Siempre
he dicho lo que pienso, aun a riesgo de no resultar grato. Pero yo
tengo un compromiso de honor hasta con mis estupideces.
Y
ante la situación política, donde ante lo majadero del estado de
cosas al rey le ha quedado la difícil situación de hacer encaje de
bolillos (por eso de lo majadero "majaderillo") es hora de poner en negro sobre
blanco que ninguno de los partidos y políticos representados en Las
Cortes tiene ni la inteligencia social (otros dirían emocional) para
pilotar el estado.
Es
obvio que España necesita una segunda transición, un segundo
periodo constituyente que nos ofrezca un cambio en las leyes y en los
usos. Una ley que sancione de por vida al político corrupto. Una ley
que establezca nuevas simetrías entre las comunidades. Pero sobre
todo ello una ley que garantice la limpieza en los procesos
políticos.
Y
allí está ahora Felipe VI, al que la actual constitución le otorga
la responsabilidad y la autoridad para construir el edificio de la
legislatura. Edificio (monumento nacional mas bien) para el que las
urnas solo le ofrecen cascotes y material de deshecho. Analizados uno
a uno los ilustres próceres que han llegado a la meta Felipe sabe
que no puede poner la mano en el fuego por ninguno de ellos. No
tienen, y perdón por usar estas voces del boxeo, ni la cintura para
fintar en el cuerpo a cuerpo ni mucho menos son buenos fajadores para
soportar los golpes que la corrupción en la que han incurrido sus
huestes y que será un duro castigo para todo hijo de vecino, de
vecino de Moncloa.
Parece
pues que el monarca debería valorar la posibilidad de confiar en
gobierno a un nombre, a un hombre de fuera del espectro. A mi se me
ocurren varios. Tal vez por la derecha valga un Miguel Ángel Revilla
por lo claro que dice las cosas y por la izquierda Un Javier Solana
que es de lo poco no solo no salpicado por el lodo de recientes
corruptelas sino que une una trayectoria internacional suficiente y
sólida.
En
fin majestad que es hora en alguien fuera del corral, o en repetir de
urnas porque de lo que hay mejor entre lo que le ofrecen no hay la
menor garantía de solidez ni de capacidad.
Ahí
queda eso.