Se
imponía una recapitulación y planificar el siguiente viaje de
Laura.
Unos
días de reflexión, concluyeron aquel primer periplo por el
infierno.
Cuando
se hace un viaje y mas cuando se viaja a pie, como lo exige el
protocolo de centauro, se adquieren nociones y vivencias nuevas.
Hoy
se viaja a tontas y a locas, con poderosos medios de transporte, que
tienen el defecto de arrojar al viajero a sus antípodas en breves
horas.
Así
el viaje no es didáctico, se arranca al individuo como si fuese una
planta sacada del semillero y se siembra a kilómetros de su casa en
otro ambiente en el que cuidadosamente se ha imitado su hábitat.
El
viajero encuentra las mismas hamburguesas pizzas o el mismo döner
kebab. La veintena de tiendas que como Louis Vuitton o Carolina
Herrera juegan a extender el ensueño de una aldea global.
Si
el nacionalismo era una enfermedad que se curaba viajando como decía
Baroja (el nacionalismo viajando y el carlismo leyendo). Hoy
lo de viajar es mucho más anodino. Ya no viajamos como Azorín Pla o
Cela. Viajamos en un
vuelo
barato a un destino adocenado.
Azorín
tenía un mundo en Castilla. Pla viajaba a pie por su Ampurdán, y
Cela hacía un universo de la Alcarria.
Porque
viajar aunque solo suponga alejarse unos kilómetros del terruño
ayuda a percibir otras realidades.
El
viaje de Laura, como ya habéis supuesto es interior. Un viaje
profundo a la creencia, un viaje a los cimientos del individuo.
La
técnica del viaje es sencilla tan sencilla que es difícil. Es leer
a dúo,un texto clásico. Mejor que sea muy conocido y pasto de los
exegetas durante varios siglos.
Los
individuos, a pesar de ser diferentes, crecemos como ese plantón del
que hablaba antes en un semillero. Un semillero de creencias de
prejuicios (porqué no confesarlo) algo que tiende a hacerlos
homogéneos. Una cultura, solo es una alberca de gestos y números.
De ritos y como decía Freud de prohibiciones de vetos.
Por
eso aunque se presuma poca diferencia hay que buscar lecturas, que
por el tiempo pasado desde que escribieron, se supone que se puede
encontrar visiones con diferentes perspectivas.
El
viaje centauro te conduce a revisar los cimientos lo que otros llaman
subconsciente, te lleva directamente a cuestionar cada una de las
piedras de tu edificio. Pero sobre todo te lleva a comparar tu hoy y
tu experiencia con lo que eran realidades de otros tiempos.
Laura
respondió muy bien. Enseguida con gran pericia, aprendió a manejar
sus fieras internas. Cuando un lobo, una pantera o un gorila
atenazaba su personalidad Laura lo dejaba sin fuerza.
Pequeño
sentimiento, a fuerza de ser recurrente pensando y repensado
se
hace mayor hasta que termina en lo obsesivo.
Los
monstruos internos viven en y de nuestro pensamiento a costa de
nuestra energía nerviosa. No son otra cosa que la sublimación de
hábitos y vicios.
Una
retraso en detener una conducta cómoda -pero perjudicial- termina
por instalarse como respuesta automática, como reflejo. Mas tarde
puede tomar esa forma animal que yo le había subrayado en el
Infierno Dantesco. Termina por esclavizar la mente y ni siquiera eres
consciente de ello. Todo son estereotipos. Los hombres las mujeres
los gitanos o los suecos...
El
Alma:
Hacemos
un alma con grados, con niveles. Distribuciones categóricas
Si
las plantas tienen alma -yo así lo creo- su alma es el principio
vegetativo.
-¿Animales
tienen alma? Es el principio que da forma y organiza el dinamismo
vegetativo, y sensitivo de la vida.
-¿Hombre
tienes alma? Entonces ella organiza el dinamismo vegetativo,
sensitivo e intelectual de la vida.
-¿Centauro
tienes alma? Si, mi credo dice que es un destello arrancado del
principio de principio de principios. El alma centaura te permite
indagar lo vegetativo sensitivo y lo intelectual. Buscar la razón de
razones. A la luz del alma todo cambia y todo es lo que es y no lo
que parece.
¡Uf!
A ver como se lo explica Laura a sus futuros alumnos; porque yo, que
se lo explico a ella, poco lo entiendo. El alma es un sentimiento
abstracto pero no subjetivo. En lo subjetivo entra la educación la
cultura. Aunque sé que lo siento.
He
eliminado en esta historia, y de común acuerdo con Laura toda la
parte relativa al gorila. Zoomorfosis mental tejida sobre el abandono
de su cónyuge y su posterior divorcio.
Son
cosas a las que obliga el juramento centauro. Algo parecido al
juramento hipocrático. En nuestro caso mucho más duro. Allí donde
los discípulos de Galeno hablan de no revelar lo que sus ojos vean,
nosotros leemos lo que nuestra imaginación crea para uso exclusivo
de nuestros pupilos.
Por
encima de la ética, hay una razón mucho mas grave. Esta es que la
simbólica usada no tiene el mismo valor para cada individuo. No es
lo mismo el gorila de Laura, que el que pudiera crear otra persona
para sí.
Solo
vagamente se pueden usar arquetipos como el escarabajo pelotero del
que hablaba ayer. Y aun así, al interpretarlos como propios, se
termina por ponerles apellido. El escarabajo, que amasa fortuna, como
bola de excremento para depositar allí los huevos de la siguiente
generación, no tiene el mismo sentido particular en distintos
sujetos.
El
arquetipo pelotero no es el mismo para un político para un
empresario o para un banquero. Por eso os advierto que esta narración
aparece mutilada u difuminada en ese aspecto.
Originalmente
debía representar Al Poeta Dante ante Las Puertas del Infierno.
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Durante
aquellas esperas mi situación, era horrible. Ahora leo que escribí:
No
tengo apetito y duermo poco, sin embargo, mi estómago está bien. El
sueño llama a mi puerta a horas raras. La sensación de dolor y
soledad son insufribles.
Mi
debilidad es tan grande, apenas puedo hacer vida normal. Se diría
que deliro. El desasosiego me hace caminar kilómetros y kilómetros
sin rumbo.
Andar...
pasear por la ciudad y escribir en cualquier sitio sobre cualquier
objeto. Servilletas de bar tarjetas de transporte público cualquier
cosa.
No
puedo apartar de mí las preocupaciones estará bien ella. Las ideas
acuden como enjambres de abejas, me pican me espolean.
Me
quejaría a Dios de mi estado y sufrimiento. Si hubiese uno o varios
de esos dioses de esos que inventan las religiones. Dioses a los que
se soborna con un sacrificio. Con los que se chalanea con una
limosna. Esos cuyo clero vende un cielo o un infierno en incómodos
plazos. Como quien compra una parcela edificable.
Yo
soy de Dios tengo parte de la chispa divina que creó todo. Pero eso
de parte es una forma de hablar. La chispa, la luz, el verbo, no
tienen partes son y ya está.
Tampoco
tienen tiempo, es un presente continuo. Como voy a sobornar a Dios
para que me de en el futuro... si para el no hay futuro.
Dios
el verbo la chispa es presente. ¿Quién eres? Ego sum qui sum -Soy
el que soy- soy en mi ser. Como contestó la zarza ardiente a Moisés.
Yo
participo de ese ser, y otra vez la soledad del ser y Laura. Laura es
mi hija ahora espiritualmente es mi hija. Y es mi amante y es mi
compañera.
Todo
mi esfuerzo es para ella para empujarla por el camino del ser. Pero
hasta que ella llegue a su eclosión yo estoy solo, sin hijos, sin
amigos, médico ni sacerdote, sin nadie. Solo yo y mi soy esperando
al suyo.
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