Hoy
celebramos el día del libro.
Supongo
que alguna vez os habréis preguntado su origen.
Pues
bien el día del libro, no es una fiesta antigua, ni si quiera tiene
100 años de vigencia.
Se
estableció por decreto de S.M. Alfonso XIII en 1926 y el primero del
que tengo constancia se celebró el 7 de octubre de 1927 y en
Barcelona.
En
aquel año 1926, se produjo en España un golpe de estado, contra
otro golpista, el General Primo de Rivera, que era el factótum de su
majestad, tuvo que defenderse de una asonada militar llamada la
Sanjuanada porque debía producirse la noche de San Juan.
Era
un golpe militar republicano, ya que pretendía el retorno a la
constitución de 1876 y la reapertura de Las Cortes cerradas en
1923.
Como
era un grupo de “intelectuales” la proclama del golpe en Madrid
se leyó en el Ateneo. Y si quitamos lo de el ejercito de su primera
linea el escrito lo podría firmar Pablo Iglesias el nuevo.
Decía:
El Ejército no puede tolerar que utilicen su bandera y su nombre
para mantener a un régimen que despoja al Pueblo de sus derechos...
Pues
eso que les quedó pelín demagógico, pero ya se sabe un golpista es
un golpista y a ti te encontré en el río.
Se
celebró el 7 de Octubre porque esa es la fecha supuesta del
nacimiento de Cervantes. Después en 1931 se decidió celebrarlo el
23 de Abril, fecha de su muerte. Y en el fondo es natural que así
sea. Es mejor celebrar algo tan nefasto coincidiendo con la muerte de
Don Miguel. También hay que añadir que por aquellas fechas de
principios del siglo XX la tasa de analfabetismo en el país era del
56% para los mozos y el 71% para las mozas. Pero hay que resaltar que
eso no significaba que supieran leer y escribir el resto. Pues con
dominio suficiente de las letras solo figuraban el 42% de los hombres
y el 25% de las mujeres. Lo que nos deja un 2% de varones y un 4% de
las hembras en un incómodo analfabetismo funcional.
Fue
por tanto la feria del libro, una festividad para minorías, y es
fácil deducir que fue eso de libro, algo totalmente divorciado de la
cultura, por más que intenten convencerme de lo contrario.
Bien
y ya tenemos el becerro de oro, instalado en el calendario de
eventos, que diría un milenial. Tenemos ¡oh paradoja! Un día del
libro sin lectores. Pero esa es la realidad, nace la celebración a
interés de La Cámara del Libro, y con el objetivo favorecer el
intercambio comercial con América Española.
En
resumen, a donde quiero llevarte, amigo lector es al hecho de que el
día del libro es un negocio nacido en Barcelona, y con poca o
ninguna relación con la cultura.
A
la sombra de la cosa, llegarán los concursos de libros, concursos de
novela mal llamados literarios. A todo esto los juegos florales, ya
eran la festividad de la poesía.
Un
concurso, juego floral, es un certamen en el cual unos señores de un
gusto tan exquisito como los jueces de la Guía Michelin, se dedican
a dar flores naturales en lugar de estrellas. En los certámenes de
libros sucede lo mismo unos jueces con un fino paladar hecho a la
trufa y el caviar, dictaminan el que y porqué de las enjundias
literarias.
Porque,
si fuera una obra social, en vez de publicar y re-publicar obras
cuyos derechos de autor han prescrito, se dedicarían a promocionar
gente nueva.
Pero
no el oligopolio libresco se cree infundido de un espíritu llegado
del Parnaso y ser autoridad suficiente para ejercer de árbitro.
Porque
no deja de ser sangrante, hoy muchos libreros ofrecen obras con
descuento, lo normal es un 10%. ¿Alguno se ha parado a pensar que
ese tanto por cien es más del doble de lo que cobra el autor?
La
sensación de ninguneo que la industria libresca tiene para con el
autor es sangrante. Lo chachi, lo fetén, es el comprador de libros,
y por eso basado en una ley de marketing de lo mas elemental, al
público hay que darle lo que quiere, si para ello es menester
ponerle un “negro” a la tonta del bote, (eso si tonta con sexo, y
si es agrio mejor) pues todo vale.
Retomando
el tema de los iletrados de los analfabetos, en esta casa tuvo que
llegar la república Doña Segunda República para que se apuntase la
idea de crear cinco mil nuevas escuelas. Algo que no logró en su
efímera vida, y que heredó curiosamente el Generalato dictatorial y
asesino...
Bueno
que se nota en que fuentes estoy mamando.
El
éxito de los libros, se mide a la americana, por las ventas. Otrosí
con los concursos de poesía.
Ya
desde la antigüedad clásica, había justas olimpiadas de aedos. Que
solemne memez, yo soy incapaz de escribir un verso para que un
selecto jurado:
Regoldando
cuartillas, cual acelgas exquisitas, decida a caso si soy yo el mejor
gañan poeta de los que en esta estepa juegan a versificar
O
tal vez peor, rimando, que aquel otro cabrero, sobrino del mayoral.
No
señores del jurado, no una y dos mil veces más. Que yo no escribo
mis ripios para a nadie amenorar.
¿Porqué
será? Que hay veces, que hasta cuando escribo prosa, cuento y
recuento sílabas como quien no quiere la cosa.
Hoy
el negocio del libro, está de capa caída, o por lo menos en brete,
sin efugio o evasiva.
Hay
autores que se editan está Internet muy activo, porque raro es el
autor, que a la nube no ha subido.
Viva
el día del libro, viva y mueran los poetas, hambreen los literatos,
que de pasta de papel, hicieron su papeleta, avispados negociantes,
gente de ruin ralea, que por tener una imprenta quisieron ser y lo
fueron putos amos de las letras.