Suena el teléfono, es
Laura. Está algo alterada, la han llamado de la logia, del colegio
centauro, le proponen hacerse cargo como maestra de un par de
gestaciones centauras.
La noto excitada,
comprendo la situación el hecho de que te elijan para un puesto así
alegra. Es darte responsabilidad reconocer capacidades, pero entiendo
su preocupación, la gestación de un centauro puede llevar años, yo
mismo tardé mas de quince años en nacer.
¡Quince años! En un
principio solo se notaba una iridiscencia que tendía cada vez mas al
azulado al azul-violeta para ser exactos. Tuve que alimentar esa luz
interna día a día con meditación relajación ejercicios de
síntesis lógica. Tardé mucho en alcanzar un autocontrol, yo notaba
por otra parte que mi mente evolucionaba cada vez hacia una mayor
rapidez en las conjeturas, que no en la lógica.
Sin saber como, mi
cerebro tomaba atajos intuitivos para llegar a la certidumbre. Pero
no había yo consciente en el proceso.
Le he preguntado, Laura
dice que en su caso fue algo distinto, simplemente la vida la obligo
a replegarse sobre si misma, y al entrar en contacto con lo que ella
llama la esencia mas íntima de su ser, encontró allí u imagen
centaura. Completa tal como es ahora.
Por lo que sabemos la
gestación centaura es distinta en cada individuo.
Los hay a los que
comprender la esencia de sus actos les lleva tiempo. Tanto tiempo que
se diría se petrifican se fosilizan sin adelantar. Para otros como
Laura la conciencia de ser centauro les llega de golpe. A ella fue el
divorcio lo que la condujo a la nueva auto-percepción. A mi sin
embargo, la vida me hizo poco a poco. Como las olas de una costa que
van día a día acumulando arena en un sitio capa sobre capa hasta
que sin saber como aquel roquedo inhóspito se vuelve playa.
Supongo que el colegio,
que ahora está regido por mercantilistas quiere averiguar si hay un
camino hacia el interior corto y seguro. Algo como lo que ella
recorrió.
Si les digo
mercantilistas con toda la mala intención centaura. Quieren hacernos
creer que la metamorfosis es parecida a un libro de auto-ayuda. Algo
que lo lees y listo. Como si la modificación del ser humano fuese
un maquillaje de teatro. Un acto de magia, entras en una caja de
zapatos contrahecho, deprimido, sumido en la mas profunda
desesperanza y renaces como ave fénix. Renaces luminoso transparente
y con nuevos sentidos o al menos con nuevas y diferentes formas de
percibir.
Pero hombre señores del
consejo que eso solo lo pueden pretender los editores, en el fondo
creen que un libro de auto-ayuda es como eso manuales de idiomas
titulados ¡Aprenda Chino en Diez Días! Que bárbaros, si los pilla
gran cadena de distribución algo como un Mercadona-Corte-Inglés del
ánimo. Son capaces de editar con marca blanca títulos tales como.
¡Adelgace mientras aprende ruso! Adquiera superpoderes mentales
mientras su pene crece. Pero hombre quien es el descerebrado que
plantea así las cosas.
Descerebrado o
delincuente. ¡Vaya usted a saber?
Así se lo digo y ella es
de mi opinión. Antes estas cosas del cambio se llamaban santidad, y
los distintos estados obligaban a cambiar el nombre del individuo ya
lo dije una vez hablando de los faraones y de los papas. Pero en
todos ellos la santidad era un ejercicio que se dilataba hasta mas
allá de la muerte.
Hoy no estos caníbales,
estos antropófagos de lo humano quieren someter un proceso que
antaño duraba toda una vida y más. A las leyes de la productividad
industrial. A los procesos informatizados al Low Cost y al Just in
time (JIT) ¡pero hombre! Si una personalidad, es como un buen vino
requiere años de crianza. Como quieren producir clones felices así.
Siento que Laura se
identifica conmigo. Le pregunto directamente ¿oye y tu experiencia
como fue?
Su voz es un poco
temblorosa al principio, después se hace más firme.
Me dice: -Si tu ya lo
sabes.
-Claro que lo se
contesto.
Pero yo lo se como yo.
Ahora querría saberlo
como la sabes tu.
-Fue así como tu lo
describes. Cuando mi marido huyo, me quedé jodida y sola. Más
jodida que sola. Por eso mientras miraba mi interior escuchaba mucho
a los demás.
Es oyendo, oyendo y
escuchando como yo hice mi metamorfosis.
-Y se me hace la luz, yo
también escuché mucho, no tanto como Laura ni tan intenso ni tan
seguido. Tal ves eso sea el origen de la diferencia de velocidades en
la transmutación.
Seguramente fue eso, yo
oía como una playa larga dejar a cada compañero su capa. Como las
olas que dejan arena. Laura... Laura fue como una vela el goteo
continuo el sedimento que termina por colgar bajo la palmatoria hasta
configurar una especie de negativo de la vela. Un homólogo su
homólogo.
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