Érase una dueña de retrete, que feliz con los gajes de su
cargo. Decidió ahorrar poquito a poco utilidades de su trabajo.
Fijarse que digo dueña de retrete, nunca dueña de tafanario.
Pero es así, que si, que si, que a poco se confunde retirarse, con el estar
cagando. Y es que los grandes de la
tierra aquellos que disponen de retrete y hasta de dueña, en sus retiros, en
soledad, parece siempre que la estén cagando.
Pues bien ahorró y ahorró la dama y también lo hizo que en
menos de un año tenía la crema imagen del poder, cagando. Entonces que hizo la
traidora puso en internet un gran anuncio
¡CURAMOS EN UNA SOLA SESIÓN ACOMPLEJADOS!
El cómo es sencillo, imagine
usted al jefe de gobierno con los pantalones bajos. Y porque no a la alcaldesa
la diputada y la teniente-alcalde con las bragas a la altura del tobillo y
apretando.
Murió la dueña de retrete y dejo
como herencia un legado por eso en Cataluña se venden desde entonces en ferias
navideñas figuras de esas te pillé cagando.
Pero si son políticos los que su
imagen prestan, al prosaico ninot bragas
abajo, mejor fuera ponerlos en la cara del Tió y correrlos todos a escobazos.
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