lunes, 19 de agosto de 2013

La Seca La Tabla, El Call y Carlos III el pretendiente Austriaco.



Me llevaba ayer Víctor, por la antigua Calle de la Inquisición.  Terminando nuestro  paseo barcelonés, en la calle de La Seca.  Llamada así por estar la antigua ceca de moneda de Barcelona.  Pasaba por el Fossar  de las Moreras y me sorprendía que no hiciese mención al asedio que en 1714 sufrió Barcelona.

La sorpresa, a que no hubiese ninguna referencia a los caídos en esa batalla era doble. Primero por hacer referencia a que era solo el sacramental  de Santa María del Mar. Pero mucho mas importante la falta de mención, cuando el reinado de Felipe IV (III para la cronología aragonesa) su sucesor Carlos II. La guerra dels segadors sus consecuencias. El reconocimiento por rey catalán a Luis XIII.  El poco caso, que este hizo en la defensa de sus nuevos y "leales súbditos" si ocupa espacio en su obra.  Parece, que sea un silencio voluntario, intencionado.

Por otra parte, la desmembración de Cataluña y el incumplimiento de los pactos entre Felipe IV y Luis XIV; terminó por  hacer desaparecer todo vestigio de lo catalán en las tierras del otro lado del pirineo. Algo que Luis se había comprometido a mantener.

Parece que el antiguo reino de Aragón federalista y foral, acepta en principio el segundo testamento de Carlos II en que deja heredero del trono a Felipe V.

Al centralismo borbónico, le era incomprensible un sistema semejante donde el rey tenía que ir jurando,  poco menos que de pueblo en pueblo, sus fueros y usos particulares. También hay que reconocer que un sistema así no era efectivo para un gobierno ágil. Si cada vez que se presentaba un gasto extraordinario o una guerra debían convocarse cortes para solicitar subsidios, no había forma de llegar a tiempo.
Víctor y los de su generación, que eran conscientes de eso probablemente se encuentran en  la misma dificultad  con que se hallaron los constitucionales de Cádiz.

Redactar una constitución, que eleve los derechos del individuo. No olvidemos que el vasallaje feudal, conlleva el hecho de que el noble, el abad o el obispo, son señores de horca y cuchillo. Dueños de vidas y haciendas,  que el Conseller y consejo en Cataluña y el Prior y Jurados en Aragón son personas puestas para garantizar que tanto la justicia civil como la mercantil son ejecutadas correctamente, con arreglo a fuero uso y costumbre.
Es decir, son vigilantes, nunca legisladores. Lo de que el pueblo se dicta sus leyes, mediante una cámara legisladora, es algo propio de la política parlamentaria, no nacerá, hasta después de la revolución francesa.

En España, tímidamente, hasta después de La Primera República.

Por tanto pretender hacer pasar por sistema parlamentario La Diputación de las Cortes, es una majadería demagógica.

Y ahora vamos a ver dos aspectos de nuestra historia que se presentan separados inconexos cuando en realidad, tienen más relación entre sí que lo que una lectura ligera puede hacernos parecer.

Me hablaba Víctor de las calles Cambios viejos y nuevos. Dice que eran tantas las monedas que el comercio barcelonés manejaba, que fue necesaria la aparición de cambistas.
Estos eran unos mercaderes dedicados en exclusiva a cambiar unas monedas por otras.

Como el préstamo y la usura estaba muy mal visto, es mas era pecado, estos comerciantes a la manera de los florentinos Medici, se dedicaban a cambiar unas monedas por otras según la necesidad de cada comerciante y evidentemente tenían un porcentaje en la operación.

Que las tablas de cambio eran propiedad de los catalanes de etnia judía no es ningún secreto.

Que abusaban del incauto tampoco, que explotaban la necesidad tampoco. Que limaban un poquito de cada moneda de oro para obtener un extra sería ingenuo no pensarlo.

En 1391 el 6 de junio estalló una revuelta antisemita en Sevilla que el 5 de Agosto estalló la de Barcelona. Muertos, heridos, conversos a la fuerza, expropiados, expatriados... Sus bienes pasaron a la corona. Algo que en Aragón tenía fuerza de derecho. Lo normal era que las Aljamas juderías o barrios moros al ser conquistadas las plazas durante la reconquista fusen de jurisdicción real. Precisamente para poder respetar usos leyes y costumbres, de estos grupos de españoles, que por su particular historia no se amoldaban, al derecho feudal.

Es decir que en algún momento, cuando los reyes de Aragón, juraban fueros y privilegios también asumían la defensa de estas comunidades musulmanas o judías que continuaban su vida entre cristianos.

Pues bien, el catalán obligado a dejar su sus fueros y derechos puede ser equiparado a estos españoles obligados a convivir en un derecho y usos ajenos. Que verdad es eso de, que no quieras para otro, lo que no quieras para ti.

Con esto creo que queda bien dibujado la situación de aquellos catalanes liberales y progresistas que deseaban un país con una constitución nacional e igual para todos sus hombres.

Que los principales enemigos, eran el clero y la nobleza que perdían poder y fuerza.

Ahora solo dejaré dos notas de Víctor para vuestra reflexión la primera es la institución de la Tabla de Cambios de la ciudad.
Está la placa conmemorativa en la Plaza de San Jaime o de la Constitución. Lo que mi amigo no cuenta es que se funda en 1401, es decir, diez años después de la revuelta del Call. El oficio de banquero ha tenido que ser asumido por la municipalidad ya no debían quedar prestamistas, perdón cambistas de moneda.

Oficio necesario porque en el comercio de la Ciudad Condal era frecuente según este autor encontrar:

Mancusos, Bussanas, Brunas, Quarts, Doblevas o dobles, Jaqueses (sueldos o sólidos),Denarios Comtales, Croats, y hasta cincuenta tipos en oro, Florines de Génova, de Cambray, de Sena, del Rin, de Bolonia, de Pisa, de Luca, de Bohemia... Reales de Oro de Mallorca... de todas estas monedas y muchas más se conservaban con su correcto peso ley y descripción en la Tabla de Cambios de Barcelona.

Por otra parte me hace llegar un escrito del síndico donde da queja a Capitán General Francisco de Velasco de que en los realitos que se acababan de fabricar en la Ceca de Barcelona ponía el nombre del Rey Felipe V cosa no acostumbrada pues en la corona de Aragón era solo Felipe IV. Nota del 17 de julio de 1705. Lo que prueba que para esa fecha la ciudad ya no tenía potestad sobre su fábrica de moneda.

Y lo viene a corroborar la nota de 26 de noviembre del mismo año exposición elevada a su Majestad Carlos III de Austria ( el otro) pidiendo le permita acuñar moneda.  Lo que refleja el estado de las arcas públicas.

Al año siguiente el Rey escribía al Consejo de Ciento notificando que por tener gran proporción plata en sus arcas había dispuesto fabricar con ella realillos de moneda usual.

Todos contentos, un rey que paga, que tiene plata y que los dejará en la estacada frente al enemigo, a la primera ocasión adversa. Total le costaba el señoreaje de trescientas mil libras de plata ¿Qué es eso para comprar una corona?

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