En
esas meditaciones me hallaba, cuando sentí la presencia de Laura.
Os
recuerdo que habíamos pasado la noche en un pueblo ruinoso, de feos
tapiales abandonados muros que vistos en detalle solo eran un
conglomerado de detritos.
El
clima infernal solo tiene dos variables nubes marrones que dejan caer
excrementos o nubes negras con destellos rojizos de las que solo
llueve azufre y fuego. Eso se complementa con una niebla pestilente,
asfixiante que rellena todos los huecos, los bajos.
A
pesar de ello un hogar y un viejo muro nos habían servido para hacer
nuestro hogar por aquella noche. Siempre me sorprende la fuerza de la
mente humana, para crear espacios habitables en el seno de lo mas
inhóspito. Mucho mas si son dos mentes y en pareja las que lo
diseñan.
Laura
hasta había conseguido dar un aire cálido a nuestro rincón
mediante la estratégica disposición de unos cristales de azufre
intercalados con coprolitos.
Cosas
del eterno femenino que diría Karl Jung. Porque tal vez Laura aparte
de ser CentLaura. Es en gran parte, un vínculo entre mi yo y el
inconsciente colectivo.
Un
parte de mi ser que le da sentido a mi vida. Algo que complementa mi
ser y le confiere sentido a mi vida. Yo soy (ego sum) porque hay
una... pero mejor lo dejamos aquí; no es este el momento, ni es el
sitio, para hacer mi auto-psico-análisis.
Ante
nosotros comenzó a vislumbrase una gran extensión de terreno
cerrada por un círculo montañoso, se diría un enorme cráter de
fondo plano.
Todo
lo que la vista abarcaba estaba lleno de unos a modo de pupitres
escolares. Elevados sobre el suelo sobre columnas, de tal manera que
piernas pantorrillas sexo y nalgas de los usuarios estaban expuestas
al vacío.
Una
multitud de condenados se afanaban en llenar unas hojas, que vistas
de cerca decían Test de Inteligencia Demoníaca. Enfrente de de
nosotros, una aluvión de nuevas almas entraba cada minuto.
Un
diablejo, corcovado y cojitranco nos informó en voz baja. Creen que
el examen es una prueba para confeccionar la lista para las
elecciones del senado infernal. Los engañamos, ninguno terminará la
prueba con calificación de apto. Ellos que literalmente lamieron
culos por figurar en la tierra, creen que esto es igual... pobres. Se
miran entre ellos, desean ver el juego del vecino, pero es inútil.
El examen es eterno, y solo acumula frustración.
En
ese momento una jauría de perros clónicos hizo irrupción en la
sala tenían una extraña morfología eran como pequeños centauros,
cosa que en principio me sorprendió pero vistos despacio se notaba
que eran perrombres. Algunos de ellos se parecían a Freud. Enseguida
comprendimos su misión, se metían por debajo de las mesas y
aprovechaban la posición de los examinandos para morderles en los
genitales. Así castigamos la concupiscencia de estos seres, ya saben
ustedes Freud el sexo y el deseo de bienes terrenos que nuestro gran
psicoanalista vinculaba con la zona anal.
¿Esta
Freud en el Infierno pregunté? Pero por toda respuesta el diablejo
encogiendo los hombros dijo:
Todos
los días ingresan unos cientos
¿Freuds?
Políticos
cuneros
Ya,
cuneros sin honor y sin divisa
Sin
honor puede, las divisas se dejan arriba.
No
hay aquí moneda
No
la moneda es dinero
un
invento del...
infierno.
Imagine
un rico en el infierno
¿No
hay ricos aquí?
No
no los hay, ¿acaso creen que esto es una cárcel?
No
hay dinero aquí no se puede comprar nada
Como
en el paraíso socialista.
Ojo
no insulte, aquí se puede comparar todo con todo menos con el
paraíso.
Huy
perdón.
Tampoco
se pide perdón de nada sirve ahora el arrepentimiento.
Laura,
que asistía divertida a mi diálogo con el contrahecho.
Intervino
para decir:
Señores
los dejo, tengo que buscar algunos conocidos en esta... en esta
caldera ¿digo bien?
Dice
bien su excelencia, repuso el diablo. Vaya por la sección de mujeres
por la galera. La van a ver bonita, y eso las las internas las
desespera. Muchas de ellas comerciaron con sus encantos para medrar
en los partidos. Creían que era una falocracia, que error...
Laura
acallo la verborrea del diablejo con un gesto de suficiencia se dió
la vuelta y al mismo tiempo que me decía: Luego te veo. Comenzó un
atento caminar entre las filas de examinandos que se afanaban en sus
pruebas.
Yo
estuve tentado de hojear las preguntas del test, pero con solo leer
la primera perdí el interés.
Rezaba
digo decía (perdón) cuanto valen siete sardinas y media a euro y
medio la sardina y media.
¿Y
estas son la preguntas le dije al diablo?
Si
señor y debe ser muy difícil porque todos contestan que depende de
la oferta y la demanda, de los aranceles y del IVA. Por lo menos eso
es lo que suelen contestar estos malditos.
¡Ah
claro! Son políticos y por tanto incapaces de contestar a algo
simple.
Eso
debe ser, dijo el señor de las moscas.
Los
hay que a esa pregunta han contestado con un escrito de doscientas
páginas. Yo les digo que no se preocupen, que hay tiempo. Aunque
sinceramente hubo un individuo aquí que al leer la pregunta me dijo
¿Y que es una sardina?
Lo
deje. Mi interlocutor tenía toda la eternidad para la cháchara y yo
no. Recorrí lentamente el cerco del cráter, la multitud parecía un
mar. Movimientos rítmicos imitaban el oleaje. Y cada cierto tiempo
se producían espasmos fruto del ansiedad y la desesperación. Los
diablos atizaban esas pasiones con frases tales como trabajen ustedes
en silencio trabajen trabajen. Que salmodia tan dolorosa, políticos
que llamaban trabajar a zascandilear de aquí acullá sin objetivo.
Trabajar hermosa palabra se contaba que un sindicalista liberado,
célebre por resolver sudokus durante las sesiones parlamentarias.
Cuando oyó la palabra trabajo entró en shock. Pero lo que era más
doloroso sin duda alguna. Eran las preguntas que podían tener
interpretación concupiscente ya fuese poder y riqueza o solo sexo.
Entonces aparecían las jaurías de perrosfreud mordiendo sin piedad
los genitales de aquellos miserables.
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me parecio ver alguna cara... |
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Me
pareció ver alguna cara de político español, pero seguro que se
trataba de una ilusión óptica. Los políticos en que yo pensaba,
aun estaban vivos y en activo.
Terminé
preguntándome, de cuantas nacionalidades habría representantes.
Intenté contar banderas, pero no fue posible hacerme una idea clara,
los había, que habían servido bajo varias banderas. Es más los
había que se inventaban la bandera cada semana. Me alejé despacio,
debía dar tiempo a que Laura hiciese su visita. Aunque podría
suceder y eso era malo para ella que tropezase con algún conocido y
se entretuviese demasiado preguntado los motivos por los cuales esta
allí. Eso significaba de la misma manera que en Dante o en Papini.
Una cierta voluntad en condenar a un determinado ser y un centauro
nunca nunca, se deja llevar por condenas a priori. Un centauro sabe
que ni vale el juicio a priori sin análisis y tampoco vale el
discurrir de la causa al efecto. Muchas veces nuestra razón se
engaña. Y ni siquiera vale aquello de oportunidad motivo y medios.