eso?
Ana.: Solo a los escritores, les es dado ver y hablar con los personajes de novela. Si me ves me oyes y me hablas es porque tu lo eres.
Darío.: bueno algo cierto hay en eso.
Ana.: ¿Como me veo? Eso que ahora llamáis look.
Darío.: Sinceramente perfecta. Una mujer joven, con un cuerpo deseable y unos destellos de inteligencia capaces de subyugar.
Ana.: Favor que me haces, ¿Puedo tutearte verdad? A tu lado soy una anciana.
Darío.: Vale empleemos el tu.
Ana.: ¡Ah! Comprenderás que con casi ciento cincuenta años desde la aparición de la novela, he sido creada y recreada por muchas personas. Hombres mujeres, directores de cine actrices, lectores de distintas épocas y culturas. Para todos he sido la Regenta Ana Ozores. Pero no he sido la misma para todos. Para unos mártir, para otros adúltera. Para la mayoría un entretenimiento breve. Por no mentir también he sido fantasía sexual. Pero esto es así te toma un autor. Te construye con partes vivas de otros seres. Algo así como un nuevo Frankenstein. Te lanza al mundo a vivir emociones ajenas... Poco somos pero se nos da vivir en otros en la mente de otros, somos reconstruidas una y otra vez. Juzgadas sometidas odiadas adoradas. Solo unos pocos, los que escriben los que son capaces de recrear sus experiencias, se atreven a establecer un diálogo. A preguntar de que estamos hechas.
Darío.: Creo que ese es mi caso, intentar saber como estás hecha para producir esas emociones en Fermín o en Mesía. ¿Como te puedes sentir responsable de ellas?
Ana.: Solo me siento responsable en función de lo que yo vivo lo que yo experimento.
El magistral, Fermin De pas, es un hombre apuesto. Tiene el encanto de la dulzura del saber, sobre el cuerpo de un fornido montañés. Bajo esa sotana late un amor animal salvaje y primario que el cree que sublima con la piedad y los rezos.
Darío.: Si es cierto.
Ana.: ¿Acaso me imaginas? Siendo la hija espiritual de un viejo, como cualquiera de los otros colegas.
Darío.: No claro.
Ana.: Con Alvaro Mesía el -Don Juan- es otra cosa. Es el arquetipo del caballero, mi sueño, en el que no me quiero entretener por considerarlo pecado, es el contrario, ser yo la rendidora de sus hechizos. Saber que ese hombre codiciado por muchas, ante el que han caído enaguas y velos. Es mio, padece por mi, por hacerme suya, y yo se lo niego.
Es decirle con hechos: Soy Ana Ozores, mucho para ti pequeño, dedícate a las mujeres fáciles, a Obdulia a Visitación.
Y sin embargo, pienso en el y me obsesiono, no puedo olvidarlo y hasta miento.
Darío.: Creo que lo entiendo... Hace un rato cuando estabas con Woody Allen te oí decir.
Ana: Un momento, no es Wooy Allen es alguien que usa su estatua para hablarme. Aunque Woody Allen también es en parte una creación literaria de Allan Stewart Königsberg. Es un ser vivo, aun vivo. No puede aparecerse como un espíritu. El que se aparece bajo su forma, es alguien que me quiere, que necesita acercarse a mi, alguien de mi tiempo y seguramente de mi novela. Si hablo con el es porque quiero saber quien se esconde tras el.
Continuará
Darío
viernes, 15 de julio de 2011
La Regenta (Ana se suelta el moño) o una pareja insólita 3º
Ana. Bien te doy la razón, en que una conducta así, por parte de una mujer española y mas aún una vetustana como yo hubiera sido explosiva.
Tu no eres capaz de comprender por que en España no hubo una Mary Wollstonecraft Godwin. Mas conocida por Mary Shelley.
Te recuerdo que se unió sentimentalmente (como se dice ahora) a Percy Bysshe Shelley. Amigo y seguidor de su padre. El ya estaba casado; quedó embarazada y fueron sometidos a un ostracismo social. Solo se casaron después de el suicidio de Harriet primera esposa de Shelley.
Cuentan lenguas que George Gordon Byron -Lord Byron- los tenía entre sus amigos. Ese monstruo de excesos, solía compartir a sus parejas.
Pero debes desengañarte, un hombre así no podía nacer en España y menos una mujer. De Byron se dice que tuvo su primera experiencia sexual con su institutriz y devota calvinista Mary Gray. Por puro paralelismo cuando mi padre me puso en manos de doña Camila, otra protestante. La que me cuidó en los años infantiles en Loreto. Mi cosecha fue la calumnia, mi fuga nocturna con un amigo tan inocente como yo. La causa de murmuración. El ser señalada como hija de una “bailarina” cosa que mi madre nunca fue. Era modista.
Ah, veo que Ana está comparando el ambiente de su Loreto infantil con la infanacia y juventud de Byron. Hay cierto parecido, los dos son hijos de padres que dilapidan su fortuna. Pero mientras Byron tiene la experiencia real de sexo y religión. Ana solo le es concedida una experiencia vicaria. Mientras el lord a los 28 años recibe a los Shelley y en una velada nace el germen de lo que será Frankenstein o el moderno Prometeo. Probablemente el primer relato de ciencia ficción, y gran novela gótica. Con fondo filosófico incluido. Dios. Vida. Amor. A Clarín solo le cabe un personaje que se pierde en el laberinto de un catolicismo asfixiante. Entre concupiscencia y San Agustín entre Santa Teresa y la renuncia a la vida en sociedad. En una depresión, que parece mas propia de los ejercicios de San Ignacio, que de un crecimiento personal ordenado. Viva el dogma y el cristianismo español. Isabelino o Carlista que mas da, es el aherrojar la conciencia. Al individuo al criterio de la iglesia. Vemos en La Regenta que Don Juan Tenorio es doble o triplemente pecaminoso. Lo es por ser representado en fechas prohibidas, lo es por presentar un amor sacrílego, lo es por dudar del perdón del cielo. No le vale que el amor de Doña Inés salve al crápula en la vida eterna.
Dios es el mas terrible Yahvé hebreo. Dios es el Emperador Trento y la contrareforma. Pero sigamos escuchando.
Yo estaba llamada por los libros de mi padre a ser otra cosa, debiera haber sido ilustrada librepensadora feminista. Yo debiera haber sido paradigma de una mujer que ya había en España. Pero no, soy el juguete, el trofeo entre dos varones, el primero Fermín de Pas canónigo fruto de la ambición de su madre. Única salida para un inteligente pobre un cuasi hijo de cura. El otro extremo la otra opción es un Don Juan libearaloide (si hubiese sido liberal, yo hubiese sido compañera, no trofeo) felón falso egoísta y en el fondo adamado. Todo, menos lo que una mujer espera como hombre. Por eso no quiero psicoanalista versión moderna de mi padre espiritual Fermín el canónigo. Ni Seductores de película que me evoquen un Don Juan como Alvaro Mesía de eso ya he tenido.
Fuego, como se ha puesto Ana, su aura fluorescente pasa del rojo al morado con la misma vehemencia que sus palabras.
Y para cerrar el triángulo no necesito un marido de justicia jubilada; que incapaz de entenderme como esposa o amante, se dedica a mecerme entre la imagen honesta que da la Iglesia o la frivolidad de la sociedad liberalota de Alvarito Mesía dicho así alvarito con lo que de inmaduro tiene el diminutivo.
Fuego otra vez, pocas veces se ve a una mujer exponer con tanta claridad su drama y su desprecio a un mundo de hombres, en que no tiene otro sitio que ser el juguete el premio y el orgullo de un campeón, que nada hizo por hacerla y menos por merecerla.
Con profundo respeto a mis amigas mujeres.
Continuará
Darío.