Los muertos de Septiembre de
1714.
Era ayer que hablaba del Fossar de
Las Moreras y de el trato trivial que le otorga Víctor. Hace unos días penetraba
yo al barrio de Gracia, por la calle Argüelles, personaje desaparecido del callejero municipal.
Hoy me proponía visitar la calle Capmany.
Concretamente la Calle de Antonio de Capmany y Montpalau. <Dice Víctor que antiguamente
se llamaba Arné. Es la que cruza de los Encantes al Paseo de Isabel II por
entre los grandes edificios de La Lonja y San Sebastián.>
Bueno tenemos un problema, La
lonja si sabemos donde está. Los
Encantes ya es otro tema. Según parece, cuando aun no había muelle ni tampoco
la muralla de mar. Era esta zona una playa abierta con una hilera de arcos o
bóvedas llamados voltas del guayte. Es decir arcos del vigía o vigilante. En
cuanto al nombre de Encantes se les atribuye a celebrarse en esa zona y en la Calle
Consulado, detrás de La Lonja, subastas de muebles ropas algo que duró hasta bien
mediado el siglo XIX. Porque en catalán vender en subasta es encantar. (Venda
pública d’objectes a qui en dóna més.)
Por la ubicación y años queda claro que esta calle cruzaría los actuales
arcos -donde se halla el Restaurante Siete Puertas-. Hoy Don Antonio Capmany
tiene su calle lejos, se halla en Badal junto a la estación de Metro Mercado Nuevo.
¿Quién era Antonio de Capmany y
Montpalau? Esto es más sencillo, sabemos que fue: Militar, filósofo, escritor, historiador,
economista y político catalán en España. Fue diputado en las Cortes de Cádiz
por su provincia Barcelona donde había nacido en 1742.
Propuso, que las cortes
prohibieran a los diputados aceptar empleos y honores (es decir a labrarse la
jubilación desde el cargo) Fue ponente de La Constitución y un ilustrado
moderado.
Colaboró con Olavide, y propuso
repoblar Sierra Morena con familias europeas y dicen que llevó u ofreció llevar payeses
y menestrales de Cataluña a las nuevas poblaciones en esa serranía. Se entiende
que porque eran un valor y por que el estatus de los nuevos colonos era bueno.
Perteneció a la comisión que puso
en marcha el diario de sesiones. Perteneció al grupo de trabajo que diríamos
hoy del la ley de libertad de imprenta. y un Amplísimo etc. Murió en Cádiz durante
una epidemia en 1813, sus restos
volvieron a Barcelona en 1848, y vagaron y vagaron sin encontrar acomodo
durante muchos años.
Hoy el ilustrísimo pediatra que
tenemos como alcalde y que no le llega a la altura del zapato a ninguno de los
padres de la patria catalana, (dicho sea de paso como cualquiera de sus
compañeros de uno u otro partido) ha decidido acabar, se supone que por
ignorancia, con el último recuerdo de Capmany, el cartel de Plaza de la
Constitución que hay en la fachada del ayuntamiento.
¿Qué relación tiene este cartel con nuestro prohombre? Muy simple fue Capmany, quien propuso una ley que obligara a todos los pueblos de España a tener en su plaza principal un cartel constitucionalista. Porque ilustrado, liberal moderado, gran conocedor de nuestra historia Capmany deseaba una constitución uniforme que sin olvidar particularidades nos empujase por un camino común de convivencia.
¿Qué relación tiene este cartel con nuestro prohombre? Muy simple fue Capmany, quien propuso una ley que obligara a todos los pueblos de España a tener en su plaza principal un cartel constitucionalista. Porque ilustrado, liberal moderado, gran conocedor de nuestra historia Capmany deseaba una constitución uniforme que sin olvidar particularidades nos empujase por un camino común de convivencia.
Entendéis ahora porque es más
cómodo homenajear a los muertos
anónimos. Es sencillo los muertos anónimos no hablan. Se les puede usar como
debe en una hipotética factura, se le puede pedir al pueblo en su nombre
parecido sacrificio.
Otra cosa es enfrentarse con un Capmany Arguelles Olavide o un Jaime Creus Martí el mataronés que fue presidente de esas mismas cortes que aun siendo absolutista, obispo de Mallorca, y arzobispo de Tarragona, haría palidecer en cultura y saber a cualquiera de los mindundis que hoy ocupan escaños.
Otra cosa es enfrentarse con un Capmany Arguelles Olavide o un Jaime Creus Martí el mataronés que fue presidente de esas mismas cortes que aun siendo absolutista, obispo de Mallorca, y arzobispo de Tarragona, haría palidecer en cultura y saber a cualquiera de los mindundis que hoy ocupan escaños.
Vivan los Muertos de 1714, vivan
los muertos que no afean por comparación a nuestras actuales lumbreras. ¡Sus
muertos! Nuestros prohombres y las actuales miserias!
1 comentario:
Supongo que a estas alturas nadie duda que mi amigo Víctor es el político historiador escritor y poeta.Víctor Balaguer de su mano y de sus obras he recorrido algunas "Calles de Barcelona" sin limitarme a copiar, es decir añadiendo citas y reflexiones propias. Ya he dicho que Victor es como historiador honesto. No interpreta los hechos solo los reproduce. Hay veces que las citas se contradicen o dejan en evidencia su falsedad. Que se le vamos hacer.
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