martes, 20 de agosto de 2013

Los Muertos de 1714.



Los muertos de Septiembre de 1714.

Era ayer que hablaba del Fossar de Las Moreras y de el trato trivial que le otorga Víctor. Hace unos días penetraba yo al barrio de Gracia, por la calle Argüelles, personaje desaparecido  del callejero municipal.

Hoy me proponía visitar la calle Capmany. Concretamente la Calle de Antonio de Capmany y Montpalau. <Dice Víctor que antiguamente se llamaba Arné. Es la que cruza de los Encantes al Paseo de Isabel II por entre los grandes edificios de La Lonja y San Sebastián.>

Bueno tenemos un problema, La lonja si sabemos donde está.  Los Encantes ya es otro tema. Según parece, cuando aun no había muelle ni tampoco la muralla de mar. Era esta zona una playa abierta con una hilera de arcos o bóvedas llamados voltas del guayte. Es decir arcos del vigía o vigilante. En cuanto al nombre de Encantes se les atribuye a celebrarse en esa zona y en la Calle Consulado, detrás de La Lonja, subastas de muebles ropas algo que duró hasta bien mediado el siglo XIX. Porque en catalán vender en subasta es encantar. (Venda pública d’objectes a qui en dóna més.)  Por la ubicación y años queda claro que esta calle cruzaría los actuales arcos -donde se halla el Restaurante Siete Puertas-. Hoy Don Antonio Capmany tiene su calle lejos, se halla en Badal junto a la estación de Metro Mercado Nuevo.

¿Quién era Antonio de Capmany y Montpalau? Esto es más sencillo, sabemos que fue: Militar, filósofo, escritor, historiador, economista y político catalán en España. Fue diputado en las Cortes de Cádiz por su provincia Barcelona donde había nacido en 1742.

Propuso, que las cortes prohibieran a los diputados aceptar empleos y honores (es decir a labrarse la jubilación desde el cargo) Fue ponente de La Constitución y un ilustrado moderado.

Colaboró con Olavide, y propuso repoblar Sierra Morena con familias europeas y dicen que llevó u ofreció llevar payeses y menestrales de Cataluña a las nuevas poblaciones en esa serranía. Se entiende que porque eran un valor y por que el estatus de los nuevos colonos era bueno.

Perteneció a la comisión que puso en marcha el diario de sesiones. Perteneció al grupo de trabajo que diríamos hoy del la ley de libertad de imprenta. y un Amplísimo etc. Murió en Cádiz durante una epidemia  en 1813, sus restos volvieron a Barcelona en 1848, y vagaron y vagaron sin encontrar acomodo durante muchos años.

Hoy el ilustrísimo pediatra que tenemos como alcalde y que no le llega a la altura del zapato a ninguno de los padres de la patria catalana, (dicho sea de paso como cualquiera de sus compañeros de uno u otro partido) ha decidido acabar, se supone que por ignorancia, con el último recuerdo de Capmany, el cartel de Plaza de la Constitución que hay en la fachada del ayuntamiento.  

 ¿Qué relación tiene este cartel con nuestro prohombre? Muy simple fue Capmany, quien propuso una ley que obligara a todos los pueblos de España a tener en su plaza principal un cartel constitucionalista. Porque ilustrado, liberal moderado, gran conocedor de nuestra historia Capmany deseaba una constitución uniforme que sin olvidar particularidades nos empujase por un camino común de convivencia.

Entendéis ahora porque es más cómodo  homenajear a los muertos anónimos. Es sencillo los muertos anónimos no hablan. Se les puede usar como debe en una hipotética factura, se le puede pedir al pueblo en su nombre parecido sacrificio.
Otra cosa es enfrentarse con un Capmany Arguelles Olavide o un Jaime Creus Martí el mataronés que fue presidente de esas mismas cortes que aun siendo absolutista, obispo de Mallorca,  y arzobispo de Tarragona, haría palidecer en cultura y saber a cualquiera de los mindundis que hoy ocupan escaños.

Vivan los Muertos de 1714, vivan los muertos que no afean por comparación a nuestras actuales lumbreras. ¡Sus muertos! Nuestros prohombres y las actuales miserias!

1 comentario:

Vasdelao dijo...

Supongo que a estas alturas nadie duda que mi amigo Víctor es el político historiador escritor y poeta.Víctor Balaguer de su mano y de sus obras he recorrido algunas "Calles de Barcelona" sin limitarme a copiar, es decir añadiendo citas y reflexiones propias. Ya he dicho que Victor es como historiador honesto. No interpreta los hechos solo los reproduce. Hay veces que las citas se contradicen o dejan en evidencia su falsedad. Que se le vamos hacer.