lunes, 25 de noviembre de 2013

Con Pepe Valls y Mercedes en el Restaurante

He ido a comer al Restaurant. Mucho tiempo hace que se usaba así como galicismo. Depués se españolizó por restaurante el DRAE dice que es una antigua forma del participio activo del verbo restaurar. Bueno así puede que sea mejor, mas lo dudo. A los españoles siempre nos ha gustado darnos importancia haciendo cosas vulgares con nombre extranjero.
El restaurante o Restorant era el culmen de la idiotez. Había en esos sitios un pincerna, un maître, camarero ayuda de camarero, y sumiller que escribíamos sommelier. También había un écuyer tranchant, Maestro trinchador, el encargado de partir las viandas tal vez el artista que desespinaba el pescado o pelaba el marisco.
Recuerdo, haber visto actuar uno en el Restaurante del Aeropuerto, cuando lo de ir en avión era un lujo. Con que habilidad me desnudó tres cigalas y dos langostinos, que venían en el arroz. Como los puso a banda separados del resto de la paella por una cucharada de somarraet. 
En fin eran otros tiempos, ahora McDonals es un restaurante ¡Qué horror
A mi a eso de los restaurantes me aficionó el tío Santi, el era de los de propina larga y por eso conocía bien todas las funciones de la restauración. Así luego las premiaba y comentaba.
Recuerdo que un día encomiaba el buen hacer de un sommelier o summilleur, lo hablaba ante un cuñado suyo, que era escéptico y tacaño, que siempre le parecía que era gastar mucho cualquier gasto en cocinaza y vinazo.

Este otro era de la teoría que sommelier derivaba de sueños, porque era el mozo encaragado en hacer soñar a la clientela aromas y evocaciones en el vino que nunca habían estado allí. Solía tomar entre sus manos una copa balón, la llenaba con un tinto peleón y una generosa dosis de gaseosa y se extasiaba contemplando el juego de rojos afrutados, luego como un autentico conocedor hacía girar un poco del vino por sus fauces, para detenerse en esa fragancia de roble francés fruto de una esmeradísima crianza...
Un día un químico vino a darle la razón en lo tocante al vino. Había trabajado en una bodega en que elaboraban el crianza a base de hacer una infusión en viruta de roble. Primero acudían al tonelero o fabricante de puertas más próximo, compraban una buena provisión de virutas y serrín de madera noble. Luego todo consistía en almacenar el vino con las virutas. Y avisar del agradable contraste de los taninos de la barrica, con el floral apagado de esa cosecha. Listo.

En eso estaba me cabeza, mientras esperaba al resto de amigos. Me había pedido, un cardenal, ¡Qué buenos los hacían en La Puñalada! Un Cardenal es un Martini Dry (nada que ver con la firma italiana) hecho con Campari en vez el vermú que ponía el señor Martini
Bien estaba yo paladeando ese gozo, cuando he divisado una periplaneta americana, con rapidez, se ha hecho dueña de un pequeño bloc de notas, supongo es la forma a la antigua de apuntar las consumiciones de la barra.

Recuerdo una aventura con un familiar suyo, también en un restaurante. Estaba yo comiendo un plato de pasta, cuando casi al final de mismo descubrí una pelirroja de esas entre los espaguetis. Recuerdo que tomé unos bastoncillos de pan que había sobre la mesa. Partí uno por la mitad la acomodé en el centro, le puse seis a modo de cirios tres a cada lado y dibujé una cruz con un resto de salsa. Cuando llegó el camarero casi se desmaya. Le pregunté en tono glacial, que como se llamaba la especia esa, debía ser la que a mi me faltaba en mi boloñesa.

Hoy ha sido diferente he tomado la libreta, la he mantenido apretada, cuando ha llegado el barman la he abierto, he mirado inquisitivamente el contrabando. Me he oído a mi mismo preguntar por la fecha de caducidad. Y he salido del bar antes de que me contestaran. Me he ido sin pagar el cardenal no está mal después de todo.
Luego he llamado a Valls pero ha sido tarde mucho mas tarde, cuando ya he supuesto que el y su señora ya estaban sentados a la mesa. Me he disculpado, un cliente pelma de ultima hora... que tal si tomamos café un poco más tarde en... en... bueno cerca del despacho.
Hemos quedado, a Mercedes la hacía ilusión verme, a mi también verla a ella, Mercedes es compañera de la facultad. Se que le gusta mucho ir a ese restaurante, es en cierto modo el suyo, allí formalizaron su noviazgo. Se que ahora salen poco Pepe Valls es arquitecto y su economía se ha resentido con la crisis.
Cuando han llagado al café Mercedes estaba radiante. Se la veía feliz. Como iba yo a estropearle una comida con su marido y menos por una cucaracha.
Los Valls siempre han sido muy escrupulosos, razón de más con los tiempos que corren se que han tenido que desayunarse algún sapo.
No era para romper el hechizo de su restaurante.
En fin cada día me vuelvo más sentimental.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Anna Vila dice pas de douleur



He salido a ver la viña que hay detrás de mi casa. Anna Vila me ha invitado con sus palabras, tiene razón ya no queda herrumbre en las viñas. Solo sarmientos esperando el podón, mas no queda allí la cosa, luego esperarán la lumbre para dar a la carne un aroma entre ahumado y caramelo. A la carne la regará el mismo vino que nació de la uvas que crecieron en sus pámpanos.

Un vino joven de color cereza fuego y la carne cualquier cosa traída del super, pollo conejo y hasta cordero. Pero no habrá chorizo criollo, ni matambre, ni entraña.

Esta mujer se empeña en haceme pampero, a mi que tengo el tuteo presto y nunca voseo.

Pues mira yo le haré un corazón desierto, latifundio del viento, donde las hierbas se ondulan como un mar sin barcos yerto. ¿Porque tengo esa imagen equivoca?  No sé, supongo que porque escribe en francés, el francés es como un viento, una lengua para susurrar, por eso deben creer los gabachos que es la lengua del amor. Pero no es cierto el amor es... usa el lenguaje de los sordomudos. El amor siempre son gestos.
He vuelto de la viña pensando en ello. Ya en franca noche, con dificultad para orientarse, para ver y sin embargo pensando en el amor. Claro el amor es ciego, el amor es un cupón te toca lo que te toca, no hay terminación ni reintegro. Ya está un solo premio un solo sorteo.

He vuelto al paso cantando entre dientes algo de Édith Piaf. Algo con una erre gutural, hubo un momento en que creía que el amor era lo que cantaba la Piaf. Después pasé al magreo tango argentino, un coito interruptus perpetuo un pasar a la pareja como una gran pastilla de jabón mientras la voz pesimista desgrana miserias. Corrientes 348... Caminito joder como voy a ser argentino si nunca amé las miserias del amor ni siquiera las del sexo.

El amor es todo imaginación tengo una vecina que es machota, encargada en una empresa de instalaciones y montajes. Hecha a discutir con tíos y hacerlos pasar por el aro. Un día me insinué le deje traslucir amores. No se si no lo percibió, tal vez no atendía el rol de hembra. Creo que es eso, luego yo mismo me sorprendía, como es posible que alguien encuentre encantos en ese cardo borriquero.

Volveré a Anna Vila, que me quiere pintar un corazón desierto pampero... Uf Moisés tardó cuarenta años en cruzar un desierto. Eso debe ser aplicar la selección natural a un pueblo. Como pasar un corazón desierto, supongo que las ideas febles deben morir en el empeño.

He vuelto de la viña con barro en los zapatos y olor de otoño en el cuerpo, y ahora tengo que navegar por un desierto.

jueves, 21 de noviembre de 2013

En el espejo de un Dorian Gray



Dicen que en el origen en -El retrato de Dorian Gray- había un reloj en un espejo... donde las horas transcurrían al inverso.

Pero siempre el mito fue igual; inmóvil en el tiempo, hasta retroceder en el. Todos los cuentos contemplan el mismo supuesto, nadie pierde el conocimiento adquirido.

No es posible ser viejo sin tomar razón a la memoria.  No es posible saber dónde se está si no se sabe a dónde se pertenece. Es un mapa mental de la existencia, que cada ser humano dibuja en su pellejo, su huella dactilar su impronta propia.

Pero pensar. No nos es dado cambiar lo hecho, los errores quedan atrás escritos en nuestro libro de la vida. En nuestro pergamino. Nuestro pellejo.

Lo máximo a que aspirar se puede, es a no repetir los desaciertos. Dorian y pasar a otro a la inversa que en el vudú que no enseña el cine el pecado y el dolor de nuestros actos.

El Dorian Gray no es como pretenden un irresponsable con sus actos. No es un político al uso que culpa a la circunstancia de los daños que inflige a su pueblo. Es un ser, como en la novela de Oscar Wilde, un ser abyecto y malo. Un ser, que antepone sus deseos a los otros humanos.

Verdad que visto así... homo homini lupus... la maldad está en el hombre en su entenderse, en ser el prepósito sobre lo ajeno.

Había un cuadro un Dorian Gray en que se veía un espejo y en el, reflejado un reloj. Un reloj que corría al inverso.   Una quimera un sueño, la sucesión de sucesos siempre reclama un vector una flecha del tiempo del acto a la consecuencia. Nunca al inverso.


martes, 19 de noviembre de 2013

Hagan juego...

El casino era enorme, ocupaba todo lo que la vista podía abarcar. Había jugadores en todas las salas, pasillos, corredores y hasta en las terrazas y jardines.
Todos hacían juego, las normas eran claras, solo se podía jugar lo que estaba a la vista. No se aceptaban créditos ni pagarés. El jugador podía apostar resto contra la mesa o contra la banca, la banca nunca perdía su condición de banca. Era la única que podía tomar créditos de otros jugadores. Aunque por regla general, nunca jugaba. Se limitaba a repartir el juego y llevarse un tanto por cien de las ganancias.
El enemigo a batir eran los demás jugadores y sus respectivas fortunas. Es decir sus respectivas rachas de suerte.

Había jugadores de todas las edades, núbiles, provectos y aun aquellos que la senectud aureolaba claramente de decrépitos, carcamales. Solían estos últimos tener sus corros cerrados. Los había que visitaban el casino asiduamente desde hacía más de setenta años. Todos tenían en común la mirada fría gris impersonal, como las pupilas con telilla sufusión y cataratas. Vista cansada. Todo un repertorio de patologías propias de la vejez.

Pero allí seguían pidiendo cartas envite tras envite, mano tras mano.
Alguna vez se montaba algún alboroto, pero raramente en sus mesas, eso era cosa de chicos vocingleros, de malos jugadores ventajistas y fulleros.
Estos últimos duraban poco, los tramposos eran expulsados sin contemplación, se rumoreaba que había habido algún caso en que un tramposo había conseguido mantener sus malas artes durante tiempo indefinido. Pero era una leyenda, El Casino que lo sabía todo, negaba cualquier pacto con la trampa, con el cohecho.

Entonces me fijé en mi compañero de mesa era un anciano que podía haber sido un hombre respetable en otro tiempo. Ahora pálido, demacrado, mal vestido, no era ni la imagen de un Petronio ni tampoco daba la impresión de un prócer. Miró sus cartas con su cara seca atarazada acercó los naipes a sus ojos buscando un correcto enfoque. Los dejo sobre la mesa y espero su turno para hablar. Voy con mi resto dijo entonces, un rumor sordo agitó a los concurrentes hasta de las mesas próximas se acercaron curiosos.
Se mostraron las jugadas, poco a poco. Yo había pasado el anciano destapó su combinación cuatro ases y un rey ¡Difícil de superar! Así fue había ganado el viejo temblaba con la emoción contenida.
Ganador ¡ganador por una vez! Ahora que su resto era casi nulo, diez óbolos. Si al menos hubiera en sus tiempos mozos. Se levantó de la mesa diciendo. Me retiro, nunca antes había tenido una jugada así.
Es tan tarde... todos sonrieron, la banca anunció otra mano, esperaban una sentencia una frase. La banca dijo a mi no me miren yo soy la vida doy las cartas como vienen. Hay quien para echar un resto espera toda la existencia, hay quien juega la vida por la vida. Pero yo no hago nada especial, solo reparto cartas el apostar o no es cosa suya.
¡Hagan juego señores hagan juego!

domingo, 17 de noviembre de 2013

La Dueña de Retrete



Érase una dueña de retrete, que feliz con los gajes de su cargo. Decidió ahorrar poquito a poco utilidades de su trabajo.

Fijarse que digo dueña de retrete, nunca dueña de tafanario. Pero es así, que si, que si, que a poco se confunde retirarse, con el estar cagando.  Y es que los grandes de la tierra aquellos que disponen de retrete y hasta de dueña, en sus retiros, en soledad, parece siempre que la estén cagando.

Pues bien ahorró y ahorró la dama y también lo hizo que en menos de un año tenía la crema imagen del poder, cagando. Entonces que hizo la traidora puso en internet un gran anuncio

¡CURAMOS EN UNA SOLA SESIÓN ACOMPLEJADOS!

El cómo es sencillo, imagine usted al jefe de gobierno con los pantalones bajos. Y porque no a la alcaldesa la diputada y la teniente-alcalde con las bragas a la altura del tobillo y apretando.

Murió la dueña de retrete y dejo como herencia un legado por eso en Cataluña se venden desde entonces en ferias navideñas figuras de esas te pillé cagando.

Pero si son políticos los que su imagen prestan, al prosaico ninot  bragas abajo, mejor fuera ponerlos en la cara del Tió y correrlos todos a escobazos.