Era un vendedor de
apariencias. Las apariencias habían nacido en USA. Varias
universidades americanas tenían cursos de embeleko.
El embeleko era, el no va
más de la administración empresarial. El embeleko era, la ciencia
que permitía poner la industria al servicio del cliente.
Todo para producir ma y
mehor todo en aras de una noble carrera pa satisfaser las necesidaes
más primitivas del hombre... y de la mujer claro.
Después vendrían las
gruesas tablas de los controllers para los Jefes de Producto.
Eso que se llama en inglé
Product Manager.
Es desir el que e
reponzable de un produto desde la materia prima hasta su colocacio en
caza der criente.
Too una maquinaria pa
produsi... de too con el mejor coste. Y sabé tambié er motivo pa
comprá del usuario finá.
Para ellas se diseñaban
unos frascos rellenos de placebo con la forma y firmeza de un pene.
Para ellos, una colonia
que evocaba el olor a caballo y establo, a hombre rudo capaz de
afeitarse con su cuchillo de monte, de evacuar sus necesidades en
plena naturaleza.
Había un producto que
evocaba la coyunda salvaje con las cabras, como si de un nuevo fauno
se tratase.
El problema parecía
estar en que los usuarios eran blanditos oficinistas de la calle del
muro (Wall Street). Pero para ellos se invento el gimnasio. Una sala
llena de aparatos de tortura, palestra nueva, donde educar al cuerpo
bajo el pétaso. Un canto a la fina homosexualidad platónica. Los
hombres los ejecutivos eran como... como pixágatos que diría
Marcial el bilbilitano.
Pues bien, Ángel había
sido vendedor de apariencias, había trabajado como agente de
filiación para varias sociedades filo-empresariales. Todas con la
vista puesta en el sistema USA la mejor fábrica de pixágatos del
mundo.
Un embeleko que se sostenía a base de café y Prozac. Porque
en ningún inventario de empresa figuraba la felicidad. Ni la
humanidad como valor. La sociedad humana solo tiene un motor la
ambición y alguna vez la ambición festoneada de codicia. Esa es la
gallina de los huevos de oro y hay del gobierno que se atreva a
tocarla. El gobierno solo puede y debe conseguir que la gallina de
los huevos de oro ponga cada día su huevo en un sitio distinto para
obtener un reparto equitativo del fruto de la ambición. Ángel
ignoraba ese principio hablaba sin haber leído y mucho menos sin
haber reflexionado de los Chicago Boys o de los Harvard business como
si se tratase de dos equipos de baloncesto.
Lo cierto es que a mi, me
afilió a dos asociaciones de este jaez, donde los individuos. mas
caballos que centauros, se daban su galopada por las pistas de pádel
y los campos de golf.
Monologaban con sus
colegas de la próxima implementación de estrategias dentro de las
políticas vectoriales de la empresa.
Cierto que era una
sociedad de ensueño, pero cierto también que en esa élite no
cabían todos. Entonces los torpes, los fracasados eran invitados a
pasar al mundo de la política. Allí languidecían, en un puesto de
mandeuste siseñor, cumpliendo los designios del capital. Siendo
padres de la patria, conductores de pueblos aurigas, de la felicidad
urbana.
Porque la felicidad está
en tener el coche último modelo, la dacha en forma de masía y que
se yo. Si un jardín con su laberinto.
Un laberinto donde se
perdían todos los valores humanos.
Mandangas, como toda obra
del hombre la teoría del embeleko se resintió, no funcionó bien y
con la crisis económica se colapsó.
La gente comenzó a tirar
piedras a los aurigas, y los mandeuste siseñor fueron totalmente
incapaces de entender por donde soplaba el cambio.
Peroraban sobre unos
puestos de trabajo (puro decorado) que según ellos su sapientísima
perspicacia había creado. ¡Mentira! Los puestos de trabajo los
crea el que los paga y nunca el gobierno que cobra por ellos.
Pero Ángel se percató
pronto de la catástrofe que se avecinaba, intuyo que la crisis
significaba el colapso del sistema.
Pero también intuyó,
que la transición a otro sistema sería lenta, como mucho se
produciría un interregno de unas décadas y después el sol volvería
a lucir, sobre los verdes pastos que nutren la estupidez humana.
Pero claro, le quedaba un
pequeño problema, su situación, su paro, su hipoteca avocado a ser
un vendedor del embeleko huero, altamente especializado en
machination protocol y otras boludeces.
Se encontraba ahora sin
un chavo y sin la menor posibilidad de facturarlo por algún
concepto. Entonces surgió la idea salvadora.
Se hizo vendedor de
estampas de san Judas Tadeo, novenas a Santa Rita y otra serie de
embelekos neo-liberales, o neo-cristianos.
Lo encontré el otro día
en la boca de metro con un puestecillo de sus amuletos como cualquier
otro mantero. Me explicó el sentido de Judas Tadeo judas significa
gracias sean dadas a dios y Tadeo bueno algo así como de hombre de
pelo en pecho. Gracias a ellos a los nuevos tadeos pronto llegaria
otra vez la nueva primavera.
Observé que su ojo
derecho tenía un ribete amarillo morado y al preguntar me aclaró.
Si fue un error de cálculo por mi parte. El primer día en mi nueva
ocupación me situé en la cola del INEM y lamentablemente estaban en
ella varios ex-ejecutivos y ex-clientes que se tomaron mi oferta como
un insulto personal...
Y es que neoliberal o
socialcristiano a Ángel lo que le falta en su catálogo es el amor y
la humanidad, pero cualquiera de lo hace ver.