martes, 19 de agosto de 2014

Embeleko

Era un vendedor de apariencias. Las apariencias habían nacido en USA. Varias universidades americanas tenían cursos de embeleko.

El embeleko era, el no va más de la administración empresarial. El embeleko era, la ciencia que permitía poner la industria al servicio del cliente.

Todo para producir ma y mehor todo en aras de una noble carrera pa satisfaser las necesidaes más primitivas del hombre... y de la mujer claro.

Después vendrían las gruesas tablas de los controllers para los Jefes de Producto.
Eso que se llama en inglé Product Manager.
Es desir el que e reponzable de un produto desde la materia prima hasta su colocacio en caza der criente.

Too una maquinaria pa produsi... de too con el mejor coste. Y sabé tambié er motivo pa comprá del usuario finá.

Para ellas se diseñaban unos frascos rellenos de placebo con la forma y firmeza de un pene.
Para ellos, una colonia que evocaba el olor a caballo y establo, a hombre rudo capaz de afeitarse con su cuchillo de monte, de evacuar sus necesidades en plena naturaleza.

Había un producto que evocaba la coyunda salvaje con las cabras, como si de un nuevo fauno se tratase.
El problema parecía estar en que los usuarios eran blanditos oficinistas de la calle del muro (Wall Street). Pero para ellos se invento el gimnasio. Una sala llena de aparatos de tortura, palestra nueva, donde educar al cuerpo bajo el pétaso. Un canto a la fina homosexualidad platónica. Los hombres los ejecutivos eran como... como pixágatos que diría Marcial el bilbilitano.

Pues bien, Ángel había sido vendedor de apariencias, había trabajado como agente de filiación para varias sociedades filo-empresariales. Todas con la vista puesta en el sistema USA la mejor fábrica de pixágatos del mundo.
Un embeleko que se sostenía a base de café y Prozac. Porque en ningún inventario de empresa figuraba la felicidad. Ni la humanidad como valor. La sociedad humana solo tiene un motor la ambición y alguna vez la ambición festoneada de codicia. Esa es la gallina de los huevos de oro y hay del gobierno que se atreva a tocarla. El gobierno solo puede y debe conseguir que la gallina de los huevos de oro ponga cada día su huevo en un sitio distinto para obtener un reparto equitativo del fruto de la ambición. Ángel ignoraba ese principio hablaba sin haber leído y mucho menos sin haber reflexionado de los Chicago Boys o de los Harvard business como si se tratase de dos equipos de baloncesto.

Lo cierto es que a mi, me afilió a dos asociaciones de este jaez, donde los individuos. mas caballos que centauros, se daban su galopada por las pistas de pádel y los campos de golf.

Monologaban con sus colegas de la próxima implementación de estrategias dentro de las políticas vectoriales de la empresa.

Cierto que era una sociedad de ensueño, pero cierto también que en esa élite no cabían todos. Entonces los torpes, los fracasados eran invitados a pasar al mundo de la política. Allí languidecían, en un puesto de mandeuste siseñor, cumpliendo los designios del capital. Siendo padres de la patria, conductores de pueblos aurigas, de la felicidad urbana.
Porque la felicidad está en tener el coche último modelo, la dacha en forma de masía y que se yo. Si un jardín con su laberinto.

Un laberinto donde se perdían todos los valores humanos.

Mandangas, como toda obra del hombre la teoría del embeleko se resintió, no funcionó bien y con la crisis económica se colapsó.

La gente comenzó a tirar piedras a los aurigas, y los mandeuste siseñor fueron totalmente incapaces de entender por donde soplaba el cambio.
Peroraban sobre unos puestos de trabajo (puro decorado) que según ellos su sapientísima perspicacia había creado. ¡Mentira! Los puestos de trabajo los crea el que los paga y nunca el gobierno que cobra por ellos.

Pero Ángel se percató pronto de la catástrofe que se avecinaba, intuyo que la crisis significaba el colapso del sistema.
Pero también intuyó, que la transición a otro sistema sería lenta, como mucho se produciría un interregno de unas décadas y después el sol volvería a lucir, sobre los verdes pastos que nutren la estupidez humana.

Pero claro, le quedaba un pequeño problema, su situación, su paro, su hipoteca avocado a ser un vendedor del embeleko huero, altamente especializado en machination protocol y otras boludeces.
Se encontraba ahora sin un chavo y sin la menor posibilidad de facturarlo por algún concepto. Entonces surgió la idea salvadora.
Se hizo vendedor de estampas de san Judas Tadeo, novenas a Santa Rita y otra serie de embelekos neo-liberales, o neo-cristianos.

Lo encontré el otro día en la boca de metro con un puestecillo de sus amuletos como cualquier otro mantero. Me explicó el sentido de Judas Tadeo judas significa gracias sean dadas a dios y Tadeo bueno algo así como de hombre de pelo en pecho. Gracias a ellos a los nuevos tadeos pronto llegaria otra vez la nueva primavera.

Observé que su ojo derecho tenía un ribete amarillo morado y al preguntar me aclaró. Si fue un error de cálculo por mi parte. El primer día en mi nueva ocupación me situé en la cola del INEM y lamentablemente estaban en ella varios ex-ejecutivos y ex-clientes que se tomaron mi oferta como un insulto personal...

Y es que neoliberal o socialcristiano a Ángel lo que le falta en su catálogo es el amor y la humanidad, pero cualquiera de lo hace ver.

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